Desde que a fin de enero del año pasado Rubén D’Audia asumió la dirección general del Teatro Nacional Cervantes junto a Sebastián Blutrach como número dos lo imaginaron para aquel momento tuvo un cambio radical. Tampoco la sala atravesó un periodo expansivo cuando Alejandro Tantanián, ex director de la único teatro que depende del Ministerio de Cultura de la Nación, dejó su cargo.
En aquel otro momento, un conflicto gremial que paralizó todo el movimiento de la histórica sala que este año festeja sus 100 años. El año pasado la programación comenzó con conflictos gremiales todavía pendientes que no impidieron que se presente un espectáculo de fuerte impronta feminista como fue Teoría King Kong, con tres monólogos interpretados por Soledad Silveyra, Andrea Bonelli y Mercedes Morán, en la sala María Guerrero; mientras que en la Orestes Caviglia se reponía Adela duerme serena, de Teo Ibarzábal;y en la Luisa Vehil, Tadeys, de Osvaldo Lamborghini, con Diego Capusotto. El 19 de marzo Ricardo Bartís iba a estrenar La gesta heroica. Pero no: vino la pandemia.
A partir de aquel momento de cuarentena, fue la primera sala pública en instrumentar un concurso destinado a crear obras cortas pensadas para la Red. Mientras tanto, fue subiendo a su página material histórico junto a reportajes con los creadores que pasaron por la sala como piezas pensadas para trabajar en términos educativos.
Ya en el verano, algunas de esas piezas de teatro filmado pasaron a un escenario que montaron en la Biblioteca Nacional. Pero, en comparación con las salas públicas porteñas, es la última en volver a la presencialidad.
“Entiendo lo que señalás –apunta Sebastián Blutrach–. Pero cuando en noviembre se habilitó el uso de salas estábamos enfrascados en terminar de filmar la producciones del ciclo, que se retrasó más de lo previsto; y luego entramos en una obra edilicia ya licitada destinada a la electrificación del escenario de la María Guerrero que, ahora, podemos decir es de primer nivel. Para nosotros era importante que el Cervantes fuera ejemplo en esta vuelta a la actividad. Como no podíamos, hicimos funciones en la Biblioteca Nacional. Sé que no es lo mismo, pero teníamos la sala en obra. Me dolía no tener la sala abierta. El haber hecho funciones en la Biblioteca, que fue una verdadera fiesta, fue nuestra forma de aportar a la presencialidad”.
En medio de un panorama cambiante, al Cervantes le llegó la hora. “Hoy podemos afirmar que el Teatro vuelve a levantar su telón el domingo –apunta con suma cautela, Rubén D’Audia– Todo es día a día”. Tal es así que la presentación de la programación de la sala se iba a realizar la semana pasada en el mismo teatro pero, ante el pedido del Gobierno Nacional de que sus empleados sigan apostando al teletrabajo, no se pudo concretar. La vuelta a la actividad será con una estructura básica de personal y poniendo en práctica el protocolo sanitario que ya les dio buenos resultado para el momento de producción y filmación de las obras del ciclo Nuestro Teatro. Por temas de ventilación y cantidad de metros cúbico, durante este año solamente se podrá usar la sala María Guerreo que verá reducida su capacidad a 200 espectadores.
Si la situación gremial fue el telón de fondo que marcó el fin de la gestión anterior, el director general de la sala destaca la mesa de diálogo que crearon apenas llegaron a la sala. “Y debo rescatar el acompañamiento de las organizaciones gremiales durante todo el año pasado, fue fundamental”, afirma. Y en lo que hace al presupuesto, el funcionario, ligado a la gestión del canal Encuentro entre 2011 y 2015, sostiene que es adecuado para cumplir con la programación que plantearon para este año. En lo que hace puntualmente a la programación, respetarán la que fue ideada por Tantanián con algunas modificaciones y dos proyectos propios. Comienza el domingo con el estreno deReinas abolladas, de Victoria Varas y dirección de Azul Lombardía; y con Florencia Bergallo, Maruja Bustamante, María Marull, Mónica Raiola, Sasha Falcke, Bruno Giganti, Lucila Mangone y Juliana Muras en escena. En tiempos de cambios permanentes, este obra se tendría que haber estrenado en abril del año pasado.
