En nuestra última entrega hacíamos referencia a la hermandad de los pueblos fronterizos que unen a la Argentina con Brasil y Paraguay a través del Puente Tancredo Neves, una confraternidad que cada día se ve más amenazada por la imposibilidad de egresar e ingresar desde Puerto Iguazú hacia su hermana Foz do Iguaçú, Brasil, y a través de ella a Ciudad el Este, Paraguay, exhibiéndonos una triste postal que no es la esperada por los turistas que llegan a la tierra de las cataratas, ya que son reiterada las enormes hileras de vehículos y espaciosas horas de esperas para entrar o salir del país.
Filas de hasta cuatro (4) kilómetros o más son vistas a diario y se agudiza aún más en los periodos vacacionales o fines de semana largos con hasta nueve (9) km de espera. Los interminables trámites migratorios -necesarios-, en unas cabinas totalmente obsoletas detienen a quienes por distintas razones se trasladan de un lugar a otro por esta aduana.
No solamente el turista pasa a disfrutar las ciudades hermanas; aquí existen trabajadores que viven en los países linderos y argentinos que se movilizan para trabajar en Paraguay o Brasil. Por si esto fuese poco, coexisten muchos residentes en Iguazú que por la alta complejidad en la salud del lado brasileño se atienden medicamente allí. A diario sabemos que vecinos viajan para asistirse y sufren las consecuencias por la manera inoperante de la aduana argentina, factor que no es culpa ni de Migraciones, AFIP, Senasa o Gendarmería Nacional, ya que somos testigos del enorme y responsable trabajo que desarrollan quienes tienen como responsabilidad cumplir esta difícil tarea.
Ahora Ud. se preguntará: ¿Cuál sería la solución?
A nuestro entender -y por opinión de muchas personas trabajadoras en el paso fronterizo que en Off nos dicen lo mismo-, tendríamos que copiar a los vecinos brasileños y paraguayos y dejar libre el sector aduanero, mediante la liberación del control migratorio; sí mantener la revisión por parte de la AFIP y la vigilancia de Gendarmería y trasladar Migraciones a Uruguaí -40 kmts por ruta 12 hacia el sur del país-, donde se encuentra un puesto de Gendarmería Nacional que ejerce el control correspondiente. Esa sería una de las medidas a tomar.
Otro recurso tendría que ser a través de una reforma edilicia muy importante, con una mayor amplitud de cabinas y personal que aparentemente las autoridades que residen a casi 1300 kmts de esta problemática y que no sufren lo de vecinos y turistas, no están dispuestos a emprender.
Cuando mencionamos que debería imitarse a paraguayos y brasileños, es por la agilidad con que los dos países facilitan el ingreso y egreso a sus respectivos países y quienes deseen continuar lejos de Ciudad del Este, hacia Asunción u otros lugares en Paraguay,. o prolongar más allá de los límites de Foz do Iguaçú si tiene la obligación de hacer migraciones.
En los días que corren del mes de septiembre, la complejidad del cruce aduanero es parte del sacrificio de los vecinos, Ahora tenemos que pensar que estamos prácticamente en vísperas de las tradicionales fiestas de fin de año y el flujo de turistas será aún mayor para visitar los atractivos paisajísticos de las Cataratas del Iguazú. Por eso, nos preguntamos: ¿las autoridades no piensan rever el actual sistema para transponer la frontera?, o: ¿seguiremos padeciendo los moradores de la región, turistas y funcionarios de los organismos encargados del control fronterizo?
Por el bien del desarrollo de esta parte del territorio las autoridades den una pronta solución a un problema que se agudiza cada día más…
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Alberto Antonio Curia es Periodista y Consultor Turístico