Domingo por la tarde, un buen día para salir de paseo a algún parque y porqué no al mejor de la ciudad de Buenos Aires, declarado monumento histórico nacional, con entrada gratuita: El jardín Botánico.
Si llegamos a su entrada alrededor de las 10 o las 15 hs tendremos la buena ventura de contar con visitas guiadas, cada una con el estilo particular del guía que nos toque en suerte.
Estos guías , especialistas en la flora que tan bien se cuida en este famoso parque, nos contarán su historia y detalles de cómo van cambiando según la estación del año, nos mostrarán también las diferentes especies a conocer por nombre y origen.
Luego de la fresca caminata podemos sentarnos en un lindo banco, como los de plaza, para descansar frente a fuentes que cuentan con tanta historia como años de vida.
Después de disfrutar un poco de la sombra y uno de los mayores pulmones naturales de la ciudad, podemos cruzarnos al Ecoparque, antiguo Zoológico.
Allí quedan pocos ejemplares de los tantos animales que solía haber, pero unos guías vestidos estilo zafari nos acompañarán en un recorrido placentero y distendido.
Finalmente y antes de almorzar en alguno de los restó que nos ofrece este barrio, uno de los más «chic» de Buenos Aires, con una excelente oferta gastronómica, podemos dar una vuelta por El museo Evita, en la calle Lafinur, donde se encuentra parte de la historia de la «mujer detrás del hombre» o delante de él. La Fundación Evita presenta atractivos elementos de quien fue, como sabemos, la mujer de Juan Domingo Perön, expresidente de los argentinos y fundador del partido peronista.
Eva Duarte de Perón, marcó un hito en la historia nacional y mundial. El museo alberga, en una bellísima casa antigua muy bien conservada, efectos personales de Evita. Por ejemplo, en una vitrina vemos varios vestidos de diferentes momentos en la vida de Eva, conocida por los que ella solía llamar » los descamisados» como «la abanderada de los humildes».
También vemos fotos de toda su historia y mucha información sobre su fundación, la cual daba asistencia a madres solteras con hijos en hogares como esa misma casa, les enseñaba oficios para llevar adelante su independencia y la manuntención de sus hijos sin un marido que las apoyara, como era una costumbre extendida en la época.
En su patio, esta antigua pero perfectamente conservada casa, cuenta con un restó que presenta una oferta gastronómica de primera línea y precios acordes con esta oferta, como algunos mås de las cuadras aledañas al museo.
Sin embargo, si andamos en plan «bolsillo argentino», existe un bodegón y grill a pocas cuadras: «Lateral», bien porteño, más distendido e informal, con una carta destacable en cuanto a su variedad y precios. También puede visitarse a la noche los días jueves, viernes y sábados.
Finalmente, luego de almorzar, podemos pasar por las birrerías de la calle Cerviño, cual si estuviéramos de tapas o, directamente, corrernos hasta el Jardín Japonés y tomarnos un relajante te en un ambiente lleno de misticismo oriental.
El Barrio del Botánico es ideal para una tarde soleada o en día de lluvia bien provisto de paraguas: un paseo para no perdérselo y volver.