Con un Campo Argentino de Polo colmado y los filosos acordes de la canción “Sobredosis de TV” comenzaron las dos funciones del espectáculo Gracias Totales – Soda Stereo que se celebró este fin de semana en Buenos Aires.
El motor del revival se puso en marcha con ese espectáculo encabezado por los ex Soda Stereo Zeta Bosio y Charly Alberti, para homenajear a la historia de la banda y a Gustavo Cerati (fallecido en 2014).
De ese modo se comenzaba a transitar el repertorio de una docena de canciones con los más variados invitados.
En esas primeras imágenes se resumió el espíritu del concierto. El viaje al pasado con un VHS que entra en una videocasetera y muestra a Gustavo, Charly y Zeta muy jóvenes.
Luego un Cerati eternizado en la pantalla, cantando un viejo hit, como la antesala de un desfile de intérpretes que fueron convocados (Adrián Dárgelos, Andrea Echeverri, Benito Cerati, Chris Martin, Draco Rosa, Fernando Ruiz Díaz, Alvaro Henriquez, Gustavo Santaolalla, Juanes, Julieta Venegas, León Larregui, Mon Laferte, Richard Coleman, Rubén Albarrán y Walas), algunos en las pantallas, otros en vivo, sobre el escenario, para ese gesto evocativo de una banda que marcó una era, dentro del rock y el pop de la Argentina y de muchos otros países de América Latina.
Presencial Vs. Virtual
“Ey Ey Ey”, se escuchaba corear al público, como si estuviera en la pista de baile de un cumpleaños de 15 de mediados de la década del ochenta. Fuera del contexto del recital a cielo abierto, “Sobredosis de TV” es un anacronismo. Pero dentro de esas dos horas de show no se notaba o, simplemente, estaba permitido.
Gracias Totales – Soda Stereo tiene otros rasgos que juegan, seguramente sin proponérselo, con la atemporalidad y, al mismo tiempo, con la coyuntura. Porque la mixtura entre lo virtual y lo presencial que transita todo el espectáculo, de principio a fin, es un absoluto signo de estos tiempos pandémicos: ya desde la “presencia” de Gustavo Cerati en cuatro canciones (“La ciudad de la furia”, “Fue”, “Primavera cero” y la mencionada “Sobredosis de TV”) y de otros cantantes a los que solo se los pudo ver por las pantallas, hasta los invitados que sí pisaron el escenario. Y lo llamativo es que esta no fue una idea hija de la pandemia porque ya en el primer show que se realizó en Bogotá, en febrero de 2020 se trabajó sobre este formato de recital mezclado con videoclip en vivo. Es un dinámica interesante, aunque si se juzga por el resultado, la mayoría de las versiones que mejor efecto causaron en el público fueron las que tuvieron a los cantantes sobre el escenario, junto a Charly, a Zeta y a los músicos alistados en esta versión de Soda (Richard Coleman, Fabian Von Quintiero, Roly Ureta y Simón Bosio).
La maestría de Coleman al momento de cantar “Hombre al agua”, el modo como Benito Cerati hizo de “Zoom” un traje a su medida, la personalidad de Rubén Albarrán puesta al servicio de “Lo que sangra” (versión que toma distancia de la de Cerati), o la potencia vocal que Robi Draco Rosa le puso a “En remolinos” y el veterano Gustavo Santaolalla a “Cuando pase el temblor” son algunos ejemplos de que la presencialidad se impuso a las pistas grabadas. Tal vez una de las mixturas más interesantes se vio cuando Walas cantó “Juego de seducción”, mientras sus gestos expansivos sobre el escenario fueron minuciosamente combinados con el clip que el cantante de Massacre ya había grabado para esta canción. En general, los temas con voces pregrabadas que más entusiasmaron al público fueron aquellos que siempre lo entusiasmaron, desde las versiones grabadas en los cassettes de los ochenta y principios de los noventa. O sea que valieron más por su calidad de hits que por este formato virtual. Esto no va en desmedro de la labor de los invitados que posaron frente a una cámara. Porque todos hicieron muy bien su trabajo; incluso hubo versiones muy logradas, como la que Mon Laferte hizo de “Un millón de años luz”.
