¿Qué se considera un viaje de lujo? Cada uno podría dar una respuesta, según sus gustos, que incluya hoteles cinco estrellas, playas paradisíacas y experiencias inolvidables. Pero más allá de los intereses personales, se pueden mencionar tendencias en un área siempre en movimiento y en pleno crecimiento, en busca de cosas nuevas, donde los argentinos siempre dicen presente, a pesar de la crisis económica.
“La última moda es el lujo silencioso, alternativas de viaje que no necesariamente sean muy caras, sino que ofrezcan una vivencia diferente, como una ruta del vino o un viaje a medida”, contó María Laura Romero Mirci, organizadora de la segunda edición de Luxury Travel Talks, charlas orientadas a agentes de viaje sobre el segmento lujo que se realizó en el hotel Anselmo, en San Telmo, donde también se ofreció un show de tango de Mansión Tango.
También explicó que una de las tendencias es hacer viajes con familias ampliadas: “Cada vez es más frecuente que un abuelo invite a hijos y nietos y alquilen una casa, una villa con servicios en algún lugar del mundo. Turquía está muy de moda, por ejemplo. Estas charlas fueron creadas para que los agentes de viaje estén al tanto de lo que demandan los viajeros”.
Romero Mirci, que trabaja en el sector turístico desde hace 30 años y actualmente es directora comercial de The Trust Collection, representante de marketing de productos de lujo, aseguró que a los argentinos les gusta ir a lugares donde nadie llegó, que sean una novedad y confirma que, a pesar de la crisis económica, este segmento sigue firme, sin sufrir demasiado por los vaivenes del peso.
También hizo referencia al aumento de jóvenes que demandan viajes de alta gama, algo relativamente novedoso en este segmento, habitualmente destino a personas más maduras.
Gustavo Schwindt, uno de los oradores de las Luxury Travel Talks comentó que los viajeros premium cada vez más están más interesados en viajes hechos a medida: “Ya no se venden paquetes enlatados, sino productos a la medida de cada cliente, absolutamente personalizados”. A cargo de la agencia Viajes Memorables, especializada en viajes de lujo, explicó ante la audiencia integrada por agentes de viaje, que ya no se asocia más el lujo con la Polinesia o las Seychelles, sino por ir a donde la gente no va. “Se venden experiencias, la gente opta por viajar a donde menos va el turismo, por ejemplo, Laponia, Sri Lanka. Y no se busca el ostentamiento, sino lo natural”, agregó.
También hizo referencia, desde su experiencia, a que los viajeros de este segmento son muy conscientes del cambio climático y se inclinan por viajes amigables con el medio ambiente: “Cada producto tiene que ser sostenible, estos viajeros son muy cuidadosos con el patrimonio del lugar que visitan, quieren que dentro de 20 años este igual a como lo conocieron hoy, esto es lo que priorizan las nuevas generaciones”.
Con respecto a los destinos clásicos, como París, Nueva York y Londres, entre otros, comentó que se siguen vendiendo, pero los turistas buscan las novedades, las propuestas diferentes en esos lugares.
Andrea Tosi, de la agencia Promover, encargada de la representación de marcas turísticas, coincidió en que los turistas no buscan lo clásico, sino darle una vuelta diferente.
“En el Caribe, por ejemplo, los viajeros de lujo se inclinan por islas menos exploradas, como Caimán, entre otras poco visitadas y están atentos a tener una mejor experiencia, más allá del precio”. Además, Tosi agregó que este segmento tiene mucha conciencia ecológica y elige viajes para disfrutar del contacto con la naturaleza.
Viajes de incentivos
La demanda de los viajes de alta gama está en permanente transformación, tanto para itinerarios personales, como el segmento corporativo, donde dominan las salidas de incentivo. María del Mar Musciatti, de la Agencia Serandipians, otra de las oradoras, se explayó sobre lo que más se pide en el sector empresarial para estas salidas: “Se enfocan en las experiencias de todo tipo muy orientadas al perfil de cada grupo, en lograr una conexión emocional con la gente y buscan que los viajes tengan detalles de marcas de lujo”. Dentro de esas experiencias diseñadas a medida enumeró la posibilidad de hacer stand up paddle en la Antártida, un cocktial en el London Bridge, un campamento en el desierto de Dubai con trajes típicos o la posibilidad de manejar una Ferrari en un pueblito de Italia, que desde su agencia se encargan de organizar hasta el más mínimo detalle.
“El lujo no es algo más caro o más ostentoso -resaltó Mercedes del Castillo directora de Furlong Fox, agencia que pertenece a Virtuoso, una red global de consultores y proveedores de servicios de alta gama-; el lujo no es algo más caro o más ostentoso. Lujo tampoco es moda, es servicio personalizado, es saber poner el foco en la experiencia. La gente quiere disfrutar y busca novedades”.
Cruceros premium
Los cruceros fue otro de los temas destacados que se abordó en el encuentro, donde se hizo hincapié en las salidas en barcos chicos, exclusivos y con la posibilidad de llegar a puertos que las grandes embarcaciones no pueden acceder.
Marcos Zirollo, Brand Manager de la naviera Azamara, de la empresa Organfur, comparó a los cruceros que representa con un hotel boutique en alta mar: “Son 400 tripulantes y 700 pasajeros, una atención superpersonalizada, además, el 90% de las cabinas son con balcón. Otro punto a favor es que al ser barcos chicos se tiene acceso a puertos más pequeños, lo que permite una inmersión en el destino, incluso con noches en cada lugar”. Explicó que los Azamara, por ejemplo, pueden entrar en Montecarlo (otros cruceros, no) y que las excursiones que ofrecen a los pasajeros están enfocadas en meterse en la cultura local, que es lo que piden los viajeros de este segmento.
Fuente: Andrea Ventura, La Nación