Más de 140 años después de que un obispo español colocara la primera piedra de la Basílica de la Sagrada Familia, el inacabado templo está llegando a la recta final, con cinco de las seis torres centrales completamente construidas desde la semana pasada.
Mientras la obra continúa, los pelegrinos de la Basílica, uno de los monumentos más icónicos de Barcelona, deberán esperar al menos hasta 2026 para ver la obra más audaz de Antonio Gaudí.
La Junta Constructora del Temple Expiatori de la Sagrada Família, fundación que supervisa la construcción del templo, anunció que dos de las torres principales están terminadas. Junto con otras dos que finalizaron el año pasado, las cuatro torres simbolizan a los evangelistas Mateo, Marcos, Lucas y Juan, considerados los autores de los evangelios que narran la vida de Jesús.
“¡Las cuatro torres de los evangelistas están terminadas!”, anunció el templo en la plataforma X, conocida como Twitter, el viernes pasado. En un comunicado del miércoles, anunciaron que se realizará una misa especial para celebrar el 12 de noviembre.
El diseño radical de la Sagrada Familia, que incorpora elementos de estilo gótico, art nouveau y modernista, atrae millones de turistas al año y es parte de la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO, junto a otros siete edificios de Gaudí en Barcelona. El templo despertó sentimientos encontrados en el escritor inglés George Orwell, quien lo llamó “una de las construcciones más horribles del mundo”.
Las cuatro torres terminadas fueron coronadas con esculturas de figuras asociadas a los evangelistas: un buey, un águila, una figura humana y un león, dijo la fundación. Las estructuras están a 442 pies o 135 metros del suelo, lo que las hará las terceras torres más altas del templo cuando esté terminada.
Gaudí, un arquitecto catalán brillante e idiosincrático, pasó la segunda mitad de su vida diseñando y construyendo la basílica. La primera piedra se colocó en 1882. Gaudí trabajó intensamente en el proyecto hasta morir atropellado por un tranvía a los 73 años, dejando su trabajo inacabado.
Generaciones de españoles vivieron y murieron con el enorme templo en obra, sus altas agujas, parcialmente terminadas, ocasionalmente envueltas en andamios o rodeadas de grúas. En noviembre de 2010 el Papa Benedicto XVI lo consagró como basílica y celebró una misa ante 7.000 personas.
La fundación de la Sagrada Familia dijo que espera terminar la torre central, que representa a Jesús y es la más alta, para 2026, año del centenario de la muerte de Gaudí. No está claro si se llevarán a cabo otras propuestas, como la realización de una gran escalera.
Después de la muerte de Gaudí, la construcción del edificio estuvo plagada de retrasos y feroces controversias. Los críticos sostuvieron que los sucesivos arquitectos no pudieron aferrarse a la visión original de Gaudí (algunos de sus planos fueron destruidos hace mucho tiempo) o argumentaron que el carácter inacabado del edificio se ha convertido en parte de su atractivo duradero.
Hace varios años, el ayuntamiento de Barcelona acusó a la iglesia de no disponer del permiso de construcción adecuado; acusación que fue rechazada. En 2018, la Sagrada Familia acordó pagar a las autoridades de la ciudad 41 millones de dólares durante diez años para resolver la disputa, así como financiar mejoras de transporte alrededor del complejo.
Algunos funcionarios de la fundación habían advertido previamente que la pandemia de COVID-19 podría retrasar la inauguración más allá del 2026, ya que la construcción se detuvo temporalmente y las restricciones de viaje cortaron el flujo constante de visitantes cuyas entradas ayudan a financiar el proyecto.
“Gaudí no lo vio terminado, y yo tampoco lo veré”, dijo Jordi Bonet, exjefe del proyecto, a un documentalista años antes de su muerte en junio de 2022 a los 97 años.
Fuente: Aaron Boxerman, La Nación