Sólo las apariciones de Cerati igualaron la energía del vivo. Bien lo sintetizó su hijo Benito, cuando al terminar de cantar miró a la gente y dijo: “Sepan que está mi papá en todos ustedes. Lo veo”. Puesto en la balanza, si la presencialidad se impuso a la virtualidad, pero los clips de cantantes fueron un buen matiz para este concierto, se puede pensar que luego de que Soda Stereo pasara por un espectáculo del Cirque Du Soleil y ahora por Gracias Totales queda un paso más para dar. ¿El siguiente podría ser un show holográfico? Todo es posible. Lo más importante es que el público está allí y que no responde a una franja etaria determinada. Así se lo vio en el primer recital porteño. Es bien amplio.
Varias generaciones
Tanto en el campo como en las tribunas se vio a una audiencia muy fan, con fuerte presencia de aquellos que fueron jóvenes o adolescentes en los comienzos del trío, a mediados de los ochenta, pero también hubo generaciones más jóvenes. En el “campo fan”, ese que estaba ubicado bien cerca del escenario, se congregaba la “familia Stereo”. Así se podría definir a Mónica, Claudio y a sus hijos de 22 y 14 años. ¿Desde qué año escuchan a Soda? “Desde el 86, cuando vinimos desde Carmen de Patagones a estudiar a La Plata”, decía Mónica. Ella estudiaba medicina, él arquitectura, en medio de la banda sonora de aquellos años, con Virus, Soda y una camada de grupos que, cuando los nombran, les brillan los ojos. Claudio dice que sus hijos también escuchan Soda Stereo y que compraron las entradas en 2019, apenas se pusieron a la venta. Felices estaba cuando los shows se confirmaron y conocieron que este fin de semana tendrían que viajar desde Patagones. la cita era ineludible.
La mezcla generacional fue una de las postales del concierto. Y si bien no hubo banderas ni vinchas como en los shows para adolescentes, no faltaron los que aprovecharon para comprar en los puestos de merchandising las clásicas remeras de conciertos, con el nombre de la banda o el solista al frente y las fechas de los shows en la espalda. “Gracias totales – Soda Stereo 18 y 19 de diciembre”. Casi un tesoro después de todo lo que demoró este espectáculo en llegar.
Un deseo muy postergado
La espera para ver este show fue de más de dos años. A principios de octubre de 2019 se realizó el anuncio de una gira de actuaciones en Buenos Aires y en otras ciudades del continente con esta modalidad que incluía a un Cerati virtual en un par de canciones y esa lista de cantantes que son figuras de distintos países. En apenas un par de horas se habían vendido 30 mil entradas para un primer concierto en el Campo Argentino de Polo (originalmente agendado para el 21 de marzo de 2020). Pero la pandemia no permitió que se concretara. Solo los fans de México, Perú y Colombia pudieron disfrutarlo, en cuatro conciertos que se realizaron en febrero y marzo de 2020.
Dos años, dos meses y quince días pasaron desde aquella carta que Zeta y Charly consensuaron para anunciar este proyecto que, para el público argentino, recién se concreta este fin de semana (el domingo tendrá su segunda función porteña): “Hola a Todos. ¿Por qué? No sabemos. Sucede. Una nueva última vez. Gustavo es una ausencia presente. Él decía que por más que lo intentemos nunca dejaremos de ser Soda. Y así parece ser. Lo somos, ustedes y nosotros. No somos el uno sin el otro. No somos Soda sin él. Podemos evocarlo, invocarlo. Sin ayer, sin mañana. Ahora. Yendo más allá. Convirtiendo en posible lo imposible. De esa materia se hacen los sueños. Somos un puñado de canciones, solo eso y nada menos que eso, que parecen atravesar el tiempo y las generaciones. ¿Y si existe un lugar en el que estemos de nuevo todos juntos? Tenemos un imperioso deseo, y creemos que la mejor manera de cumplirlo es pensando en los demás, olvidando lo que piensan los demás. En la vida hay momentos para reír, para llorar, para emocionarnos, para agradecer con amor y respeto. Queremos celebrar estas canciones. Vibrarlas juntos. Amigos de todas partes nos van a acompañar”, habían escrito.
El segundo tramo de esta gira que comenzó en Buenos Aires continuará en febrero. Ya hay conciertos agendados hasta abril en República Dominicana, Estados Unidos, México, Paraguay y Chile.
Fuente: Mauro Apicella, La Nación