La selección está a cargo de María Figueras, Lorena Romanín y Julieta Novarro, dueña junto con Pablo Bossi de Microteatro. Buscan obras que tengan un principio, nudo y descenlance, con algunos giros durante la trama y en su mayoría no falta el humor. Se explicita que no se aceptan escenas sueltas ni ejercicios de estilo, con un mínimo de seis páginas y un máximo de ocho, lo que se traduce en obras que no pasan los 13 minutos.
Salas
Las seis salas de Microteatro se pintan a principio de mes del color que soliciten las obras de la sección central. El mantenimiento debe ser exhaustivo ya que pasan numerosas compañías que arman y desarman escenografías, que aunque no sean imponentes, deben transportarse a diario de un lugar a otro. Para los actores resulta un entrenamiento interesante, con cuatro o cinco pasadas por noche y públicos que varían en cada función. Muchos confiesan sentirse en loop y se alegran de tener revancha esa misma noche si sienten que la función no salió óptima. Para las compañías, las cuatro u ocho funciones de dos días en Microteatro equivalen a una temporada completa en el independiente o comercial, si se plantean dos meses de funciones semanales. En Microteatro, ocho funciones son tan sólo el arranque.- Advertisement –
Todo comenzó en 2009 en Madrid, cuando medio centenar de directores, autores y actores presentaron un proyecto teatral que comenzó en un edificio que hasta ese entonces funcionaba como prostíbulo de la calle Ballesta. Las 13 habitaciones del lugar alojaron a 13 cooperativas con la consigna de crear una obra teatral de menos de 10 minutos para un público de menos de 10 personas por sala y que versara sobre un tema común, la prostitución. Estas obras se representaron tantas veces como público hubo durante tres horas. El experimento terminó siendo un éxito y se transformó en Microteatro por dinero.
En Buenos Aires abrió en agosto de 2017 y se pasó de 10 a 15: minutos, espectadores y metros cuadrados por sala, cuando ya funcionaba con éxito en Barcelona, Sevilla, Valencia, Málaga Londres, México DF, Lima y Miami. La diferencia con la propuesta local radica en un espacio construido especialmente para este fin, en tanto la heterogeneidad etaria, que en un principio registró desde muy jóvenes hasta muy mayores, se vio frenada por la pandemia que alejó al público mayor. Sin embargo, ése regresa de manera paulatina.
Como varias salas, Microteatro en pandemia afianzó la conexión con su público y la comunidad artística. Ofreció obras vía streaming durante más de un año hasta que reabrió en La Rural en marzo de 2021. En noviembre del año pasado volvió a su sede con estrictos protocolos. No se permitía tomar en las salas, ni sacarse el barbijo, y las obras duraban el tiempo que se consideraba contacto estrecho. Con el rebrote del verano, enero fue muy crítico a nivel público, con funciones suspendidas por covid, y a partir de febrero el público repuntó y fue en franco ascenso.
Por ese motivo decidieron añadir el mes pasado “Microplus”, con una cartelera de martes y domingos, lo que antes de la pandemia era “Micromartes domingueros”, y se sumó a la amplia cartelera que de miércoles a sábados presenta seis obras en sesión central (de 20 a 22.30), los miércoles y sábados otras seis en golfa y jueves y viernes otras seis diferentes, también en golfa (de 22.30 hasta la medianoche y más los fines de semana). El precio es accesible, actualmente una obra cuesta 500 pesos pero hay combos si se ven dos o más obras y otras promociones.
De la selección de las mejores obras del primer semestre que se verán a partir de mañana, destacamos: “El vivero”, de Carolina Liponetzky, con dirección de Martín Goldber y actuaciones de Manuela Iseas y Mariela Kantor (jueves y viernes a las 22.20, 22.50, 23.20 y 23.50); “El modisto y la novia”, de Liponetzky, con dirección de Sebastián Suñe y actuaciones de Martina Salazar y Rodrigo Lica Llorente (martes y domingos a las 20.10, 20.40, 21.10, 21.40). “Cuestión de risa”, dirigida por Golber, con Mayra Homar; “Globo de mentiras”, dirigida por Dalia Gutman y “El chacal”, con Gonzalo Ruiz.
Fuente: Ámbito