Postal de entre semana en Avenida Corriente: nombres fuertes en las marquesinas, público de todas las edades
Cualquier consumidor va a un supermercado y se topa con una imagen clara de la situación actual: aumento de precios de la mano de la pérdida de poder adquisitivo, caída del consumo, muchas segundas marcas y faltante de productos. En la cartelera comercial de Buenos Aires, la foto es decididamente otra: caminar por calle Corrientes es encontrarse con todos los títulos premium habidos o por haber, variedad de precios (desde el mundo VIP al mundo promo), las figuras más convocantes y las marquesinas llenas de propuestas para todos (y todas). Y sin embargo, paradójicamente o no, esta cartelera tan esplendorosa despliega sus ofertas de tentaciones mientras en el circuito comercial, en lo que va del año, se redujo un 23 por ciento la venta de entradas en comparación con el mismo período de la temporada pasada. ¿Puro contrasentido?
Según los que saben del tema, para entender la panorámica de las grandes marquesinas de la avenida más porteña de todas en tiempos de achique hay que reparar en 2023, temporada de alto vuelo. Tomando cifras de hasta fin de noviembre de Aadet, la cámara que congrega a productores y dueños de sala de la escena comercial, los casi cuatro millones de espectadores de dicho año representaron la mayor audiencia de las últimas siete temporadas. Esa marca implicó un crecimiento del 44 por ciento en relación con 2022. La cantidad de espectadores promedio por función fue la más alta de los últimos cinco años. Fue el año de Casados con hijos, que marcó un récord de público en la historia de las temporadas de teatro de verano con 195.000 entradas vendidas; y el de Matilda, propuesta que hizo explotar la avenida Corrientes durante las vacaciones de invierno, convocando la friolera de 140.000 espectadores. Pero también el del estreno de Tootsie, otro verdadero tanque que sigue dando batalla y que, en las últimas estadísticas de audiencia, ocupa el tercer lugar entre los títulos más vistos de la semana pasada.
La actual temporada se inició con una producción de Disney, La caja mágica. A la que a los pocos días se le sumó la vuelta de Tootsie como la de Piaf. De Mar del Plata, llegó la obra de Martín Bossi y El beso, la comedia más vista durante el verano, y para las vacaciones de invierno estaría por llegar Fátima Florez al Luna Park. En medio de esta panorámica, tres propuestas muy disímiles entre sí, como el espectáculo de Moldavsky, la obra Lo que el río hace, de las hermanas Marull, y la comedia musical Legalmente rubia, contaron o cuentan siempre con el favoritismo del público. En medio de todo esto, el desembarco de Imanol Arias y Mercedes Morán con Mejor no decirlo se convirtió en un verdadero fenómeno de público que no para de llenar la sala. En estos últimos días fue el turno de Esperando la carroza, que la semana pasada fue el espectáculo con mayor audiencia. La cosa no se queda ahí (de hecho, ni llegamos a la mitad del año). Para el mes próximo se viene una nueva producción de Adrián Suar, protagonizada por él mismo junto con un importante elenco; las reposiciones de otra producción de Cibrián-Mahler y Mamma mía, el estreno de School of rock y varias comedias con elencos, la reposición de Mamma mía! y varias comedias protagonizadas con elencos convocantes. Como dirá Pablo Kompel, el señor del Paseo La Plaza, a lo sumo faltan Ricardo Darín y Guillermo Francella; el resto están todos en la fila de la avenida Corrientes y sus alrededores. Toda la carne en el asador en momentos de bolsillos magros; todas las estrellas en tiempos de tormentas.
Si fuera un parte meteorológico, no hay que dejar pasar un “detalle” para entender el clima actual: la crisis de la ficción en TV. Ante la desaparición de producciones nacionales para la pantalla chica, durante 2024 en las grandes marquesinas de la Avenida Corrientes convivirán Griselda Siciliani, Carla Peterson, Nancy Duplaá, Luciano Castro, Benjamín Vicuña, Esteban Lamothe, Muriel Santa Ana, Jorgelina Aruzzi, Agustina Cherri, Mariano Martínez, Inés Estévez, Julio Chávez y Carola Reyna (figuras protagonistas de tantísimas series que ya no están) junto con Luis Brandoni, Moria Casán, Leonor Benedetto, Alberto Ajaka, Luis Machín, Ana María Picchio, Cecilia Dopazo, Elena Roger, Soledad Silveyra, Roberto Peloni, Lorena Vega, Paola Barrientos o Verónica Llinás, como parte de un incompleto listado de los que están, han estado o estarán en los teatros comerciales de esta temporada. En ese amplio abanico conviven comedias musicales, comedias dramáticas, shows centrados en una figura de peso, comedias de enredos, shows de stand up, formatos probados en otras capitales teatrales y obras de cultura nacidas bajo la lógica del circuito alternativo porteño.
