La desintegración de los restos del Titanic, hundidos en las frías aguas del Atlántico Norte desde hace más de 100 años, puso a los científicos deOceanGate Expeditions, que documentan y estudian el naufragio, en un apuro. Las proyecciones científicas calculan que las bacterias del lecho oceánico habrán hecho desaparecer los restos en 30 años.
Es por eso que para acelerar sus investigaciones, desde Ocean Gate abrieron convocatorias para comprar lugares junto a las tripulaciones de especialistas en sus misiones en altamar al Titanic. Con esto, esperan conseguir financiamiento de turistas acaudalados, lo que les permitiría continuar documentando la descomposición del barco y la manera en que la fauna marina hace de él su hogar.
El precio para ser Especialista de misión (Mission Specialist), el término con el que OceanGate llama a los integrantes de sus equipos, es de U$S125.000. Pero participar de la misión no va a depender solamente del dinero, sino que es necesario aplicar antes para el puesto. De cualquier manera, la primera misión ya está confirmada, y será el 5 de julio, aunque desde la compañía anunciaron que harán 18 viajes más.
Quienes sean seleccionados tendrán toda una aventura: el viaje va a comenzar en el barco de la compañía, el Horizon Arctic, que zarpará de San Juan de Terranova “en algún momento de este año”, durante el verano del hemisferio norte. Durante los diez días que demorará en llegar a la zona del naufragio, los especialistas de misión serán entrenados en las tareas que realizarán junto a los otros miembros del equipo, y compartirán con ellos el día a día sobre el barco.
Durante este viaje inicial, los seleccionados verán sobre la cubierta del barco al Titán, como fue llamado por sus creadores el submarino que la compañía estrenará para recorrer el área que guarda los restos del Titanic. Dentro del Titán, los turistas podrán ocupar uno de los cinco lugares habilitados para la tripulación y descender en un viaje submarino hacia uno de los naufragios más famosos del mundo, cuándo aún se lo puede ver.
En este momento único, no estarán exentos de tareas: deberán colaborar con la tripulación en el correcto registro de las zonas del barco que recorran, anotando de qué manera las especies oceánicas readaptaron los pasillos y habitaciones del barco hundido el 4 de abril de 1912.
Un rápido decaimiento
Las mismas imágenes del barco que verán los turistas son las que justifican su presencia en la embarcación: las bacterias del agua marina han creado agujeros en el casco de la nave y degradado varias de sus paredes, exponiendo pasillos y secciones interiores de lo que alguna vez fue la embarcación más grande construida por el hombre.
Hasta hoy, sólo 200 personas descendieron los más de 3000 metros que separan al naufragio de la superficie y visitaron los restos del barco. Las últimas imágenes mostraron la degradación de numerosas partes, así como la caída del puesto de vigía desde el que se vio por primera vez el iceberg, y la barandilla de proa contra la que los tripulantes del barco de línea se apostaban para observar el océano en su viaje fatal de Southampton a Nueva York.
Victor Vescovo, uno de los exploradores involucrados en los últimos descensos a la nave, en 2019, hizo su análisis de la situación para la revista Time: ”El naufragio estuvo ahí abajo por 107 años expuesto a corrientes fuertes y agua salada, así que no es un asunto de si, sino de cuándo, el océano va a reclamar el banco completamente”.
Fuente: Clarín