En Brasil el açaí, la fruta tropical afrodisíaca, es un clásico en las playas para comer a toda hora
Aunque para muchos parezca lejísimo, un viaje interminable, cada vez son más los que se animan a viajar al sur de Brasil en auto. Para evitar los altos costos de los vuelos, para tener movilidad en el destino, para disfrutar las horas en la ruta, los paisajes que se suceden por la ventanilla y la posibilidad de hilvanar balnearios conocidos con otros sitios menos explorados.
Las playas preferidas de los argentinos se reparten en la isla de Florianópolis, Bombas y Bombinhas y Camboriú en el estado sureño de Santa Catarina, que el próximo verano se espera que vuelvan a tener gran afluencia por los altos costos de la costa atlántica bonaerense.
Para los que están planeando la aventura rutera, viajeros frecuentes comparten algunas sugerencias de itinerarios posibles y playas para descubrir.
“La recomendación más importante para encarar un viaje en auto a Brasil es considerar al camino como parte de las vacaciones. Así que no corran, disfruten, jueguen, compartan”, incita Pablo Palmeiro, un verdadero experto a la hora de manejar al país vecino. Su primera experiencia al volante fue en 1980 en el coche de su padre, y desde 1996, comenzó a ir por su cuenta en forma ininterrumpida. Su pasión lo impulsó a desarrollar un sitio web y un grupo de Facebook sobre como ir en auto a Brasil, donde viajeros comparten todo tipo de consejos para conductores, recomendaciones sobre destinos, relatos, fotos, mapas y opciones de alojamiento.
Pablo disfruta de pasarse horas al volante en busca de las mejores playas, sin pasar por aeropuertos y acerca sus recomendaciones.
Por ejemplo, suele hacer el viaje vía Uruguay por el paso Colón-Paysandú: son unos 1700 kilómetros de rutas repletas de paisajes para ver y disfrutar hasta Florianópolis. El clásico es hacer una escala en São Gabriel para descansar, y al día siguiente continuar. Aunque muchos avanzan hasta poco antes o después de Porto Alegre.
“De los 750 kilómetros que separan São Gabriel de Florianópolis, los primeros 300 (de mano única) son los que presentan más dificultad, por el tránsito de camiones. Por eso, muchos prefieren evitar el tramo de la BR 290 entre Rosário do Sul y Porto Alegre, y luego de llegar a Rosário do Sul toman la BR 158 hacia Santa María y desde allí la BR 287 a Porto Alegre. Es un recorrido 33 kilómetros más largo, pero se hacen más de 80 kilómetros de autopista antes de llegar a Porto Alegre. La contra es que tiene varios peajes”, precisa Palmeiro.
Y añade que por vía São Gabriel solo hay 15 kilómetros de autopista antes de llegar a Porto Alegre, y desde allí son 100 km más de la BR 290 hasta Osorio, en donde se empalma la BR 101. “De todas formas, salvo algunos tramos cortos, las rutas están en muy buenas condiciones, con muchos kilómetros de autovía para disfrutar del viaje”, asegura.
Tanques y estaciones
Como cálculo estimativo, hacer el periplo en coche hasta Florianópolis demanda unos tres o cuatro tanques, según la capacidad de cada vehículo, es decir, cerca de 200 mil pesos ida y vuelta para un rodado mediano, sumados a dos noches de hotel en el camino. Generalmente, los peajes se ubican en los accesos de las grandes ciudades. Es recomendable viajar en horarios diurnos, respetar las leyes de tránsito y límites de velocidad, ya que en algunas oportunidades se hacen controles de multas impagas al salir del país.
Consultado sobre las estaciones diesel en Brasil, Palmeiro aclara que hay muchas, pero el problema es que solo los camiones y ómnibus son diesel en el país vecino, por lo que no hay talleres que puedan reparar cualquier tipo de desperfecto en este tipo de motores, tanto en la ruta, como en las ciudades. En caso de tener algún problema serio con un auto particular, la recomendación es trasladarlo a la Argentina para su arreglo.
Viviana Sequeira tiene 63 años, vive en Buenos Aires, y desde hace 15 viaja a Brasil en auto con familiares o amigos. “Los primeros cinco trayectos los hice en febrero, porque mi hijo estaba en el secundario. Hace 10, los hago en marzo, con temperaturas que por lo general son más estables y con mejores precios. Hemos cruzado por Colón, entrando a Uruguay por el puente internacional y luego hasta Santana do Livramento. También por Concordia cruzando a Uruguay por Salto Grande hasta Quaraí (Brasil). O por Paso de los Libres (Corrientes). En otra oportunidad hemos recorrido la costa uruguaya entrando a Brasil por Chuí”, cuenta Viviana.
Para ella, una de las mejores opciones es salir por Colón, porque son 200 kilómetros menos desde CABA (con peajes). Hace unos años la R 26, de Uruguay, se encuentra en buenas condiciones. Otra buena opción es salir por Concordia (sin peajes), aunque algunos pocos kilómetros del lado uruguayo el pavimento no está óptimo.
Se sabe, Santa Catarina es uno de los destinos más buscados por la calidad y variedad de sus playas; solo en la isla de Florianópolis (la capital catarinense, a 1755 km de Buenos Aires por las RN 14 y BR 290) existen unas 50 playas principales y otro tanto pequeñas; la mayoría aptas para bañarse; las del norte son las de mejor infraestructura; las del sur combinan belleza natural con un entorno más agreste. A partir de octubre se activan todos los servicios costeros que cierran en la temporada baja luego de Semana Santa.
