Juan Carlos Baglietto como el Aviador y Luis Rodríguez Echeverría como El Principito.
Veinte años después de haber protagonizado “El Principito”, Juan Carlos Baglietto volvió al clásico de Saint-Exupéry como ideólogo junto a sus dos hijos, en tanto el legendario músico esta vez se pone en la piel del Aviador, su hijo Joaquín (quien lo interpretó en la serie «El amor después del amor») encarna al hombre de negocios y su hijo Julián (miembro de la banda Baglietto Vitale por años) está a cargo de la dirección musical. Este show con dirección de Eduardo Gondell, el mismo responsable de la anterior versión, puso el énfasis en la parafernalia tecnológica y algunos elementos que aggiornan el clásico, sin perder su poesía.
El espectáculo comienza con un relato en off que introduce la historia con bellas imágenes proyectadas en una imponente pantalla de led Ultra HD de 14 metros de largo, nunca antes montada para un espectáculo en el Opera. Desde el primer minuto se comprende que lo audiovisual tendrá peso propio y que los dibujos e imágenes deslumbrantes no darán tregua hasta el final. El diseño de los audiovisuales es de lo mejor del show, a cargo de Juan Manuel Ripari, en tanto la escenografía de Mariano Maldini y el vestuario de Alejandra Robotti aportan arte y preciosismo de una puesta en escena asombrosa.
Las voces de Baglietto y Florencia Otero como la serpiente son lo mejor en cuanto a actuaciones, ubicándolos por encima del resto, todos con su momento de lucimiento. El rapero Zaina protagoniza una suerte de riña de gallos o batalla de freestyle para encarnar al Vanidoso, a quien se reinventó como un influencer rodeado de aros de led y celulares, acaso un guiño para las generaciones jóvenes.
El Principito está encarnado por el debutante Luis Rodríguez Echeverría, en un protagónico que resuelve con correcta solvencia, Valentina Podio interpreta a la Flor, en tanto los momentos de módico humor llegan con Carlos March como el Bebedor y Roberto Catarineu como el Zorro. Walas, el líder de Massacre, encarna al Rey, al frente de súbditos que obedecen como máquinas.
El Principito es una apuesta de alto impacto, con una leyenda de la música como es Baglietto y un cuento que valora la maravilla de la naturaleza, se pregunta por cuestiones que hoy más que nunca parecen fagocitadas por las pantallas y redes en tanto vuelve a los sentimientos y aquello que se vuelve invisible a los ojos.
Fuente: Ámbito