Efecto Incaa
Sebastián Blutrach es un experimentado productor teatral. También es el dueño de El Picadero y el actual presidente de Aadet, la cámara del circuito comercial. En diálogo con LA NACION da su parecer sobre esta temporada: “La planificación de este año viene luego de un muy buen 2023 y se da frente a un escenario de retracción en el consumo. La paralización del Incaa hace imaginar un año muy magro en las producciones mientras que la ficción en la televisión abierta desapareció hace ya tres meses. Esto sucede al mismo tiempo que las plataformas no están encontrando en la Argentina un territorio propicio desde los costos más allá del talento. En medio de este panorama, el teatro termina siendo un refugio que expresa la necesidad de trabajar. Venimos de un año muy bueno, al cual hay que sumarle el optimismo general de los productores que venimos trabajando más allá de la situación económica y manteniendo las salas abiertas. Todo eso hace que haya una oferta teatral realmente increíble”, señala el productor de tantísimos éxitos.
En lo que hace a la venta de entradas, la cosa no es tan glamorosa. “Como ante cualquier crisis económica, el consumo se polariza, no es que desaparezca; a lo sumo, ganan unos pocos. Veremos qué propuestas encuentran su nicho. Creo que desde el lugar del productor hay que afinar la puntería y trabajar para nichos muy concretos, para un público muy especifico. No es que solamente van a tener éxito las grandes figuras, sino que cada uno tiene encontrar su propio hueco. Es un año muy difícil, que nos encuentra a todos haciendo y produciendo, y no en la parálisis”, analiza, sin dejar pasar aquella larga noche pandémica en la que en la marquesina del Multiteatro se colgó un cartel que anunciaba que las salas bajaban el telón “para cuidarnos”.
El que tuvo esa idea de esa gran cartel fue Carlos Rottemberg, productor histórico, dueño de varias salas en Buenos Aires y Mar del Plata. “El teatro se mueve mucho por espasmo. Cuando hay una temporada buena en Mar del Plata, se programa muy rápido y fácil la siguiente. Lo mismo pasa en Buenos Aires. Es algo cíclico, bastante lógico y vale la comparación con lo que sucede con los restaurantes: uno no entra al que está vacío. Entre los que cocinan la cartelera, pasa algo similar”, apunta Carlos Rottemberg, quien en agosto del año pasado había anticipado los estrenos de Legalmente rubia y School of rock, dos grandes producciones de la temporada 2024.
Para entender la potente cartelera actual, en la que “más carne en la parrilla no puede haber”, repara en dos hechos: la cantidad de turismo de países vecinos que llegaron a Buenos Aires el año pasado y la falta de ficción televisiva. Sobre el primer punto, señala que “durante el año pasado, caminando entre el Multiteatro y el Multitabarís, había más termos que personas”, ironiza, por la gran cantidad de visitantes uruguayos que se topó caminando entre dos de sus salas. En esos casi cuatro millones de entradas vendidas el año pasado en el circuito comercial sospecha que el público de los países cercanos (exceptuando al brasileño, por una cuestión de idioma) representa una porción a tener en cuenta.
Volvamos a Rottemberg: “Por fuera de ese crecimiento teatral del año pasado, ya antes del 10 de diciembre tenías inflación, había subido el índice de pobreza y había gente viviendo en la calle. Pero el caudal de público registrado en 2023, sumado al comentario entre los mismos actores contando a sus colegas que en los teatros había público explica en parte la potente cartelera actual. El otro factor es la falta de ficción. A la larga, provocará un daño colateral al teatro al perder un gran espacio para divulgar el talento de los artistas, a la vez de popularizarlos para esa amplia audiencia más tradicional de la tele. Las dos cosas unidas, sin reparar en el orden, sirven para entender la temporada actual que, como mínimo se pensó hace seis meses”.
Y va más hacia el pasado para entender este escenario de gran oferta teatral en tiempos de restricciones. “En abril de 2022, ustedes [se refiere a LA NACION] publicaron que se había recuperado el publico prepandémico. Ese mismo mes se produjo el récord histórico de público en Mar del Plata durante Semana Santa -señala-. El año pasado creció más todavía la audiencia al teatro comercial. El resultado de todo eso es la cartelera que tenemos, estamos viviendo del buen resultado de 2023. Hoy no hay ningún proyecto que conozca para 2025. ¿Por qué? Porque estamos mirando lo que suceda este año”. Sobre ese punto, algunos sospechan que la baja total de espectadores en el circuito de la Avenida Corrientes puede rondar el 30 por ciento. Los efectos, seguramente, se verán el año próximo.
Como actor y productor
En su esperado día de descanso, Nicolás Vázquez, otro jugador importante de este entramado, apunta su parecer: “Yo estoy muy contento con lo que está sucediendo con Tootsie en esta segunda temporada, en medio de tantos estrenos, de tantos jugadores importantes. Seguir siendo una de las obras más vistas me parece increíble, pero también creo que es un espectáculo que merece lo que le sucede. Trabajan 80 personas, hay dos productoras fusionadas y tuvimos un 2023 impresionante siempre a sala llena. Superamos casi los 230.000 espectadores con algunas funciones a sala llena. Este año siempre el primer trimestre es complicado porque la gente tiene otras prioridades (viene de las vacaciones, de la Semana Santa o del inicio de las clases aquellos que tienen hijos)”.
