A sala llena. Los recitales vuelven con aforo al 100 %, pero sin descuidar los protocolos, que siguen absolutamente vigentesPATRICIO PIDAL – ARCHIVO / AFV
La normativa que establece un nuevo protocolo para espectáculos artísticos en la Ciudad de Buenos Aires abre un nuevo campo de acción para la actividad teatral y musical, al menos en el ámbito porteño, ya que establece la totalidad de la capacidad habilitada de una sala para que sea ocupada por el público. La única limitación, en este caso, es un tope de 6000 asistentes. El bendito “aforo” del que se viene hablando desde que surgió la posibilidad de volver a los shows presenciales dejaría ser tema de debate.
Porque esto no sólo tiene que ver con el permiso sino con la viabilidad económica de una producción. La mayoría de los que hacen espectáculos aseguran que se empieza a ganar dinero con más del setenta por ciento de las entradas vendidas de una función. Si hasta ahora se estuvieron haciendo funciones de música y teatro con el 30 o el 50 por ciento de una sala ocupada fue para poner esos “costos” en marcha. Porque industrias culturales como las de la música no empiezan ni terminan con un músico sobre el escenario sino en un mecanismo que incluye técnicos de sonido y luces, asistentes, personal de sala, transportistas y hasta una empresa de tickets.
“El aforo está directamente ligado a la mayor o menor posibilidad de producción, a crecer o decrecer en proyectos, a agrandar o achicar las fuentes laborales directas e indirectas que el teatro y la música en vivo producen. Cabe aclarar que recuperar el aforo original al 100% no es sinónimo directo de buenos bordereaux, porque fracasos existen desde siempre, incluso en tiempos de bonanza. Eso es inherente al interés del público ante la oferta de propuestas”, explica el empresario teatral Carlos Rottemberg en una nota de opinión que publicó en la web de Multiteatro.
Su reflexión continúa: “Hoy finaliza una etapa importante relacionada con la pandemia que nos ocupa y comienza otra para las artes escénicas. Tengo en claro que el tan mentado aforo es solo una coordenada más dentro de un decálogo sanitario que deberemos seguir cumpliendo. Prácticas ya habituales como la toma de la temperatura, el uso del alcohol en gel, los testeos preventivos a los equipos de trabajo, los ingresos y egresos de los ámbitos evitando aglomeraciones, la no utilización de los halles, la renovada ventilación y el uso permanente del barbijo durante las funciones llegaron para quedarse un largo rato. De eso también se trata la ‘nueva normalidad’”.
En la misma dirección apunta la opinión que surge puertas adentro de la Asociación Civil de Managers Musicales Argentinos (Acma). “El nuevo protocolo es similar al que veníamos utilizando. Solo cambia en Buenos Aires el aforo que pasa al cien por ciento. No nos vamos a quedar en el detalle de la letra chica. La mayoría de las salas están por debajo de las 6000 personas de asistencia. Por eso la mayoría va a estar contenta. Tenemos que celebrar que nos han devuelto la totalidad de la capacidad de una sala”, dice Gerardo Rojas, quien preside la entidad.
“Ojalá se pueda ampliar lo antes posible para los aforos de más de 6000 personas. Vamos a seguir con todos los cuidados sanitarios para nuestro staff de trabajo y para el público. La toma de la temperatura, el barbijo, el distanciamiento social, la higiene de manos. Todo lo que indica el nuevo protocolo es lo que venimos haciendo. Eso no se va a cambiar, no podríamos oponernos a eso. Recibimos un mensaje sumamente positivo. Todo es muy volátil y tenemos que cuidarnos entre todos. Porque si uno hace mal las cosas perjudica a todo un sector. Tenemos que seguir tomando esa responsabilidad. Hasta ahora teníamos un 50 por ciento de capacidad ocupada. Habíamos vuelto a trabajar y no queremos dejar el embale con que venimos. Por eso también tenemos que velar por el cuidado”.
En la reglamentación, el cuarto punto del Protocolo indica: El coeficiente de ocupación del aforo permitido será de un 100% en relación a la capacidad máxima habilitada. En todos los casos el tope será de 6000 personas. En todos los supuestos se deberá garantizar que el establecimiento cuente con renovaciones de 40 m3/h por persona, sin recirculaciones. En el supuesto de contar con recirculaciones, se deberá incluir un filtrado tipo F7 o superior. En todos los casos, se deberá garantizar renovaciones de 40 m3/h por persona por medio de inyección y extracción de aire forzada y se permitirá complementar renovaciones faltantes con recirculaciones de aire por medio de sistema de filtrado portatil tipo HEPA”.
Incluso con protocolos que solo habilitaban el 30 por ciento del aforo esta normativa estaba vigente. Por lo tanto, todas aquellas salas que venían funcionando (varias de ellas con las modificaciones en los extractores de aire) seguirán haciéndolo como hasta ahora.
La actividad musical y la teatral vuelve a ponerse en marcha con todo su potencial. Pero no hay que olvidar que la situación desde la que arranca es crítica. Desde las oficinas del Instituto Nacional de la Música (Inamu) confiaron a LA NACION que la semana que viene comenzará una serie de reuniones para evaluar la situación actual, a partir de las medidas vigentes desde octubre. Además, se anunciará un plan de fomento para emprendimientos musicales por varios millones.
La norma que deja sin efecto la resolución N° 14-GCABA-MDEPGC/21 y aprueba el “Protocolo para el desarrollo de actividades escénicas con público”, es una resolución conjunta del Ministerio de Cultura y del Ministerio de Desarrollo Económico y Producción. El titular de Cultura, Enrique Avogadro, opinó: » “Estamos muy contentos de anunciar que los espacios culturales podrán aumentar su capacidad. Cines, teatros y centros culturales van a poder realizar sus actividades con un 100% de aforo, respetando siempre los protocolos necesarios. Podemos dar este paso tan importante gracias a la mejora de la situación sanitaria y a la responsabilidad con la que el sector cultural trabajó a lo largo de todos estos meses de pandemia”.
Fuente: Mauro Apicella, La Nación