“Cuando voy de vacaciones al sur de Brasil siempre me gusta parar en algún lugar cercano al camino como Bento Gonçalves, Valle Edén, Recanto Maestro, São Miguel das Missões o Caçapava do Sul, todos destinos en los que podés pasarte un día completo, y otros cómo Gramado y Canela para quedarse más días. Eso sí, desde hace unos años intento viajar fuera de temporada, generalmente antes del verano. Al principio iba siempre a Cachoeira do Bom Jesús, al lado de Canasvieiras, pero desde hace casi 10 años vamos a Playa de Palmas, en Governador Celso Ramos, entre Florianópolis y Bombinhas”, sigue Palmeiro.
Luego de atravesar la frontera Colón-Paysandú, su recorrido habitual continúa por territorio uruguayo hacia Tacuarembó hasta el paso de Rivera. Ya en Brasil, pasa por Rosário do Sul y São Gabriel, la ciudad en donde la mayoría de los argentinos pernocta antes de seguir viaje.
Ubicada en el continente, Bombinhas (a 76,1 km de Florianópolis por la BR-101) es otra de los destinos más visitados del litoral de Santa Catarina. Con un mar calmo y un clima agradable, las playas más buscadas son Conceição, Mariscal y Quatro Ilhas.
“Generalmente primero vamos a Bombinhas, y de ahí recorremos toda la zona, hasta Camboriú y Meia Praia (Itapema). La segunda parte de las vacaciones la hacemos en Florianópolis, y desde ahí nos movemos a pasar el día a otras playas incluso, fuera de la isla, como las de Governador Celso Ramos o Guarda do Embaú, al sur y en el continente. Justamente, elegimos viajar en auto por la comodidad que tenemos para recorrer varias playas”, explica Sequeira.
A 38 km de Bombinhas por la Avenida Governador Celso Ramos y la BR-101, el Balneario Camboriú es otro destino preciado de la costa sur del país. La playa Central con su costanera es el punto más poblado de la ciudad, que se complementa con otras de los alrededores con buena infraestructura, cómo Estaleiro y Estaleirinho.
Al sur de Camboriú hay diversas playas tranquilas, como Laranjeiras, seguida por Estaleirinho, Praia Brava (con olas altas, muy buscada por los surfistas), Praia do Buraco, Estaleiro, Dos Amores y Taquaras.
“Todas las veces que fuimos a Brasil lo hicimos en auto. Lo más lejos que llegamos fue hasta San Salvador de Bahía y el resto generalmente fuimos a Florianópolis, y la zona sur”, cuenta Gabriela Weber que, junto a Miguel, su compañero de ruta, desde hace varios años viajan a Brasil en auto.
Hace cinco años se hicieron “rodanteros”, y empezaron a viajar con un camper: “Las playas y las rutas de Brasil son increíbles. Nos parece seguro, hasta ahora tampoco tuvimos ningún problema. En el último viaje visitamos Canela y Gramado, que nos parecieron divinos”, sigue Gabriela.
Accesos y documentación
A la hora de cruzar a Brasil, para los que viven en CABA, el camino más corto es por Colón-Paysandú. Se necesita asociarse al pase turista del Telepeaje. En el primer peaje que se atraviesa, se puede pagar por los cuatro peajes que se van a utilizar en el viaje, porque el sistema no está aceptando las tarjetas extranjeras.
Los que viajan desde Córdoba o Santa Fe, por ejemplo, suelen utilizar Paso de los Libres-Uruguayana. También se puede elegir Santo Tomé-São Borja, pero hay que pagar un peaje alto para cruzar el puente. En cuanto a la documentación personal para entrar en Brasil solo se requiere DNI o pasaporte vigente (fundamental revisar la fecha de vencimiento con anticipación). La vacuna de la fiebre amarilla no es obligatoria, aunque es recomendable. Tampoco se pide seguro de salud.
Para el auto, sea propio o alquilado, los requisitos para circular por las rutas brasileñas son parecidos a los argentinos. Hay que tener cédula verde o azul, un certificado de seguro contra terceros cómo mínimo y la póliza de seguro única para el Mercosur que viene con el seguro del auto de forma obligatoria.
Datos útiles
Compras en el súper. Un kilo de papa, 4 reales; de tomate, 10 reales; 1 kilo de banana, 7 reales, Paquete de arroz, 16 reales. Gaseosa de 2 litros, 10 reales. Lata de cerveza, 5 reales.
Combustible. En este momento, en Brasil el litro de gasolina super o aditivada cuesta unos 6 reales (US$ 1,19), y la Premium está más cerca de los 8 reales (US$ 1,58). Aumentaron a lo largo del año un 20%. En Uruguay es más costosa. Se calculan alrededor de tres tanques de nafta por viaje. Si el auto es diesel, al cargar combustible usar siempre la palabra diesel y nunca gasoil, porque no la utilizan y se parece mucho a gasolina.
Peajes. Los peajes en Brasil se pagan en efectivo y en algunos casos aceptan tarjetas; es conveniente tener reales. Si se pasa por Uruguay es necesario registrase previamente en Telepeaje.
Gasto estimado. Viaje promedio en hoteles, posadas y departamentos lindos pero sin lujos, alternando comida en casa y afuera, para 4 personas por 15 días, se puede estimar en US$4000. Si se busca alojamiento premium y buenos restaurantes, 10.000.
Cambio. Un dólar equivale a 5 reales.
Fuente: Alejandro Rapetti, La Nación.