En enero, Stella Maris García, trabajadora del Teatro Nacional Cervantes (TNC), encontró en el depósito donde se conservan las reliquias de la institución, en un baúl de mimbre utilizado en el siglo XX para giras, los telones verdes del Salón Dorado que sobrevivieron al trágico incendio de 1961 y que había traído la actriz y directora española María Guerrero desde España en la década de 1920. El arquitecto Mario Roberto Álvarez, a cargo de la reconstrucción y ampliación del teatro, los reemplazó por entelados de color ocre. “Me habían pedido que buscara telas de color verde -cuenta García-. Las encontré envueltas en lienzos y con mucho olor a humo”. Esa fue la primera pista para las autoridades del TNC, que desde 2024 lidera el escritor y director teatral Gonzalo Demaría (Buenos Aires, 1970).
El Salón Dorado (sala Luisa Vehil), que se halla en plena restauración, este año se convertirá en un espacio de site specific teatrales: la primera obra que “dialogará con el espacio” es una adaptación de Oscar Barney Finn de un cuento de Misteriosa Buenos Aires, de Manuel Mujica Lainez, ”El salón dorado”, que protagonizarán Mercedes Carreras, Lorena Hidalgo y Malena Figo. Gracias a un convenio con la Organización de Estados Iberoamericanos, la resplandeciente sala lucirá una réplica de los telones originales que recubrían las paredes del salón, hechos de seda natural en la Casa Rodríguez en España un siglo atrás. Ahora se harán de acetato y rayón, en el mismo color verde botella.
El director del Cervantes no puede sentirse más contento con el hallazgo que en cierto sentido simboliza los ejes de su gestión: la recuperación del patrimonio tangible e intangible del teatro y la apuesta por nuevas dramaturgias de creadores argentinos contemporáneos de distintas generaciones. “Acepté la designación porque amo este teatro”, dice. En abril, el TNC estrenará La revista del Cervantes, espectáculo inspirado en el original teatro de revistas, con partituras de los años 1922 y 1923 que se encontraron en los depósitos y que preserva el Instituto Nacional de Estudios de Teatro (INET). Plumas, bataclanas, fantasías coreográficas, gags y sátiras revivirán en el gran teatro nacional y la Secretaría de Cultura publicará un libro con fotografías y material de archivo. “La búsqueda apunta a la revista de los años 1920, con patrimonio propio, orquesta en vivo y ballet”, anticipa Cristian Scotton, subdirector del TNC.
“No hay que olvidarse de que el teatro de revistas acá fue industria: el Cervantes no puede ningunear un género popular del cual salieron artistas como Tita Merello, las hermanas Bozán, Gloria Guzmán, María Ester Podestá, Enrique Santos Discépolo y Florencio Parravicini. Está vinculado a nuestra historia y cultura íntimamente”, afirma Demaría, autor del ensayo La revista porteña. Teatro efímero entre dos revoluciones (1890-1930) además de reconocidas obras teatrales y de la “novela de no ficción” Cacería, sobre un escándalo político-sexual con cadetes del Colegio Militar en la década de 1940, que Amazon convertirá en miniserie. Debutó en la gestión pública a inicios de 2024. “Lo conocía a Leonardo Cifelli, el secretario de Cultura, porque es un hombre de teatro, pero no somos amigos; lo único que le dije es que yo no iba a despedir gente”, evoca. En el Cervantes trabajan 360 personas.
Eugenia Castillo, asesora en conservación del Cervantes, cuenta que desde 2021 se trabaja en el rescate del patrimonio del teatro. El año pasado, Demaría puso el pie en el acelerador y se refaccionaron mamposterías, mosaicos, olambrillas, mayólicas, bustos (del rey Alfonso XIII y de María Guerrero), mobiliario y tapicería. Docentes de la Escuela Taller del Casco Histórico de la ciudad de Buenos Aires capacitaron al personal del teatro. “Todos son sistemas solidarios”, observa Castillo sobre los diferentes niveles de complejidad de la tarea.
También se trabaja en la puesta en valor de vestuarios; la colección del TNC resguarda trajes hechos por Guillermo de la Torre, Raúl Soldi y Renata Schussheim, entre otros creadores. En las marquesinas del TNC, con el lorquiano lema “Un teatro con duende”, se verá la imagen de una modelo con el vestido diseñado por Mario Vanarelli que usó la actriz Juana Hidalgo en La dama boba, de Lope de Vega, dirigida por Esteban Serrador en 1971, cuando se celebró el 50° aniversario de la inauguración del teatro; Vanarelli tomó como referencia el vestido que había usado María Guerrero en la inauguración, en 1921.
