Cuando se le preguntaba qué idea guiaba su obra como narrador, crítico, profesor y editor de prestigio internacional, Ricardo Piglia (Adrogué, 1941-Buenos Aires, 2017) contestaba, con estas u otras palabras, que lo suyo era «enseñar a leer». Poner en evidencia cómo lee un escritor es fundamental para construir relatos y analizarlos (sean literarios, sociales o políticos), afirmaba Piglia, para quien «la realidad está tejida de ficciones».
Lector fascinado de primeras novelas y del género policial, que une la intensidad de la investigación y la épica del peligro, Piglia cruzó permanentemente en su obra ensayo y ficción. Con la «voluntad de experimentar» como faro, apostó por ampliar el territorio la escritura. «La literatura tiene que salir del ámbito académico, de la jerga y poder contar con la misma naturalidad con la cual uno recomienda, regala o presta un libro que le gusta», proponía el autor deRespiración artificial (1980), para entonces un clásico contemporáneo, en una entrevista concedida a la revista Ñ en 2007.
Con esa convicción, señalaba como su mayor aporte a la crítica, la sección de literatura que editó desde 1984 en la revista de historietas Fierro, llamada La Argentina en pedazos, que arrancó con una versión de El Matadero de Esteban Echeverría, dibujado por Enrique Breccia. Allí Piglia proponía: «La reconstrucción de una trama donde se pueden descifrar o imaginar los rastros que dejan en la literatura las relaciones de poder, las formas de la violencia. Marcas en el cuerpo y en el lenguaje, antes que nada, que permiten reconstruir la figura del país que alucinan los escritores». Esa forma de vivir, escribir y enseñar literatura es una de las claves de su fecundo legado.
El joven escritor en los años 80. Apasionado del género policial, cruzó en su obra ensayo y ficción. «La literatura tiene que salir del ámbito académico», proponía.
El deseo de «recoger nuevas miradas» sobre la obra del Premio Formentor 2015 (un galardón que recibieron, entre otros, Beckett y Borges), anima las Jornadas Ricardo Piglia que se realizarán en el Malba los días 7 y 8 de agosto, con entrada libre y gratuita. Organizadas por el Instituto de Literatura Hispanoamericana de la UBA, reunirán a críticos y escritores de diversas generaciones, que reflexionarán sobre ficción, ensayo y textos autobiográficos del autor de Plata quemada (1997). Luis Gusmán, Martín Kohan, Syilvia Saitta y Noé Jitrik son algunos de sus participantes estelares.
El encuentro alegraría a Piglia, para quien la conversación, el debate y la colaboración eran estaciones creativas imprescindibles. Una certeza que explica en parte sus trabajos en cine (con Héctor Babenco, por ejemplo), ópera (adaptó con el compositor Gerardo Gandini su novelaLa ciudad ausente) y piezas con artistas como Eduardo Stupía (Fragmentos de un diario) y Justo Barboza (Algunos son el dos), entre muchos otros.
Entre la tradición más exigente y la cultura popular, Piglia leyó y escribió (cuentos, clases, guiones televisivos…) para entender. «Querer saber» atraviesa como una sed todos su libros. Leer para comprender es una idea que reaparece y encuentra su forma más feliz y personal de homenaje en El último lector (2005), «hecho de casos imaginarios y de lectores únicos». En esas páginas desfilan tanto el Quijote como el Che Guevara, Madame Bovary y Kafka ejemplificando diversas formas e historias de lectura.
Cuando ese libro se publicó en España (donde comenzaron a editarlo recién en 2000, con 20 años de retraso), Piglia enseñaba literatura latinoamericana en los EE.UU., en la Universidad de Princeton (también había sido profesor en Harvard y en la Argentina). Se jubiló en 2011 y volvió a Buenos Aires lleno de planes.
Como editor inició en el Fondo de Cultura Económica la Serie del Recienvenido, que propuso el rescate de “grandes obras de la literatura argentina de las últimas décadas del siglo XX”. En la Televisión Pública dio clases en dos ciclos magníficos: uno sobre la novela argentina (2012) y otro sobre Borges (2013), en los que desplegó algunas ideas que lo acompañaban desde Crítica y ficción(1986 y reediciones). Publicó también Antología personal (2014) y Las tres vanguardias (2016), transcripción de un seminario sobre Saer, Puig y Walsh que dictó en la UBA en 1990, diez años después de haber publicado Respiración artificial, la primera de sus cinco novelas (allí, en plena dictadura, usaba a Rosas como símbolo para preguntarse cómo narrar el horror).
Recuerdo. Una presentacion de piglia en la feria del libro, auspiciada por revista Ñ.
Vida y literatura siempre estuvieron entreveradas en la obra de Ricardo Piglia. Todos sus relatos tenían un disparador o antecedente autobiográfico, principio que rigió incluso su monumental proyecto final, Los diarios de Emilio Renzi, tres tomos en los que le regala su memoria al personaje emblemático que lo acompañó desde los cuentos inaugurales de La invasión (1967).
En esa obra, que es a la vez bitácora de la construcción de una voz y fresco generacional de los intelectuales que protagonizaron las polémicas de la literatura argentina de los 60 en adelante, Piglia noveló el diario que escribía desde la adolescencia. La esclerosis lateral amiotrófica (ELA), que le diagnosticaron en 2014, convirtió ese trabajo en una batalla desigual contra la erosión y la muerte, registrada con belleza trágica por Andrés Di Tella en el documental 327 cuadernos.
Explorar el lazo entre experiencia y sentido («una cuestión que muchas veces las sociedades dejan de plantearse», Piglia dixit) fue su modo de indagar las tensiones que existen entre pasado y presente, una preocupación persistente desde sus años de estudiante de Historia en La Plata.
Sobre esta y otras cuestiones, sus libros siempre deparan lúcidas sorpresas. Mientras esperamos la anunciada publicación del diario de su viaje a China en 1973, leemos: «La pregunta del escritor fracasado recorre la literatura argentina. La comparación anula. Podríamos decir que la comparación es la condición del fracaso. A esa situación, en el relato, Arlt la llamaba ‘la grieta’».
Piglia Básico
Ricardo Emilio Piglia Renzi (Adrogué, 1941-Buenos Aires, 2017) fue novelista y crítico literario. Estudió Historia en la UNLA y trabajó en distintas editoriales. Vivió en Estados Unidos, donde fue profesor durante quince años en universidades como Harvard y Princeton. En 2014 le diagnosticaron Esclerosis Lateral Amiotrófica y su salud se deterioró.
Ficha
Jornadas Ricardo Piglia que se realizan en el Malba los días 7 y 8 de agosto, con entrada libre y gratuita. Arrancan el miércoles a las 15. Entre otros, Luis Guzmán diserta a las 19. El jueves, a las 15, se presenta Sylvia Saitta. El cierre es a las 20. La programación, en malba.or.ar
Fuente: Clarín