¡Recital olímpico! había tenido una vida breve en el verano y vuelve al Teatro Sarmiento.
Luego de 15 meses de parálisis y con una apertura intermitente en el medio, el teatro logró ser una actividad permitida en el país. Con un aforo del 50 por ciento autorizado y con espectáculos de pequeño formato, los artistas de las artes escénicas volvieron al ruedo, para intentar poner en marcha uno de los sectores de la industria cultural al que más le costó y le cuesta sobrevivir en medio de la pandemia.
Pero la vuelta del teatro es compleja y paulatina. Todavía no se termina de dilucidar el costo económico y humano de más de un año de cierre. Por el momento, hay muchas dudas acerca de cómo será la respuesta del público, cuáles son las condiciones de las salas, cuántas de ellas quedaron en pie (sobre todo en el sector independiente, que es el más castigado) y qué presupuesto real hay para invertir en espectáculos y proyectos culturales. Mientras tanto, el sello que ha hecho de Buenos Aires una ciudad de referencia en el mundo por la calidad y diversidad de su teatro será, una vez más, impulsado por los artistas. Todo indica que será el ingenio, la tenacidad y la fuerza colectiva de los teatristas independientes los que volverán a activar la cultura de las artes presenciales.
¿Habrá que pensar en nuevos formatos teatrales para fomentar el reencuentro entre público y artistas y empezar la reactivación? Esta parece ser una de las opciones a un entramado de espacios independientes, públicos y comerciales que deben iniciar el regreso con protocolos y redefiniciones tanto en lo que sucede arriba del escenario como entre los espectadores.
Hay un ejemplo luminoso que puede servir para entender dónde encontrar la vitalidad en una posible vuelta del teatro. Se trata del espectáculo Vivir en una casa prendida fuego, una obra de recorrido al aire libre, que se presenta los fines de semana en el Parque Saavedra. En ella, el público recorre y redescubre un espacio verde al mismo tiempo que se mete en un universo ficcional. Esta experiencia performática sonora combina la actuación de cuatro intérpretes junto a un texto narrativo también interpretado por ellas, grabado y reproducido por medio de auriculares. La pieza, escrita y dirigida por Julieta Koop, juega con el azar de lo imprevisible que puede suceder en un espacio público y otorga un nuevo marco de referencia –el artístico– a una plaza que siempre se transita de manera cotidiana.
Lo que se puede ver es un grupo de personas con auriculares, que caminan guiadas por alguien. Escuchan un relato: el pensamiento introspectivo de una mujer que se enamora, que quiere escribir sobre el desenfreno de esa sensación, sobre un viaje a Madrid, sus deseos, el deber ser, los momentos que se le escapan, las despedidas, el crecimiento. Mientras se escuchan estas voces mezcladas, como distintas versiones de una misma persona, cuatro actrices, también con auriculares, comienzan a interpretar algunas de las escenas que se cuentan: interactúan, bailan, miran a cada espectador, se trepan a los árboles. El resto de las personas que ese fin de semana están en el parque observan la situación con extrañeza: hay algo que sucede que no forma parte del cánon de lo esperable, o, como decía Proust, invita a “romper con el cristal de la costumbre”.
La propuesta de Julieta Koop en la que ella también actúa junto con María Canale, Danae Cisneros, Flor Dyszel y Vanina Dubois y en las que Merlina Pinto y Malena Salicrú son guías de la performance, es una invitación intimista a reconectar con la sensibilidad. Voces al oído hablan de pulsiones, sueños y frustraciones de una mujer y su conexión con el entorno, detenerse y ofrecerle la cara al sol, caminar y escuchar una historia. Tal vez en propuestas como estas haya una posible salida para recuperar la vitalidad de las artes escénicas, en medio de una crisis generalizada de falta de puestos de trabajo, precarización y centros culturales desfinanciados.
Hacia la reactivación de las salas
Para las propuestas dentro de los teatros, el protocolo exige el distanciamiento y obras de pequeños formatos. Por el momento, no son posibles los elencos de muchos personajes ni las obras a gran escala. La reactivación es fundamental y los productores coinciden en que las salasvolverán a funcionar bien si se logra una mejora económica.
