«Siento que soy un guitarrista de jazz que también tiene raíces en el rock ‘n’ roll debido a mi edad. Comencé tocando rock y luego me metí en el jazz, pero el sonido de la guitarra blusera de BB King, siempre ha sido parte de mi sonido. Creo que también funciona bien en el jazz», responde a InfobaeCultura desde el otro lado del mundo el guitarrista John Scofield (Dayton, Ohio,1951), terminando en estos días su gira por Japón antes de llegar a Buenos Aires, donde se presentará el próximo 7 de junio a las 21 hs., en el Teatro Coliseo, comenzando así su gira latinoamericana que también lo llevará a Brasil y a Chile.
Scofield, como Pat Metheny y Bill Frisell, acaso los tres guitarristas de jazz más visibles de esta época, acusó el impacto que el rock tuvo sobre la guitarra en los años sesenta. Y si bien Jimi Hendrix fue una bisagra, ya que hubo un antes y un después en el instrumento luego de su fulgurante y breve aparición, Scofield lo ve de otro modo: «Creo que hubo un antes y un después en la escena del rock de finales de los años sesenta, y eso realmente cambió el enfoque del instrumento. No se limitó a Hendrix, quien, sin duda, fue el mejor y el más innovador de la era. Pero sí diría que el rock hizo posiblemente de la guitarra el instrumento más popular del mundo. Los guitarristas de jazz como yo empezamos a usar técnicas de rock en el jazz».
Por esos años, luego de una infancia en Wilton, un pueblo casi rural del estado de Connecticut, donde durante la adolescencia armó la típica banda de rock, pasó a estudiar en el Berklee College of Music, de Boston, y casi de inmediato, a tocar con Chet Baker y Gerry Mulligan, con quienes partició, en 1974, de un célebre concierto en el Carnegie Hall, para celebrar la reunión de Baker y Mulligan luego de un hiato de veinte años.
A partir de entonces, Scofield empieza una exitosísima carrera acompañando al baterista Billy Cobham, al tecladista George Duke, al contrabajista Charles Mingus y a un sinnúmero de grandes músicos –entre otros, el vibrafonista Gary Burton, el contrabajista Miroslav Vitous, los saxofonistas Dave Liebman y Lee Konitz, el pianista Hal Galper–, etc., hasta llegar, en 1982, al grupo de Miles Davis, con quien tocó durante tres años y medio. Cuando se le pregunta qué aprendió de él, contesta: «Tocar con Miles me significó un aprendizaje muy importante. La experiencia realmente me hizo madurar y aprender a hacer música. Es muy gratificante cuando uno tiene que tocar con otro noche tras noche porque así es como se absorbe y entiende un estilo que no necesariamente es el tuyo. Eso sí: ¡Miles era un jefe muy duro!».
Mientras tanto, a partir de 1977, Scofield desarrolló una actividad con sus propios grupos: primero, un trío con el bajista Steve Swallow y el baterista Adam Nusbaum (más tarde reemplazado por Bill Stewart); luego, un cuarteto con los tecladistas Mitchel Forman, Robert Aries oJim Beard, el bajista Gary Grainger y, fuerza de la naturaleza, el baterista Dennis Chambers; más adelante, durante los años en que grabó para el sello Blue Note, otro gran cuarteto con Joe Lovano en saxo,Charlie Haden en contrabajo y Jack DeJohnette en batería. Esta última formación alternó integrantes e incluyó a Bill Frisell (con quien también tocó en el grupo Bass Desires, del contrabajista Marc Johnson), a Joey Baron en batería. Por esos años, también grabó un disco a dúo con Pat Metheny, en el que participaron nuevamente Swallow y Stewart.
A este respecto, cuando se le pregunta sobre lo que le interesa de tocar con otro guitarrista –lo hizo, además de los nombrados, con Joe Beck, Larry Coryell, Jim Hall, los guitarristas de Grateful Dead, entre otros, Scofield señala: «Me asocio con grandes músicos sin importar el instrumento que toquen. Supongo que, con la guitarra, uno busca a alguien cuyo estilo empatice con el tuyo. La guitarra es genial porque dos guitarras funcionan muy bien juntas… pero, en última instancia, la sensibilidad y el talento del otro músico es lo que hace que la colaboración sea mejor y valga la pena».
