Las rutas naturales de Argentina son una invitación permanente a vivir aventuras extraordinarias. Solo hay que decidir por dónde empezar. Sin lugar a dudas, la ruta de la selva misionera es una opción donde es imposible pasarla mal. Se adentra en el corazón de Misiones para descubrir el verdadero trópico argentino conectando las Cataratas del Iguazú con la magia de la selva en la mayor biodiversidad del país.
Muy cerca, pero cambiando completamente el paisaje, aparece la ruta del Iberá con uno de los humedales más grandes del mundo. Este entorno se transformó en uno de los mejores destinos de ecoturismo y observación de fauna de Argentina.
Por la misma región, los ríos, arroyos, playas y palmares de la ruta del litoral y los grandes ríos incitan a deleitarse con el encanto del litoral y su vida silvestre. Ya unos cuántos kilómetros más al sur de la Mesopotamia, la ruta del delta de Buenos Aires, Santa Fe y Entre Ríos propone reconectar con la naturaleza cerca de grandes ciudades como Buenos Aires, Rosario, San Pedro o Zárate, gracias a la magia del río Paraná y sus islas.
Hacia el costado del litoral argentino, la ruta del gran Chaco atrae a los viajeros que buscan experiencias en la naturaleza subtropical de Chaco, Formosa, Santiago del Estero, Santa Fe, Salta y Tucumán. Monte agreste y fauna silvestre son una buena síntesis de estas comarcas.
Cualquiera de las 17 rutas naturales tiene un plan para la familia (Crédito: Prosefotur)
Eso sí, las montañas del noroeste son la típica postal argentina. La ruta de los valles, quebradas y yungas que cruza Jujuy, Salta, Tucumán y Catamarca permite unir en pocas horas la desértica Quebrada de Humahuaca o los Valles Calchaquíes con la exuberante selva de yungas. Ahora bien, el extremo noroeste del país parece otro planeta: la ruta de la puna es un paraíso de volcanes, salares y desiertos de todos colores a más de 3000 metros de altura en Salta, Jujuy y Catamarca.
Una opción contigua pero más al sur es la ruta de los altos Andes, que atraviesa parte de la cordillera y cada año atrae a escaladores y andinistas de todos los puntos cardinales. Catamarca, La Rioja, San Juan, Mendoza, Neuquén y La Pampa se puede cruzar por la ruta de los desiertos y volcanes. Con esas dos palabras está todo dicho.
Salir de lo convencional es una decisión sencilla en Argentina (Crédito: Prosefotur)
Ya en el corazón del país se traza la ruta de las sierras centrales, llena de parques nacionales deslumbrantes en Córdoba y San Luis. Como contraparte, la ruta de las llanuras y la costa atlántica, que une Buenos Aires, Santa Fe y La Pampa, es un paisaje tranquilo y amigable, que invita a recuperar la paz.
Un poco más abajo, cobijada por el mar y la cordillera, la ruta de la estepa es una región inmensa, bella y solitaria que atraviesa cinco provincias: La Pampa, Neuquén, Río Negro, Chubut y Santa Cruz.
La puerta de la Patagonia, imán de ruteros, se abre con la ruta de la Patagonia andina, en Neuquén, Río Negro y Chubut que ofrece cinco parques nacionales. A su lado y mirando al mar, está la ruta del mar patagónico, escenario de algunos de los espectáculos de fauna más imponentes del planeta.
Argentina generosa en aventuras (Crédito: Prosefotur)
La ruta de la Patagonia austral está en Santa Cruz y se mueve entre glaciares, lagos turquesa, montañas de colores, bosques y estepa. Viento, frío e inmensidad.
Ahora sí, la ruta del fin del mundo lleva al viajero al extremo sur del continente, Tierra del Fuego e Islas del Atlántico Sur, un dominio único rodeado de mar y montañas nevadas. Y si ya se creía haber llegado al final, para los más atrevidos aún queda la ruta del continente blanco, que invita a pasar de Tierra del Fuego a la Antártida.
Los aficionados a la pesca tienen opciones a lo largo y ancho del país (Crédito: Prosefotur)
Estas 17 rutas ofrecen circuitos donde encontrarse con animales, observar aves, realizar turismo aventura, visitar parques nacionales y patrimonios de la humanidad. O hacer lo que sea, en Argentina hay para todo y para todos.
Fuente: Infobae