Los misterios de las entrañas del mar atraen el interés de los curiosos y los intrépidos. Sabemos muy poco de lo que sucede en las profundidades de la vastedad de las aguas, que representan casi el 70% de la superficie del planeta. El buceo de naufragios (restos de embarcaciones, su carga, residuos culturales e históricos hundidos en el fondo del mar) es una práctica muy valorada por los amantes del agua y sus desafíos. Expone una experiencia única de contacto con la naturaleza y la fauna marinas.
Décadas atrás surcaban el Mar Argentino en búsqueda de pescado, factoría que tiene una trayectoria plagada de altos y bajos, además de algunas incógnitas nunca develadas y Mar del Plata supo ser puerto de fondeo de las embarcaciones Mariana Rojamar, Polar Borg I, Magdalena María y Chiarpesca 59. Son las mismas barcazas que en la actualidad forman parte del proyecto del parque subacuático Las Grutas en la provincia de Río Negro.
Parque Subacuático Las Grutas, Río Negro. El Mariana Rojamar, embarcación con la que se realiza el primer naufragio argentino con habilitación para el ingreso de buceadores.
Eran pesqueros de la merluccios hubbsi (conocida como merluza argentina o de la Patagonia, que habita la costa oriental del cono sur). Concluida su vida útil la realidad presentaba dos opciones: el desguace o darles una oportunidad de sobrevida creativa. Se eligió esta última merced a una iniciativa del entonces ministerio de Turismo de la Nación (ahora secretaría), de crear un parque subacuático para el ejercicio del buceo en el marco de la ley nacional que regula el turismo activo.
Las Grutas cuenta con un desarrollo turístico sustentable y capacidad para albergar a más de 250 mil personas en la temporada estival. Constituye un punto estratégico para ofrecer los mejores servicios para el buceo. La Argentina cuenta con cerca de cincuenta mil buceadores en los distintos niveles de exigencia de esta actividad. Fuimos convocados para coordinar el desarrollo del parque subacuático y recientemente se procedió al primer hundimiento al concretarse el naufragio del Mariana Rojamar.
El trámite de creación del parque comenzó en julio de 2017. Llegar al hundimiento reclamó una serie de pasos sucesivos y articulados entre sí. Hubo aspectos legales que cumplir; por ejemplo, dar de baja las matrículas de las embarcaciones para «transferirlas» de la esfera comercial a chatarra que flota para luego del hundimiento convertirse en naufragio argentino. Intervino luego un taller naval especializado que procedió a la limpieza y realizó los cortes y demás preparativos necesarios para la encalladura. El barco fue transportado desde el puerto de San Antonio Este. Las tareas de limpieza y preparación, llamadas de alistamiento, se iniciaron en enero de 2018. Luego de un largo período de reuniones y armonizando las miradas y enfoques de los distintos organismos intervinientes, culminaron en febrero de 2019.
Para el hundimiento se utilizó el sistema de anclaje adelante y detrás. Así la embarcación acabó estaqueada a la hora de sumergirse. Una vez en el fondo se aseguró que el barco quedará adrizado, es decir en posición de navegación (parado). Fue un logro significativo por cuanto en los hundimientos es habitual que las embarcaciones se escoren, llegando al extremo de darse vuelta de campana, lo que significaría un fracaso total.
Un punto esencial y fuerte de esta experiencia es que se trata del primer naufragio con ingreso permitido. Obligó a que los orificios de ingreso a la embarcación fueran cuidadosamente estudiados por la Secretaría de Turismo y nuestra escuela de buceo, con el concurso de las instancias oficiales locales y provinciales, a los efectos de lograr la aprobación final de la Prefectura Naval Argentina.
El Mariana Rojamar posibilita que pueda ingresar más de una persona a la vez y con mucha luz en sus entrañas. Se ha transformado en el primer naufragio argentino con habilitación para el ingreso de buceadores. Se llenaron las bodegas para completar el lastre con 35 mil litros de agua y así facilitar la inmersión. El punto final de amarre se produjo a diez kilómetros de la costa de Las Grutas. Con una profundidad máxima de 26 metros con marea alta y quedando finalmente a diez metros de la superficie, el Mariana Rojamar dio su saludo final antes de sumergirse y convertirse en un polo de atracción y gozo para los apasionados del buceo. Aguardan su turno las otras embarcaciones mencionadas.
Adrián Dionisio, coordinador de la experiencia y autor de esta crónica.
El proceso de hundimiento requiere cumplir un estricto protocolo de seguridad y de preservación del ecosistema. En especial por cuanto hubo antecedentes negativos en un experimento reciente en Puerto Madryn durante el que se comprobaron fugas de aceite y de material impurificado. En el caso del Mariana Rojamar el cambio fue sorprendente al culminar el lavado exhaustivo e integral: por primera vez un barco quedó literalmente limpio ciento por ciento de todo producto contaminante para el mar. Esto lo hace único en la historia de los hundimientos en nuestra geografía.
Finalmente, se definió un protocolo con estándares precisos y seguros que deben seguir las autoridades competentes y los buceadores. El Chiarpesca 59 espera su turno para transitar el mismo recorrido. El parque subacuático de Las Grutas coloca a la Argentina en un lugar expectante en el mundo. El sur de nuestro país es una postal que agrega color y emociones al comprobarse la magnificencia de la naturaleza con una confluencia que conforma una pintura inigualable. El turismo es una industria que crece; también el buceo, que sabe que el mar no tiene caminos!
Fuente: Clarín, Adrián Dionisio es buzo profesional. Director de la Escuela «YMCA Buceo»ç