En el corazón de la provincia de Salta, más precisamente dentro del departamento Los Andes, se encuentra una comunidad que, a pesar de las adversidades climáticas y geográficas, ha tejido una historia de resistencia, esperanza y crecimiento sostenible.
A una altitud que desafía la imaginación, la población de Olacapato, demostró que el espíritu humano puede florecer en los lugares más inesperados. Este lugar, marcado por el silencio de las montañas y el azul profundo del cielo, es testigo de cómo el respeto por la naturaleza y el legado de los ancestros pueden ser la base para construir un futuro prometedor.
Esta localidad salteña se erige como el pueblo más alto de Argentina, a 4.100 metros sobre el nivel del mar, enfrenta desafíos cotidianos marcados por la falta de servicios básicos como el agua potable y el acceso limitado a la electricidad, a pesar de su proximidad al Parque Solar Caucharí, el más grande de Sudamérica.
Una vista panorámica del serpenteante camino de ripio: a Olacapato se accede a través de la ruta 51 (Foto: Google Street View – Kelly Davico)
¿De cuántas personas es la población de Olacapato?
Olacapato, situado en la imponente cordillera de Los Andes alberga a una población de cerca de 250 habitantes. Este número experimenta un aumento temporal con la llegada de trabajadores estacionales, elevándose hasta aproximadamente 300 personas durante ciertas épocas del año.
La comunidad, caracterizada por su fortaleza y unidad, enfrenta las condiciones extremas de su entorno a más de 4.100 metros sobre el nivel del mar con notable resiliencia.
Los residentes de Olacapato, a través del trabajo conjunto y un profundo respeto por sus tradiciones y la naturaleza, han forjado un lugar único donde los valores de solidaridad y esfuerzo colectivo son pilares fundamentales de su identidad.
Olacapato, situado en la imponente cordillera de Los Andes alberga a una población de cerca de 250 habitantes
Cuál es la historia de Olacapato
Este pueblo salteño es una localidad que se ha desarrollado en torno a la minería. A 4.100 metros sobre el nivel del mar, la localidad se encuentra formada por un caserío de adobe, una capilla y la escuela.
Está ubicada a la vera de la línea del Ramal C14 del Ferrocarril General Belgrano, cuyo servicio fue interrumpido en la década de 1990, y en cercanías de la ruta nacional N.º 51, a 2.5 km al norte de Olacapato Chico y a 45 km al oeste de San Antonio de los Cobres.
Olacapato presenta las características propias de los pequeños poblados del Altiplano, con clima árido, veranos moderados e inviernos rigurosos y una gran amplitud térmica que produce diferencias de hasta 30 °C en un solo día.
La localidad se encuentra en un valle rodeado de un cordón montañoso de volcanes inactivos y cerros de más de 5.000 m de altura, en cercanías del Salar de Cauchari. El poblado se caracteriza por sus viviendas de construcción espontánea, adaptadas a las condiciones climáticas. La fauna típica de la región son las alpacas, las vicuñas, los guanacos y las llamas.
La plaza «Tata Gorgo», que fue inaugurada el 8 de diciembre de 2021 en Olacapato
Actualmente figura como una localidad de la Provincia de Salta, aunque está en permanente discusión con la Provincia de Jujuy por su soberanía, debido a que esta se encuentra en zona fronteriza. Según la cartografía del Instituto Geográfico Nacional Olacapato pertenece a la provincia de Jujuy. No obstante, su administración corresponde a la Provincia de Salta.
La historia de Olacapato está marcada por un espíritu de resiliencia y emprendimiento, con un profundo respeto por la naturaleza y las tradiciones ancestrales. La evolución de su pueblo, según relatos de sus habitantes, está vinculada al esfuerzo comunitario y la cooperación, valores que han permitido a la localidad no solo sobrevivir sino prosperar, manteniendo una relación equilibrada entre su principal fuente de empleo en la minería y la preservación de su entorno y cultura.
