Tina Turner, ícono de la música, sorprendió esta semana en Broadway como espectadora en el musical que recrea su vida. La cantante acudió al Teatro Lunt-Fontanne de la ciudad de Nueva York y, al finalizar la función, pronunció un emotivo discurso sobre el escenario por el que la aplaudieron de pie.
«Estoy muy feliz. Este espectáculo es la prueba de cómo el veneno se puede transformar en medicina», dijo dirigiéndose a la sala, en la que también se encontraba su marido, el productor músical Erwin Bach, su amiga Oprah Winfrey y una multitud de estrellas: Gayle King, Martha Stewart, Tiffany Haddish, Sunny Hostin, Spike Lee, Whoopi Goldberg, Tituss Burgess, Christine Baranski y Anna Wintour.
El musical recorre la vida y la carrera de Turner, incluidos los tiempos turbulentos que tuvo que atravesar. La artista, quien el año pasado sufrió la pérdida de su hijo por suicidio, aseguró estos días sentirse bendecida por la «maravillosa carrera» que pudo desarrollar. «Después de más de 50 años de actuación, todavía recibo muchas cartas y no puedo creer lo que la gente me dice sobre lo que siente al verme en el escenario y sobre el legado que dicen que dejé», expresó. «Dicen que les di esperanza», continuó.
Phyllida Lloyd es la directora del musical, que se basa en un libro escrito por Katori Hall junto a Frank Ketelaar y Kees Prins. La música durante todo el espectáculo incluye canciones de la artista como «Proud Mary», «River Deep, Mountain High», «Private Dancer» y su gran éxito «What’s Love Got to Do with It».
Turner, de 79 años, llegó hasta el Lunt-fontanne Theatre acompañada por su marido, Erwin Bach, y su amiga Oprah Winfrey
Adrienne Warren es la intérprete que se pone en la piel de la diva y adopta los movimientos, el ingenio y el fuego ardiente de la ídola en escena, revestidos por una voz que recrea el profundo dolor de Tina y la ferocidad de su voluntad de sobrevivir a un cúmulo de adversidades.
El arco narrativo del musical sigue paso a paso en estricto orden cronológico en relación a lo dictado por la trayectoria de las canciones. Entre otras escenas del musical, «Nutbush City Limits» encuentra a la joven Anna Mae (antes de que Ike la llamara Tina) en su casa en Tennessee con su abuela (Myra Lucretia Taylor), quien la alienta a alcanzar su sueño. «Better Be Good to Me», por su parte, es una melodía tristemente irónica sobre lo que deparará más tarde a la artista.
Fuente: La Nación