Por qué se puede ser infiel estando enamorado y cuándo se sabe que algo es para toda la vida. Los dilemas de los vínculos personales que lleva al teatro y explora en su visita a Espacio Clarín.
Gabriel Rolón es de esos entrevistados que cuando lanzan una máxima -un concepto redondo, sonoro y contundente- marcan el tono de la charla. “El amor es una construcción en el tiempo, mientras que el deseo es inmediato”. Así arranca y la nota en su visita a Espacio Clarín se va de lleno del diván a la cama. Psicólogo y bestseller argentino sabe que su palabra en la materia levanta la atención. Tiene esa cualidad hipnótica. Tal vez por eso se atreve a llevar casos al teatro en Mar del Plata, en esta temporada, con la comedia dramática “El lado B del amor”. Histrionismo no le falta. En minutos, puede pasar de resignificar los códigos de la convivencia a vilipendiar el enamoramiento. Y de revalorar cierta rutina de pareja a comprender las riendas sueltas del deseo. Sus “lados del amor” -que para él es un estado de sufrimiento- son los de un poliedro irregular: las caras son todas distintas.
Gabriel Rolón presenta «El lado B del amor» lunes y martes en el Teatro Bristol. (Foto: Christian Heit)
– ¿La gente te busca por temas amorosos?
-Sí, no hay vueltas en esto. Si de algo sufre el ser humano es por amor. Si uno pierde un trabajo y sufre, es porque amaba lo que hacía. El sufrimiento por la pérdida de un ser querido también es por amor. Una desilusión de pareja, una pelea familiar. El amor es la vida misma, para bien y para mal.
-¿Qué lugar ocupa la pareja en nuestra vida?
-Un porcentaje enorme, pero también es cierto que no puede serlo todo. Hay quienes lo confunden y de un modo patológico. No se puede hacer todo para la pareja. El clásico “quiero que me cuentes todo; vos deberías haber dejado esto por mí”. Esas parejas son enfermas. Para mí una relación sana es la unión de dos personas que tienen una vida propia y construyen un espacio común en el que pasan cosas lindas. De lo contrario, se sufre mucho. Es importantísimo conservar lugar para lo propio.
– Muchas parejas deciden vivir separadas y conservar esos espacios individuales.
-Nos toca una época maravillosa, ¿se dieron cuenta? Estamos en un momento donde se caen los paradigmas todo el tiempo. A mi mamá ni se le ocurría convivir con mi papá antes de casarse. Cada uno de nosotros es feliz de un modo distinto. Pretender imponer un único modelo es una locura.
-¿Se puede amar y ser infiel al mismo tiempo?
-Sí, claro. El amor y el sexo no son lo mismo. El amor es una construcción y el deseo es inmediato. Ves a alguien y te gustó. Ya sabés si lo deseás o no. No se juega la moral de uno por si te acostás o no la primera noche. El amor, por el contrario, es cuando proyectás algo más con el otro. El deseo feroz te lleva por delante, mientras que el amor es paciencia, es entender las diferencias, acordar con el otro, un trabajo mucho más arduo. Pretender que el otro sea exactamente lo que uno quiere, es una utopía. Y aún así, por más de que estés súper enamorado y bien con tu pareja, ese amor no detiene al deseo. Que estés con alguien que consideres soñado, no quita que vayas a un lugar y aparezca una mujer o un hombre que te guste. El amor a primera vista existe… pero cuatro años después. (Se ríe) Es decir, se resignifica con el tiempo.
-Después del enamoramiento, ¿cuánto tiempo pasa para entrar en la otra etapa?
-Cada relación es única y los tiempos van sujetos a cada individuo. El enamoramiento, como marca el “miento”, es una mentira maravillosa, una ilusión, un trastorno de la percepción. Uno proyecta anhelos en el otro, deseos y lo ve perfecto. Uno acepta cosas que con el tiempo no va a aceptar. El amor no es ilimitado. Todos tenemos una cantidad de amor para dar. Eso se llama libido, que es energía psíquica. Y uno la vuelca en distintas cosas. El enamoramiento es cuando lo concentrás todo en una pareja. La etapa que le sigue es la desilusión, que es la más realista porque no construye sobre bases erróneas.
En teatro. Una periodista visita a Rolón, pero el reportaje es la excusa para abordar un caso de violencia de género. Una trama actual. (Foto: Prensa)
-¿Se puede cambiar al otro?
-No. Eso es un pecado común de omnipotencia.
-¿Pueden convivir personalidades fuertes?
-Requiere mucha inteligencia. Lo bueno de una pareja es cuando los roles pueden intercambiarse. Y ojo que hay una diferencia enorme entre estar cómodo y ser feliz. Miren sino la peli “Náufrago”.
-¿Hay parejas que persisten por comodidad?
-Sí, porque no se dan cuenta de que la vida es tiempo. El que juega con su o tu tiempo, juega con su o tu vida. Si no estás feliz, tenés que salir de ahí. Les recomiendo la teoría del eterno retorno, de Nietzsche. El amor no es cómodo, es riesgoso.
– ¿Cuándo vale la pena seguir intentándolo?
Uno puede intentar, a pesar de una desilusión, cuando las cosas que ya sabés que no te gustan del otro, al menos no te lastiman.
-¿Todos los amores merecen ser vividos?
-No. Algunos lastiman. El amor es una emoción que sienten las personas y hay personas sanas y enfermas. Cada uno ama desde lo que es. Hay quienes lo hacen desde la posesión, la indiferencia y el maltrato. De esos amores enfermos hay que irse, aún estando enamorados. Una relación que te destruye el amor propio no tiene nada para dar.
-¿Existe el amor para toda la vida?
-Puede que sí, pero es algo que las personas descubrirán en los últimos minutos de su vida.
EN ESCENA
“EL LADO B DEL AMOR”
Teatro: Bristol.
Dirección:
Santa Fe 1751, Mar del Plata.
Funciones:
Lunes y martes, a las 21 hs.
Fuente: Clarín