“Esta segunda vuelta es más fácil que la primera y estoy seguro que vamos a tener una mejor respuesta del público. En primer lugar, porque hay muchos testigos de esos cinco meses buenos de funcionamiento, en los que el protocolo se aplicó muy bien y se demostró que la prioridad del teatro es cuidar la salud de todos. Y, además porque no es lo mismo volver después de estar dos meses sin funciones, como es el caso que estamos viviendo ahora, que tener que retomar toda la actividad después de haber estado ocho meses cerrados, que es lo que sucedió en el 2020”, explicó Carlos Rottemberg, productor fundamental e histórico del teatro en Buenos Aires y Mar del Plata y presidente de la Asociación Argentina de Empresarios Teatrales y Musicales (AADET).
Mientras se vuelven a poner en agenda nuevas programaciones, proyectos y comienzan los ensayos, la mayoría de las propuestas que ahora están en cartel son reposiciones: en el teatro comercial volvieron clásicos como El acompañamiento, de Carlos Gorostiza, actuada y dirigida por Luis Brandoni, y Brujas, una comedia récord del teatro nacional, que se estrenó en 1991 y llegó a tener 1.400.000 espectadores. Otra pieza que alcanzó un gran recorrido y vuelve a escena es El equilibrista, de Mauricio Dayub. Al igual que otros clásicos de la escena independiente, como Terrenal de Mauricio Kartun y Othelo de Chamé Buendía, que retomaron las funciones en la sala Caras y Caretas.
Algunas obras que lograron estrenarse pero tuvieron muy pocas funciones debido a la pandemia también volverán a probarse en la cartelera a partir de las nuevas habilitaciones. Se trata, por ejemplo, de Jauría, en el teatro El Picadero, que parte de un caso de teatro documental, ya que está basada en hechos reales. Estrenada en Madrid en 2019, es un montaje alrededor del juicio a los cinco integrantes de “La manada” condenados por someter a una mujer en una violación grupal. Esta obra fue creada a partir de las transcripciones del resonante juicio que tuvo lugar entre 2017 y 2019, con fragmentos de las declaraciones de acusados y denunciante publicadas en diversos medios de comunicación. También tendrán su revancha las actrices Soledad Silveyra y Verónica Llinás para estrenar la comedia Dos locas de remate, bajo la dirección de Manuel González Gil. El espectáculo, que tuvo que posponer su estreno por las condiciones sanitarias, narra el reencuentro de dos hermanas que deben superar un viejo rencor para poder imaginar una vida juntas.
Vacunatorio y teatro
En el caso del Complejo Teatral de Buenos Aires, el panorama está dividido entre los días de semana ya que allí se instaló un vacunatorio y las propuestas que vuelven durante el fin de semana. En la sala Cunill Cabanellas se presentará Tu amor será refugio, una obra de Juan Ignacio Fernández con dirección de Cristian Drut atravesada por los sueños, las crisis y las preguntas sobre el amor. Se trata de una producción original del sector independiente que el San Martín retoma para presentar en este espacio. Por otra parte, en el Teatro Sarmiento, otra de las salas del Complejo Teatral de Buenos Aires, vuelven las funciones de ¡Recital Olímpico!, el proyecto en colaboración de Camila Fabbri y Eugenia Pérez Tomas. En esta experiencia singular, las autoras y directoras continúan con su indagación en biografías como plataforma para la ficción. En este caso, con las figuras de Nika Turbina –poeta ucraniana– y de Nadia Comaneci –atleta rumana– para generar un cruce poético entre pasado y presente, un mundo onírico que borronea el tiempo y extraña la realidad.
El Teatro Cervantes también retomará algunas funciones de Reinas abolladas (ver nota a la derecha), una obra escrita por Victoria Varas y dirigida por Azul Lombardía, mientras programa estrenos de unipersonales en el marco del ciclo Teoría King Kong, basado el ensayo de la autora francesa Virginie Despentes y se organiza para retomar las actividades de teatro al aire libre en un predio de la Biblioteca Nacional.
La recomposición del teatro, del tejido cultural de Buenos Aires y de los artistas que quedaron marginados de su trabajo y su economía debido a la crisis de la pandemia será un trabajo arduo y a largo plazo. Pero hay una tenacidad en que la rueda siga girando, en crear, en hacer, en encontrarse con otros, en pensar todo desde un punto de vista creativo. Ahí está el sello del teatro argentino y ahí está la primera llama hacia la reactivación.
Fuente: Clarín