El ex presidente de Estados Unidos, Jimmy Carter, habló de él. También lo hizo el primo de un sultán de Omán, al sur de Asia, y el Primer Ministro de las Islas Feroe. Dijeron del barco Logos Hope que es mucho más que la librería flotante más grande del mundo, que sirve como faro para una humanidad desesperada. Sin embargo, con su llegada a la Argentina empezó la polémica.
El barco Logos Hope recorre los puertos del mundo desde 1970 con una propuesta particular: la venta de un millón de libros de 5 mil títulos distintos. Más de la mitad, están en español; el resto, en inglés. Sus próximos destinos son Rosario (desde el 30 de mayo), Buenos Aires (en Puerto Madero, a partir del 27 de junio) y, finalmente, Mar del Plata.
Esta mañana, los libreros de la Ciudad de Buenos Aires prendieron la luz de alarma y emitieron un comunicado en el que expresaron su preocupación por la llegada del barco, advirtiendo de un sesgo religioso en la selección de libros y de la competencia desleal.
«No sabemos qué impuestos tributarán en la Argentina, pero sí que el proyecto millonario es financiado por OM internacional, una organización pentecostal cuya tripulación está conformada totalmente por misioneros voluntarios que sirven por el término de dos años, lo que implica además condiciones de competencia desleal con las librerías establecidas que contratan a sus empleados con todo la carga y obligaciones que ello significa», se lee en el comunicado.
También explican que «a pesar de que transporta principalmente libros de temática religiosa, no incluye en su oferta bibliográfica libros de religiones diferentes a la Cristiana como el Talmud, el Corán, el Bhagavad-gita o el Popol Vuh».
Según explicaron voceros del Logos Hope a LA NACION, en cada puerto que visitan es muy común que tengan este tipo de problemas: «Entendemos que a falta de conocimiento o información la gente local piense este tipo de cosas. Entender que todos somos diferentes y respetar las opiniones de cada persona es importante».
Y aseguraron que su objetivo no es «lucrar ni ser competencia de ninguna librería local».
Respecto de los tributos, advirtieron que en la visita a cada país afrontan tributos a nivel de gobierno central y de cada uno de los gobiernos descentralizados. Tributos que son de «carácter naviero y comercial».
Una polémica de interés nacional
El 15 de marzo de este año, el secretario general de la Presidencia de la Nación declaró de interés nacional la visita del Logos Hope. En la resolución 157/2019, publicada en el Boletín Oficial, se puede leer: «Declárase de Interés Nacional la Visita a la República Argentina del buque M/N LOGOS HOPE».
El nombre proviene de «logos», que en griego significa «palabra», y de «hope» que en inglés es «esperanza». Tiene una tripulación de 400 personas de más de 60 países distintos, de edades y culturas diferentes, quienes no reciben dinero por estar ahí, sino que pagan. Además de libros, a bordo hay un café internacional y un teatro.
Una de esas 400 personas es Micaela Di Florio, de 21 años, que está a bordo del barco desde febrero de 2019. Dice que cuando tenía 16 conoció el proyecto y desde entonces su sueño era ser voluntaria: «Me pareció una idea muy linda porque yo ya estaba sirviendo y trabajando como voluntaria en campamentos de niños y adolescentes, y me parecía algo donde también podría estar poniendo mis talentos en servicio de las demás personas».
Se trata de un barco religioso. Pil-Hun Park es el director y en su carta de bienvenida así lo dice: «Confiamos en que al visitar el barco, no sólo disfrutará su tiempo en nuestra casa, sino que también experimentará algo del amor de Dios por usted». El Logos Hope es operado por GBA Ships, una organización internacional de fondos cristianos sin fines de lucro.
Según su propio sitio web, Logos Hope se financia a través de tres fuentes diferentes: donantes particulares, miembros voluntarios de la tripulación y las ventas de libros en la feria de libros. Con la venta de los libros mantienen el barco andando: usan ese dinero para combustible y alimentos. «El costo de la entrada es una de las maneras en que el barco puede financiarse, nadie obtiene un salario, los costos por visita a cada puerto son excesivos y es por eso que la venta de libros, entrada, mensualidad de los voluntarios y patrocinadores alrededor del mundo hacen que el barco pueda seguir su curso», explicaron los voceros del barco a LA NACION. El costo de entrada al barco es de 50 pesos.
El barco estuvo en el puerto de Bahía Blanca, provincia de Buenos Aires, del 19 de marzo al 1 de abril. Desde el 30 de mayo al 25 de junio amarrará en la Estación Fluvial de Rosario, provincia de Santa Fe, para luego llegar al puerto de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el 27 de junio y quedarse allí hasta el 21 de julio. El último puerto argentino en el que se podrá visitar el barco será el de Mar del Plata, donde permanecerá del 24 de junio al 19 de agosto.