Una italiana de 15 años llora en Oporto (en portugués, Porto), Espera en la cola para pagar la entrada de 5 euros en la boletería que dispuso la Librería Lello, a pocos metros de su puerta histórica en Rua das Carmelitas 144. Se saca una selfie con el ticket y le dice a la cajera: “Es un momento muy importante para mí”. La chica vino de Milán a esta ciudad portuaria del noroeste de Portugal y, antes de la foto, se seca las lágrimas con una bufanda de Gryffindor.
Por si alguien no leyó la obra de J. K. Rowling y tampoco vio las películas de la saga de Harry Potter, Gryffindor es una de las cuatro casas del Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería. Pero, ¿cómo se vincula aquel universo mágico con la Librería Lello & Irmão (Livraria Lello e Irmão, en portugués), cuya historia se remonta a 1869?
La escritora británica fue profesora de inglés en Oporto de 1991 a 1993, años en los que escribió el capítulo clave “El Espejo de Oesed” de Harry Potter y La Piedra Filosofal.
El escritor Enrique Vila-Matas describió a Lello como “la librería más bonita del mundo” (Daniel Rodríguez)
J. K. Rowling siempre iba a la librería: se dice que mucho del lugar se encuentra en las descripciones y entrelíneas del imaginario de Harry Potter. ¿Están los escalones movedizos de Hogwarts inspirados en la escalera central, roja y dorada, que lleva a la primera planta de Lello?
Como es invierno y temporada baja, la fila para entrar es corta. El edificio es obra del ingeniero Xavier Esteves y fue inaugurado el 13 de enero de 1906 con una gran convocatoria de intelectuales y figuras de la época.
“Un templo al arte”, se publicó en los diarios de antaño, que cubrieron la inauguración. Dicen que, precisamente, la primera impresión de los visitantes en aquellos años se asemejaba a la entrada a un templo para la meditación y la contemplación artística.
En temporada alta o baja, siempre hay gente en la Librería Lello & Irmão, en Oporto (Daniel Rodríguez)
El estilo mezcla detalles modernistas y neogóticos y, como antaño, la fachada tiene tres ventanas en lo alto y dos figuras pintadas que representan el Arte y la Ciencia.
Una vez adentro, si no fuera por la magia de Harry, posiblemente la fan italiana se arrojaría igual hacia la escalera para pedir fotos, como lo hace el millón de turistas que reciben por año. No es fácil subir, circular, mirar libros.
Quienes compramos algún ejemplar nos enteramos de que se le descuenta el ticket de la entrada. Entonces, cuenta una empleada: “Desde que Lello cobra el ingreso, la librería no sólo alejó el fantasma de la quiebra, sino que volvió a ser un próspero negocio”.
Mientras siempre figura en distintos rankings -como en The Guardian y Lonely Planet-, el escritor Enrique Vila-Matas describió a Lello como “la librería más bonita del mundo”.
El vitral del techo de la Librería Lello (Daniel Rodriguez)
Todos admiran el vitral de colores del techo, donde se lee Decus in Labore (en latín, «Dignidad en el trabajo», o también se traduce como «Orgullo por el trabajo»). Y los arcos ojivales apoyados en pilares tienen bustos esculpidos de escritores como Antero de Quental, Eça de Queirós, Camilo Castelo Branco o Guerra Junqueiro.
En el suelo de madera, una vía conduce hasta un carro lleno de libros de ¡Harry Potter! Y el mago tiene un espacio que incluye escobas y videos.
Una vía conduce hasta un carro lleno de libros de Harry Potter. Cerca, en el fondo también, hay un espacio dedicado al mago.
El catálogo de 1930 habla de la escalinata: “Quien recorre la sala, ve ante sí la escalinata, que es una pieza de sorprendente atracción, por la apariencia de liviandad que esconde la audacia de su concepción. Se siente el deseo de subirla y se siente el recelo de que pueda desmoronarse con nuestro peso”. Sospechamos que si algo así estuviera por ocurrir, algún hechizo lo impediría.
Fuente: Clarín