Detrás de bambalinas: un fantasma en el Teatro Payró y la anécdota antifantasma del Teatro Cervantes. (Foto: EFE)
Hay un dicho que expresa que “un teatro sin fantasmas es un teatro sin historia”. Creer o reventar, son muchas las personas que han experimentado en primera persona sucesos inexplicables. Lo curioso es que todos coinciden en algo: estos espectros no son malos ni quieren asustar, simplemente son seres que se quedaron en el lugar que amaban.
Conversamos con empleados de teatros de la Ciudad de Buenos Aires que compartieron algunas de estas historias que no pierden vigencia gracias al boca en boca y que hacen a la mística de estos espacios culturales históricos.
Purita, la empleada que se quedó en el Teatro Payró
En la actualidad, Marta Soriano trabaja en el Teatro Cervantes, pero anteriormente se desempeñó en el Teatro Payró donde vivió un curioso episodio.
“Tengo una buena historia y con testigos”, advirtió. Y se remontó años atrás, cuando todavía vivía Felisa Yeni -una de las gestoras de aquel teatro- que murió en 2007. “Era un día de semana a la tarde. Felisa estaba en una oficina alejada haciendo una entrevista y yo estaba en la boletería conversando con Luchi Kogan cuando escuchamos muy clarito la voz de una mujer llamándola. Dos veces repitió ‘Luchi’. Lo escuchamos muy cerca, al pie de la escalera que teníamos al lado, así que bajamos a ver y no había nadie”, relató.
Se quedaron sorprendidas, pero no se asustaron. Entonces explicó que en el Payró se habla del fantasma de Purita, una empleada que murió hace muchos años. “Se comentaba que algunos la han visto pasar muy fugazmente por la sala y pensamos ‘debe haber sido Purita’”, concluyó Marta.
La anécdota antifantasma del Teatro Cervantes
Cuando terminaban las obras, a eso de las 23, uno de los técnicos del Teatro Cervantes iba a una pequeña sala donde había un piano Lugner, prendía la luz de atril y se sentaba a tocar. Pero una década atrás, esa práctica tan cotidiana se vio alterada.
“Estaba tocando y alguien se asomó y en un español antiguo me preguntó ‘¿Y tu quién eres?’. Levanté la vista y como estaba casi en penumbras solo podía ver el contorno de una mujer”, describió. Sin dejar de tocar, le dijo que era técnico del teatro y ella se marchó. “Debe haber sido menos de un minuto pero a mi me pareció eterno”, aseguró.
Entonces explicó que en aquel teatro siempre se habló del fantasma de María Guerrero, la española que lo fundó. “Nosotros trabajamos de miércoles a domingos. Era el último día, me fui a mi casa pensando y estuve todos los días dándome manija. Siempre fui agnóstico y con eso me vino toda la estantería abajo”, expresó.
El miércoles cuando regresó a trabajar habló por un handy con el que están intercomunicados casi todos los empleados del teatro y consultó si había un elenco internacional ensayando en la Sala Caviglia, a lo que una de las jefas le respondió que sí.
“Entre decepcionado y aliviado, una cosa ambigua, le conté todo lo que había pasado. Ella se lo contó a la actriz en cuestión que me vino a ver diciéndome que ella se había pensado que yo era un fantasma”, concluyó.
Sofía, la bailarina del Teatro Colón
Hay un fantasma al que los empleados llaman Sofía. Supuestamente, tiene una base de realidad: una bailarina se suicidó después de ver frustrada su carrera por una rotura de tobillo.
No son pocas las bailarinas que la han visto fugazmente en el espejo donde ensayan. Aparece detrás,fantasmal, imitando sus movimientos.
Fuente: TN