Es la décima edición del Festival de Los Siete Lagos y apunta a acercar a la región un programa de música de clásica interpretada por grandes artistas internacionales.
«Este año cumplimos diez años de festival, un número importante. Buscamos lograr una hermosa celebración que refleje el progreso alcanzado. La programación musical es un menú degustación de alto vuelo y un resumen de lo que hemos abarcado en ya una década de historia», expresó en charla con Télam Andrés de la Cruz, presidente de la Asociación Filarmónica de los Siete Lagos, a cargo de la organización del encuentro.
Este año, el festival que se erigió en un suceso de la agenda cultural de la región y atrae a músicos y público de diferentes partes del mundo, incluirá obras que fueron iconos dentro de su repertorio como «el ciclo Winterreise de Franz Schubert, los cuartetos op.95 y op.127 de Ludwig van Beethoven, en el 250 aniversario de su nacimiento; el Sexteto op.18 de Johannes Brahms y el Divertimento para cuerdas de Bela Bartók», adelantó de la Cruz.
Para los conciertos de cámara y las actividades de formación, esta edición tendrá a cargo de la dirección artística a Germán Clavijo (director musical), Teresa Usandivaras (profesora de iniciación musical) y Alexander Panizza (pianista argentino-canadiense de formación internacional) .
La programación contará con la presencia de Alexander Panizza (Canadá-Argentina), Simone Bernardini (Italia), Amalia Hall (Nueva Zelanda) y David Mc Carroll (Estados Unidos) en violín, Mathieu Herzog (Francia) en viola, y Pierre Doumenge (Francia) y Bartholomew LaFollette (Estados Unidos) en violoncello.
Para festejar sus 10 años, el festival sumará también al cuarteto de cuerdas Échea integrado por músicas del Royal Academy of Music de Londres. Además, el barítono Víctor Torres (Argentina) y el pianista Fernando Pérez (Argentina) serán los invitados para un concierto especial dedicado a Schubert.
También y como cada año en el marco del festival, la Asociación Filarmónica de los Siete Lagos patrocina las actividades de la Academia Musical de los Siete Lagos, un espacio de formación. Dependiendo de la edad y el nivel de formación de los jóvenes músicos postulantes, se agrupa a los seleccionados en dos formaciones: Sonidos de Huemul para niños de 11 a 20 años y la Camerata Siete Lagos para jóvenes de 18 a 28 años.
Periodista: ¿Cómo evolucionó el festival en estos 10 años? ¿En qué aspectos considera que creció particularmente?
Andrés de la Cruz: El festival se ha consolidado y adquirido presencia más allá de nuestras fronteras. La convocatoria a músicos talentosos provenientes de Europa, Estados Unidos, Canadá y otras geografías crece. Y sus aportes a la calidad de ejecución también. Por el lado de la formación e integración de músicos locales también hemos dado saltos importantes. Empezamos con adolescentes y niños provenientes de Bariloche y Villa La Angostura, crecimos para ampliar la convocatoria a jóvenes de todo Latinoamérica. Hemos logrado conectar con muchísimos músicos que en numerosos casos provienen de geografías alejadas de las grandes ciudades. Eso hace que estén muy sedientos de aprendizaje y de inspiración.
P: ¿Cómo vive la experiencia de llevar adelante un festival de este tipo? ¿Donde cree que reside la importancia del festival?
ALC: No es tarea fácil como se imaginará. Requiere un enorme despliegue logístico y financiero. Músicos de altísimo nivel internacional vienen atraídos por la propuesta y para aportar su conocimiento, su cultura y su arte. Nuestro festival invita a toda la sociedad, sin distinción alguna y es nuestro deseo que ésta se haga dueña del festival. Es un hermoso ejercicio de cohesión humana. Vemos crecer a los talentos del lugar, crecemos juntos. Somos como viejos amigos venidos de medio mundo y nos reunimos una vez al año para festejar y compartir el privilegio de hacer música maravillosa que trasciende siglos y fronteras.
P: ¿Cuánto considera que potencia a la música el hecho de tener como escenario un marco natural tan imponente?
ALC: La naturaleza es nuestro origen y también nuestro fin. Resulta espontáneo que expresiones que conmueven encuentren resonancia especial en un marco tan bello como el del lago Nahuel Huapi. Inspira a quienes ejecutan y a quienes oyen. Para los alumnos de la Academia Siete Lagos, la oportunidad de conectarse entre sí y con la música pasando tiempo de calidad en las costas del Brazo Huemul les deja una marca vital.