A Demaría siempre le había llamado la atención que los entelados del Salón Dorado fueran también dorados. “El dorado del entelado aplana, anula el espacio y lo vuelve una caja dorada -señala-. Cuando empezamos a ver qué hacíamos con el entelado viejo y chorreado que había, alguien comentó que la tradición oral decía que el entelado original era verde. Ahí entendí que era para realzar los dorados de las columnas. Nos reunimos con especialistas para confirmar eso; la fotografía en color no existía entonces y empecé a leer crónicas de la época. En una de 1921, decía: ‘Oro viejo y tapizado verde’. Ahí empezamos a discutir qué tipo de verde era. Todo el teatro se puso a buscar restos de esos entelados”. Con olor a humo, aparecieron a mediados del mes pasado.
“La programación está vinculada a nuestro trabajo -dice Demaría-. Nuestro propósito es trabajar sobre lo patrimonial, rescatarlo, sin convertir el teatro en un museo. A mis veintipico pude recorrerlo por primera vez en el 97, cuando Osvaldo Dragún me invitó a dirigir una obra; al ver el Salón Dorado pensé ‘qué lástima esto, tan decaído’, por decirlo de una manera fina. Hubo una inundación en el 86 y habían pasado varios años. No quisiera agregar más años a la inercia”. El director quiere que en esa sala se hagan obras sin otra escenografía que la que brinda el espacio. “Me cansé de ver obras en las que se usaban paneles para disimular la arquitectura espléndida -dice-. Eso, además, hizo que la sala se fuera deteriorando”. Tiene un ojo entrenado en detectar superficies “cascadas”.
En 2024, la experiencia piloto en el Salón Dorado (despojado de paneles) fue la opereta Chin Yonk ataca de nuevo, escrita por Fernando Albinarrate y dirigida por Sebastián Irigo, con orquesta, coro y candomberos en escena. “Un espectáculo que rescataba la música de un compositor afroargentino descendiente de esclavos, Zenón Rolón, que, modestia aparte, fue un éxito absoluto. Fue la primera vez que un compositor dejó escrita la partitura de un candombe. Conseguimos la partitura original gracias al INET y la exhibimos. Tuvo mucho significado”, indica Demaría. El INET se creó en 1936 junto al Teatro Nacional de Comedia (el actual TNC) y depende de la Subsecretaría de Patrimonio Cultural.
Además de lo que representa el hallazgo de los “damascos de seda verde”, se están restaurando los pórticos del Salón Dorado. Hace un mes, el equipo que trabajó en la Basílica de San Francisco de Asís está pintando las columnas y techos de los pórticos con la técnica del dorado a la hoja. “Lleva su tiempo porque hay que evitar que quede demasiado refulgente”, advierte Teresa Gowland en diálogo con LA NACION, mientras da una pincelada. Las reformas fueron aprobadas por la Comisión Nacional de Monumentos, de Bienes y de Lugares Históricos.
La obra site specific de Barney Finn inspirada en el cuento de Mujica Lainez recrea una historia de amor entre mujeres. “La protagonista es una vieja matrona de una Buenos Aires que no existe más, que vivió el rosismo y vive la reorganización nacional en su palacete, recluida con su sobrina, a la que desprecia, y un ama de llaves -resume Demaría-. Las chicas tienen una relación secreta. Muere la sobrina y queda la ama de llaves resentida que se desquita con la anciana, mostrándole el estado de la casa”. El director del Cervantes niega que Cifelli le haya recomendado evitar temáticas “polémicas”, al menos para ciertos referentes del oficialismo. “Solo me censuré a mí mismo: no voy a estrenar obras mías en el Cervantes mientras sea director”.
La secretaria general de la Presidencia y regente del área de Cultura, Karina Milei, le prometió a Demaría que visitará el teatro y no es improbable que el Presidente -que en julio de 2024 asistió al Teatro Colón, ubicado a pocas calles del TNC, con su pareja, la exvedette Amalia González- quiera ver en persona las reformas. El presupuesto de 2024 fue el mismo que el de 2023, si bien la Secretaría de Cultura, dice, “les dio una mano” para que las cuentas cerraran [sin la aprobación del presupuesto, es probable que ocurra algo similar este año]. “Cifelli es un hombre de teatro; cuando lo llamo, responde en el acto”, concluye Demaría.
Fuente: Daniel Gigena, La Nación