Los otros títulos previstos son Edipo Rey, de Sófocles, con puesta en escena de Cristina Banegas y las actuaciones de Guillermo Angelelli, Liza Casullo, Hernán Franco, Elvira Onetto y Horacio Roca, entre otros. Otro de los títulos programados es una nueva versión de Teoría King Kong, el texto autobiográfico de Virginie Despentes en el cual relata sus propias experiencias en el mundo patriarcal.
Esta vez todos los tres espectáculos independientes e interdependientes que conforman a la propuesta estarán íntegramente a cargo de mujeres. Mariana Obersztern dirigirá a Muriel Santa Ana; Leticia Mazur, a María Onetto; Andrea Garrote, a Cecilia Roth; Lorena Vega, a Rita Cortese; Verónica Llinas, a Camila Sosa Villada; Corina Fiorillo, a Eleonora Wexler; Graciela Camino, a Cristina Banegas; y Victoria Roland, a Valeria Lois. Además habrá un homenaje a Henrik Ibsen con la puesta de Cuando nosotros los muertos despertamos, bajo dirección de Rubén Szuchmacher y con las actuaciones de Horacio Peña, Claudia Cantero y Verónica Pelaccini.
En medio de estos títulos previstos se cuela un hecho histórico que tendrá su decodificación escénica. El 5 de setiembre de 1921 se inauguró el Teatro Cervantes. Aquello fue “la cristalización del sueño más anhelado de la actriz española María Guerrero y su esposo Fernando Díaz de Mendoza”, como afirma la misma página de la sala. Como parte del homenaje, la actual dirección de la sala presentará La comedia es peligrosa, con texto de Gonzalo Demaría y dirección de Ciro Zorzoli. “Se presentará en la sala pero está pensado como un espectáculo itinerante, que también se pueda presentar al aire libre. Queremos que sea una fiesta popular. Para toda esa acción contamos con apoyo presupuestaria de Cultura y el apoyo de las provincias, ya que no solamente serán anfitriones. La idea es que el espectáculo se presente en todas las regiones del país”, explica Rubén D’Audia. Se estima que serán unos 22 actores en escena y una gira de unos 2 meses.
Hay otro proyecto que, como el anterior, también está por fuera de la agenda que había quedado pendiente el año pasado. “Dentro de las conversaciones con distintos creadores que organizamos desde el Cervantes aparecieron las dificultades para la creación que tienen las compañías independientes. Por eso decidimos brindar un soporte presupuestario, de asesoramiento, de infraestructura para que los grupos de primer nivel puedan trabajar en la sala. No todos los espectáculos se pueden montar con dos meses de ensayo, hay que darles la herramientas para que esas otras búsquedas tengan un lugar en el Cervantes”, explica Blutrach, productor de amplia experiencia en el medio y dueño de El Picadero. Bajo esta criterio, se creó un Laboratorio de creación. Este año la Compañía Buenos Aires Escénica (que dirige Matías Feldman) y las integrantes de Piel de Lava (Elisa Carricajo, Pilar Gamboa, Laura Parades y Valeria Correa) ensayarán una experiencia que se montará el año próximo. En la misma línea, la coreógrafa Diana Szeinblum también empezará a darle forma a un montaje que, como aclara Blutrach, no necesariamente deban estrenarse en la sala.
A esto hay que sumar las producciones que se estrenarán en Esquel, Bahía Blanca, Rosario y San Salvador de Jujuy en medio un panorama cambiante porque “la pandemia siempre nos termina marcando el ritmo”, como reconoce el productor.
Fuente: Alejandro Cruz, La Nación