Dos jóvenes se paran frente a una mesa de libros y uno le dice a su acompañante: “Acá hay verdades”. Sonríen por el chiste pero de verdad lo piensan y se ponen a revisar los libros. Una linda escena que define el espíritu de La Noche de las Librerías, este sábado a la noche primaveral -levemente fresco- en el centro de la ciudad de Buenos Aires.
Hay algo hermoso, por supuesto, en ver las calles -Corrientes, como siempre, pero también las de San Telmo, Villa Crespo, Palermo, Villa Ortúzar, Colegiales y Boedo-llenas de gente que revuelve libros, que habla de libros, que rasca la billetera y se lleva algunos a casa. Hay algo hermoso pero, también, hay algo aliviador: en medio de las tensiones de la vida cotidiana, La Noche de las Librerías es un espacio de encuentro. Bienvenido.
Una muñeca gigante de Mafalda presidió el paisaje del centro de Buenos Aires, durante una nueva edición de «La Noche de las Librerías».
Corrientes, la calle de las librerías
Una pequeña multitud cubre dos carriles de la emblemática Corrientes –la calle de las librerías, un paisaje urbano de fama mundial-, desde Cerrito hasta Callao y viceversa. Por los otros dos carriles, la circulación de autos se mantiene y se producen pequeñas aglomeraciones en algunas esquinas (además de que las librerías que dan a los dos carriles de tránsito de autos, pierden en convocatoria contra las que están en la vereda de enfrente).
La ministra de Cultura Gabriela Ricardes recorre los títulos de una mesas de libros, atractivo central de «La Noche de las Librerías» 2024
Todo transcurre con tranquilidad, sin embargo. Con el bullicio propio del centro porteño. El paisaje es de librerías con sus puertas abiertas, mesas de ofertas, escenarios al aire libre para recitales, charlas sobre vida y literatura. Ese es el paisaje que presenta esta tradicional zona de la ciudad de Buenos Aires.
Pasadas las 21.30 en el Escenario Obelisco, ubicado en Corrientes entre Cerrito y Libertad, Florencia Canale da cuenta de su amor por los libros, y de todo lo que sucede a la hora del ritual de la lectura. “En esta carterita tan chiquita está el libro que estoy leyendo ahora porque que se yo lo que me puede pasar de aquí en más… Voy con mi libro, en papel por supuesto.”, dice la best seller de novelas históricas. Enfrente suyo, otro gran nombre de la literatura argentina contemporánea: Eduardo Sacheri. “A mi cuando me prestan un libro no lo devuelvo hasta que no me lo reclaman”, dice el autor de La pregunta de sus ojos.
Es un pin pong ameno en donde los dos se cuentan sus pasiones (y manías) de lectores. Canale dice que en su último viaje no le interesó un libro y lo dejó en el avión. Sacheri sonríe y asiente. Y hay un diálogo chispeante entre ells. “¿Para que escribís?, le pregunta Sacheri. Canale le responde ”para cambiar el mundo”. Sacheri: “¿en serio? Para tanto?”. Y le responde con seguridad Florencia Canale “Si, Eduardo”.Muchos jóvenes circulan por las librerías porteñas en busca de verdades. Y Albert Camus puede ser un buen proveedor.
El encanto de las librerías de Buenos Aires
“¿Si les gusta tanto, ¿por qué no vienen todo el año a las librerías?” Eso pregunta, burlón, un adolescente que anda con -o a la rastra de- su madre. El chico tiene en la mano un ejemplar de 78. Historia oral del Mundial, de Matías Bauso, un libro que inspira la serie que estrenó Disney recientemente. La mamá debe haber aprovechado alguna de las promociones: el ejemplar que el joven tiene en la mano vale 63.200 pesos.
A pesar de la burla, la pregunta del adolescente vale. ¿Por qué juntarse una noche a comprar libros, si se los puede comprar en cualquier momento o incluso online? Bueno, quizás la explicación de esta costumbre -que arrancó en 2007, cuando el Jefe de Gobierno era Jorge Telerman, un gestor cultural- sea justamente el encuentro, el paseo y, cómo no, las muchas actividades que se despliegan en los “livings” instalados en las calles.Variedad de ofertas atraen miradas atentas y curiosas de la pequeña multitud que circula por el centro porteño a través de sus tradicionales librerías
Es un programa literario amable, variado y completo. Aquí se habló de literatura coreana -el año en que el Premio Nobel de Literatura se lo llevó Han Kang– y aquí estuvieron las más jóvenes de las escritoras hablando de una pasión que trasciende cualquier estereotipo de juventud. Aquí se leyó poesía, simplemente poesía. ¿Qué mejor que una noche bajo el cielo de Buenos Aires, aflojándole un poco a la corrida cotidiana y escuchando un verso tras un verso tras un verso, como un mantra que vuelve a conectarnos con nosotros mismos… y con los demás?
Más gente con bolsitas: dos señoras arriba de 40 llevan Los soles de Santiago, de Viviana Rivero, Nexus, de Yuval Noah Harari, Antes que nada, de Martín Caparrós y Ladrilleros, de Selva Almada. Un hombre grande pasa con Las niñas del naranjel, el libro de Gabriela Cabezón Cámara que acaba de ganar el Premio Sor Juana Inés de la Cruz en México. Los de Han Kang, la Premio Nobel, por todos lados. Y se repiten los del psicólogo Gabriel Rolón.El paisaje bullicioso de la Avenida Corrientes hacia el Obelisco, con gente sobre la vereda y autos circulando por los carriles de la izquierda
“Para el arbolito”, dice, con un guiño, una pareja de treintañeros. Llevan un surtido que incluye libros infantiles como Un mar de fueguitos, de Eduardo Galeano y el hermoso Tener un patito es útil, de Isol. De nuevo: descuentos de tarjetas y buenos títulos resultaron un combo alentador.
Un punto alto de la noche fue la entrevista que Gabriela Saidón le hizo a Luis Novaresio por su novela Todo por amor pero no todo. Allí el periodista cambió de mostrador y estuvo del lado de los que responden. Sus seguidores se juntaron a verlo.
Escuchar, opinar, encontrarse y, de paso, tomar algo, disfrutar la ciudad. La Noche de las Librerías lo hace posible este sábado a la noche en Buenos Aires.
Fuente: Infobae.
[Fotos: Jaime Olivos; prensa Cultura GCBA].