A su trabajo como protagonista y coproductor -junto con Gustavo Yankelevich- de Tootsie hay que sumarle el reciente estreno de En otras palabras que produjo, adaptó y en la cual dirige a Gimena Accardi y Andrés Gil. Esta propuesta, según los últimos registros estadísticos, ocupó el cuarto lugar entre las obras con mayor cantidad de espectadores la semana pasada. “Jugadores importantes en teatro siempre hubo, lo que pasa es que antes había mucha más ficción -señala el actor que fue protagonista de varias series hasta que se alejó de la pantalla para dedicarse al teatro-. Antes los actores estaban mucho más ocupados y cuando lo llamabas para algún título no podían, porque estaban haciendo una serie o una tira. Por eso ahora tenés tantos actores conocidos en la cartelera. Pero quiero desmitificar eso: en muy pocos casos la entrada te la vende el actor o la actriz reconocido. Al principio eso pude funcionar, pero después es el boca en boca. Una cosa es llegar, y otra mantenerse a lo largo del tiempo”.
En 1997, Nicolás Vázquez llegó a la televisión como parte de la serie RR.DT, que protagonizaba Carlos Calvo. Fue una de las tantas series nacidas y criadas en Polka, la icónica productora de Adrián Suar. El encargado de la programación de eltrece es otra figura de peso del circuito teatral tanto como productor como actor. Como productor, actualmente tiene en cartel Votemos. Como actor, y también productor, el mes próximo volverá al teatro para estrenar Felicidades, con Griselda Siciliani, Benjamín Vicuña, Jorgelina Aruzzi y Peto Menahem. Será a dos años del fin de la temporada de Inmaduros, que fue otro verdadero éxito.
En un alto de un ensayo, Suar dice a LA NACION: “Hace unos 20 años que vengo produciendo teatro, y lo he hecho en tiempos de vacas flacas como de vacas gordas. Sobre todo lo hago cuando encuentro material sea para subirme al escenario o producir. Lo seguiré haciendo en tanto y cuento haya mercado en una ciudad que es una de las plazas más importantes del mundo luego de Londres y Nueva York. Aquí hay mucha diversidad de actores como de obras, y en todo esto el teatro independiente tiene un peso muy importante”. En relación con la cantidad de figuras que conviven en la cartelera porteña, sospecha que puede haber algo casual en esto y “obviamente, la falta de ficción en la televisión hace que los actores nos refugiemos en el teatro. Yo siento que va a ser un año bueno en lo que hace a la oferta teatral. En verdad, eso espero”.
Pablo Kompel es el señor que programa las dos salas del Paseo La Plaza y del Metropolitan. Para él, la supuesta contradicción entre grandes figuras en tiempos de restricciones y bajo consumo tiene su lógica. “Es parte de nuestra actividad programar con anticipación -apunta-. Es claro que hay menos ficción y que estamos atravesando una crisis económica, pero cuando te ponés a ver quién es quién en la cartelera, están los de siempre. Adrián Suar es un jugador regular, que cada dos años estrena algún espectáculo. Mercedes Morán es una actriz muy selectiva y el proyecto de Mejor no decirlo venía desde hace tiempo. Algo similar sucede con la obra que protagoniza Carla Peterson dirigida por Matías Feldman. Y en medio de todo esto tenés jugadores tan disímiles como Julio Chávez, que acaba de estrenar una obra, y Nicolás Vázquez que está con la segunda temporada de Tootsie y que acaba de estrenar como director una comedia dramática que está teniendo una excelente respuesta de público”.
Desde 1989, más allá de crisis y gobiernos, Kompel y su equipo siguen trabajando. “Siempre recuerdo que en plena crisis de 2001 nosotros teníamos en cartel Monólogo de la vagina que llenaba la sala. Siempre hay un porcentaje de público, cada vez más limitado, que puede pagar la entrada para ver un espectáculo -apunta quien actualmente tiene en cartel la obra que protagonizan Mercedes Morán e Imanol Arias que volvió a liderar el ranking de recaudaciones de la semana pasada-. Diría que la cartelera actual habla de la fortaleza de Buenos Aires como plaza teatral, algo que se valor mucho afuera”.
Mientras en el Gran Rex se está montando la marquesina de School of rock, la que se anuncia como la más grande en la historia de los teatros porteños, lejos del centralismo porteño, en donde hay alrededor de 300 títulos en todos los circuitos, la postal de lo que está sucediendo más allá de la General Paz es muy distinta. La foto de esa otra realidad la aporta Sebastián Blutrach en su carácter de presidente de Aadet, entidad federal. “Estamos muy atentos a la dificultad de concretar giras por el interior por todo lo relacionado con los costos logísticos que, sumado a la restricción del consumo. Eso hace casi inviable la posibilidad de presentar obras en el ciudades del interior. Las giras hoy son casi inexistentes lo cual va a generar un daño importante a la red de productores de las provincias”, concluye.
Fuente: La Nación