En su casa de Cuba, Ernest Hemingway escribió algunas de sus novelas más famosas
La casa-museo de Ernest Hemingway en Cuba, donde el autor vivió durante más de 20 años, será restaurada y pasará a albergar un centro de mantenimiento de documentos y más de 20.000 objetos personales, a partir de una donación de 25.000 dólares que hizo Estados Unidos a la Fundación Finca Vigía, encargada de su conservación.
El lugar, conocido como Finca Vigía, situada a unos 25 kilómetros de La Habana, fue la residencia de invierno del escritor estadounidense, quien la adquirió en 1939 cuando terminaba la relación con su segunda mujer, Pauline Pfeiffer, y empezaba el vínculo con su tercera pareja, la reportera de guerra Martha Gellhorn.
Además de la creación de un centro de restauración, el dinero se utilizará para el mantenimiento de todos sus documentos y objetos, entre ellos los 9.000 libros que atesoraba la casa del autor de Por quien doblan las campanas. “Apoyar a la Finca Vigía representa nuestro compromiso en preservar la incalculable historia y el patrimonio cultural compartido que vincula a Estados Unidos con Cuba”, sostuvo el encargado de negocios de la Embajada estadounidense, Edward Ziff. El copresidente de la Fundación Finca Vigía, Frank Phillips, destacó lo “increíblemente significativo” de este apoyo financiero del Gobierno, consignó la publicación española El debate.
Parte de la biblioteca de la casa en Cuba de Hemingway
En esa casa, Hemingway escribió parte de algunas de sus más famosas novelas, como El viejo y el mar, que le valió el Premio Pulitzer y lo acercó al Nobel en 1954. La casa fue construida en 1886 por el arquitecto español Miguel Pascual y Baguer, y Hemingway permaneció en ella entre 1939 y 1960, un año antes de su muerte en 1961, ya casado con su última esposa, cuando se produjo la revolución cubana de Fidel Castro, quien fue amigo y admirador del escritor.
La casa se convirtió en el Museo Ernest Hemingway después de la muerte del autor, el 2 de julio de 1961, cuando se suicidó de un disparo con una escopeta de caza en Idaho, Estados Unidos. Hemingway pasó largas temporadas en esa casa entre 1939 y hasta poco antes de su muerte. Allí escribió parte de algunas de sus más famosas novelas, entre ellas, El viejo y el mar. La casa, rodeada de 60.000 metros cuadrados, que el autor vio desde el mar, fue comprada con la venta de los derechos de Por quien doblan las campanas a Hollywood.
En el interior de la casa todo permanece como si el escritor aún viviera allí
En el interior de la casa todo permanece como si su antiguo propietario aún viviera allí: desde sus máquinas de escribir situadas en alto, pues escribía de pie o sentado en sillas altas, las botellas medio vacías o medio llenas, la piscina, los cuadros, los libros en sus estanterías en todas las habitaciones. Cuando falleció el escritor, su esposa Mary consiguió un permiso especial del Gobierno de Kennedy para viajar a la isla y proteger la casa. Cuenta en sus memorias que Castro se reunió con ella y prometió ayudarla. Recorrió la residencia e incluso ascendió a la cima de la torre de cuatro pisos que ella misma había encargado para que sirviera como un espacio para escribir. “Imagino que el señor Hemingway disfrutó esta vista”, dijo Castro.
Mary Hemingway se llevó todo lo que pudo y después de dejar el lugar, la casa se convirtió en propiedad del Gobierno de Cuba. Luego empezaron los problemas debido a la prolongada hostilidad política entre Estados Unidos y Cuba. Tiempo después, se inició un proyecto común de preservación de lo que se convirtió en museo y un lugar patrimonial compartido entre ambos países históricamente enfrentados.
Fuente: Télam S.E., Infobae