En 1994, Scofield armó un grupo que incluía a Larry Goldings en piano y órgano, a Dennis Irwin en contrabajo y a Bill Stewart en batería. Con ellos vino por primera vez a Buenos Aires. Después se asociaría aMedeski, Martin & Wood, y nuevamente con Swallow y Stewart, con quienes realizó su segunda visita a nuestro país. Y así como se suceden los nombres, también ocurre otro tanto con los estilos: rock, soul, góspel, country, pop, música contemporánea.
«Siento que soy básicamente el mismo en todos los proyectos –dice–, pero, como me gustan otras formas de música, puedo moldear mi estilo personal de tocar jazz para adaptarlos. A decir verdad, solo hago pequeñas modificaciones para tocar los diferentes estilos». Una forma de comprobarlo es recurrir, por caso, a las grabaciones que existen del Phil Lesh and Friends –la banda del ex bajista de Grateful Dead, con miembros de Phish, Black Crowes y la Allmand Brothers Band–, aScorched (2004) –una obra del compositor inglés de música clásica Mark-Anthony Turnage–, a Trio Beyond (2006) –la recreación del grupo Tony Williams Lifetime, con Larry Goldings y DeJohnette– a Hudson(2017), el álbum que grabó con John Medeski, Larry Grenadier y Jack DeJohnette, recreando la música de Bob Dylan, Joni Mitchell, Jimi Hendrix y el grupo The Band.
En esta nueva visita a Buenos Aires, Scofield viene acompañado por joven pianista Gerald Clayton, el contrabajista Vincente Archer y Bill Stewart. Con ellos, en 2018, grabó Combo 66, el último disco que editó hasta la fecha. Al preguntarle sobre sus expectativas para esta nueva visita, Scofield se entusiasma: «Estoy muy emocionado de volver a tocar en Buenos Aires: la ciudad tiene un público fantástico, con una cultura maravillosa y eso es motivo de emoción. Esta banda ha estado trabajando junta por un par de años y, durante los últimos meses, hemos estado de gira sin parar. Realmente, creo que nos van a ver en nuestro mejor momento».
La Usina a todo vapor
A los aficionados a la música les queda claro que Adrián Iaies, en su función de director artístico de la Usina del Arte, ha dispuesto en los últimos años la que tal vez se pueda considerar como la mejor programación musical realizada desde una institución estatal, en forma totalmente gratuita.
A quién le queden dudas, el mes de junio, con visitas internacionales de la talla de Edu Lobo, Paolo Angeli e Itiberê Zwarg, para no hablar de los locales Jorge Navarro, Arturo Puertas y Fernando Martínez, Gustavo Bergalli, etc., tiene un destacadísimo lugar para el jazz internacional.
Así, el viernes 14/06 a las 21 h en el Auditorio, se presentarán Mark Whitfield & Kirk Lightsey Quartet (que también integran el contrabajistaSanti Debriano y Turu Alexander en batería. Lightsey –a quien ya vimos en Buenos Aires Jazz hace algunos años– es uno de los más extraordinarios pianistas de la historia, razón por la cual, además de su inmensa discografía como líder, integró los grupos de Chet Baker, Dexter Gordon, Jimmy Raney, Woody Shaw, Blue Mitchell, Harold Land, etc. Sus títulos podrán ser corroborados también el sábado 15/06 a las 19 h en la Sala de Cámara, donde ofrecerá un concierto para piano solo. Whitfield, por su parte, es un guitarrista finísimo, quien, además de una extensa discografía solista, participó en álbumes de Javon Jackson, Nicholas Payton, Cedar Walton, Ernie Watts y Christian McBride.
Ese sábado 15, pero a las 21 h en el Auditorio, el virtuoso guitarrista y compositor franco vietnamita Nguyên Lê –quien también en el marco de Buenos Aires Jazz presentó Saiyuki, un experimento de jazz y músicas folklóricas de Vietnam, la India y Japón– presentará Ha Noi, acompañado por Quang Ngo Hong en instrumentos tradicionales y voz, y Alex Tran en percusión. Solista extraordinario y colaborador de Paolo Fresu, Aldo Romano, Enrico Rava y Henri Texier, entre otros. Es, desde todo punto de vista, una cita obligada.
Fuente: Infobae