Sin la solemnidad de una función nocturna pero con el mismo compromiso, sin el “dress code” de una gala pero con la misma presencia, y sin la puesta en escena de un concierto pero con un idéntico virtuosismo. Todo eso es un ensayo general de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires en el Teatro Colón, que de un tiempo a esta parte se ha convertido en un espectáculo en sí mismo.
Para el de este jueves, se repartieron 2.300 localidades que llegaron a manos de habitués, turistas y un buen número de vecinos que pisaban por primera vez una de las mejores salas del mundo. “Me enteré por la radio y me vine a buscar entradas para mí, mi hijo y mi nuera. Me parece muy bien que estas cosas se abran al público, en mi caso es la primera vez que vengo al Colón y espero que me sorprenda como me imagino”, auguraba Ana Aquino, una vecina de Liniers, antes de ingresar al ensayo.
Distinto es el caso de Lia Caillet-Bois, que ya ha presenciado otros ensayos y asistido a varios espectáculos. “No es la primera vez que vengo, siempre que puedo me acerco. Esto es casi como una función pero mas íntimo. Me encanta, también vine a varios eventos del teatro y me parece fabuloso. Lástima que sea tan caro”, refiere.
Para muchos vecinos y turistas, el ensayo abierto fue la primera oportunidad de conocer el Colón. Foto: Juan Manuel Foglia.
El valor de las localidades para una función en el Colón, y toda la mística que lo rodea, siempre representaron una barrera que muchos potenciales asistentes no lograban sortear. A contramano de estos prejuicios, surgieron programas como «Colón para chicos», y hasta se llegó a utilizar el majestuoso Salón Dorado para inaugurar el ciclo de casamientos emblemáticos que organiza el Registro Civil de la Ciudad. Abrir al público los ensayos de la Filarmónica es parte de este acercamiento, y ya todo un clásico dentro del organigrama del Teatro.
«Estamos poniendo mucho esmero en desplegar la mayor cantidad de herramientas posibles en la construcción de nuevos públicospara que más personas puedan disfrutar de la excelencia y la calidad de nuestros artistas», aseguró María Victoria Alcaraz, directora general del Colón.
“Es un modo de flexibilizar la cultura, de hacerla accesible para mucha más gente. Un ensayo general no tiene nada que envidiarle a una función y hasta se disfruta dos veces, porque cuando el director quiere ajustar algo, vuelven a tocar. Y es más relajado, se puede disfrutar en zapatillas porque los músicos están igual que el público”, apunta Clara De la Rosa, que durante muchos años trabajó en FM Clásica y goza de un oído entrenado. Habitué de estas tertulias, disfruta que el Colón se abra a la gente: «Hay que perderle el miedo al teatro, a la vestimenta, al valor de las entradas, que al fin y al cabo, dependiendo de la ubicación, cuestan lo mismo que un cine», asegura.
En este ensayo, que es el quinto de la temporada y el tercero abierto al público, se sumaron las voces del Coro de Niños del Teatro. Fue el motivo por el que Mirko Elías, un cordobés que vive en la Ciudad, no quiso perderse éste en particular. “Mi sobrina Mora canta en el coro, y siempre que van a participar me avisa. Ya vine muchas veces, y también pude presenciar ópera afuera y otros conciertos, pero con el Colón no se compara”, dice sin vueltas.
En los ensayos se aplaude, y mucho. Se agradece la música y el escenario, la reconocida acústica y la belleza del techo abovedado, de las molduras doradas, de las cientos de tulipas que iluminan fuerte. En un ensayo del Teatro Colón se agradece la experiencia.
En el ensayo abierto, la Filarmónica del Colón interpretó composiciones de Franz Liszt. Foto: Juan Manuel Foglia.
El próximo abierto al público será el jueves 16, con un repertorio de Leopold Mozart, Wolfgang Mozart y Franz Schubert. Después le seguirán otros nueve ensayos, de junio a diciembre.
En esta oportunidad, bajo la dirección de Roberto Minczuk, la orquesta ejecutó el Concierto N° 1 en mi bemol mayor y la Sinfonía Dante, ambas obras de Franz Liszt. Luego del intervalo, llegó el momento solista que estuvo a cargo de Horacio Lavandera, joven y reconocido pianista de trayectoria internacional. Salvo el sonido que arrancaba de sus teclas, no hubo un solo susurro en todo el espacio.
Fuente: Clarín