Cómo es el Nevado de Quewar, el legendario volcán que se ve desde Olacapato
El Nevado de Quehuar, también conocido como de Quevar o de Queva, es un majestuoso volcán que se alza a 6.130 metros sobre el nivel del mar en la imponente cordillera de los Andes, dentro de la provincia de Salta, Argentina. Este volcán inactivo, que domina el paisaje del altiplano argentino con altitudes que oscilan entre los 3.800 y 4.000 metros, se mantiene cubierto de nieve gran parte del año, albergando incluso un pequeño glaciar en su cráter.
La etimología de Quehuar proviene de la etnia Quehuare, reconocida como “Incas por privilegio” y establecida originalmente al sur de Cuzco. Existen teorías que sugieren que los incas podrían haber enviado a los Quehuar-Huaros como colonos mitimaes hacia regiones ahora conocidas como el noroeste argentino, estableciéndose en lo que hoy es el Nevado de Quehuar. Este volcán no solo se destaca por su imponente altura y su belleza escénica, sino también por su significativa conexión con la historia precolonial sudamericana.
Los paisajes de los cerros que rodean Olacapato, con la belleza de la puna salteña
El Nevado de Quehuar resguarda secretos de las antiguas civilizaciones que habitaron la región. En 1999, una expedición dirigida por los reconocidos arqueólogos Johan Reinhard, José Antonio Chávez y María Constanza Ceruti hizo un descubrimiento trascendental en su cumbre: los restos congelados de una momia inca, sacrificada en una ceremonia de capac cocha.
Este hallazgo, junto con dos estructuras ceremoniales incaicas únicas en su tipo, como el ushniv -una plataforma escalonada inca situada en un lugar ceremonial de alta montaña-, pone de manifiesto la importancia religiosa y cultural del Nevado de Quehuar durante el apogeo del Imperio incaico.
Cómo es la vida en Olacapato
A pesar de su aislamiento geográfico y el clima desafiante, con temperaturas que pueden descender hasta -5°C en invierno, la comunidad de Olacapato ha logrado avances significativos en infraestructura y servicios básicos.
Si bien a pocos kilómetros cuentan con el Parque Solar Caucharí, en el pueblo la energía es escasa y se hacen esfuerzos muy grandes para lograr que todos los habitantes cuenten con el servicio las 24 horas del día, ya que los límites lo acorralan. Aún así, se ha logrado un significativo avance, ya que hasta hace unos años sólo tenían 12 horas de servicio.
Otro problema que tienen en el lugar es la falta de agua potable. El agua baja directamente del volcán Quewar, ubicado a 6.130 metros de esta localidad. Las condiciones de obtención del vital recurso son primitivas, además la sospecha de la presencia de bacterias en el agua es fundada. Ya que los lugareños saben que muchos animales viven el la montaña y que pueden contaminar el agua, por eso es que antes de consumirla, la hierven.
Por otra parte, la conectividad también es una dificultad en Olacapato. La señal telefónica es nula. Mientras que el acceso a internet es escaso. La escuela y el puesto policial tienen conexión y algunos conocen las contraseñas. Además, una empresa privada ofrece un servicio mensual y hay antenas de Arsat, pero los habitantes se quejan de la poca banda y de su lentitud.
La iglesia de Olacapato, ubicada en el corazón del pueblo
El espíritu emprendedor y la hospitalidad son rasgos distintivos de Olacapato. Los residentes han sabido mantener vivas las tradiciones de servicios como hospedaje y catering, legados de generaciones pasadas. Este compromiso se extiende a prácticas sostenibles como la eliminación del uso de materiales descartables en la alimentación, reflejando un profundo respeto por el medio ambiente y la Pachamama.
Esta localidad cuenta con la escuela pública de nivel primario N° 4600 “Mayor Juan Carlos Leonetti” a la que concurren alrededor de 70 niños. La rigurosidad del clima determina que esta escuela, al igual que otras del departamento de Los Andes desarrolle su actividad con la modalidad conocida como“Régimen de verano”, con un ciclo lectivo que se extiende desde fines de agosto hasta mediados de junio.
Los valores de solidaridad y cooperación son fundamentales en Olacapato, guiando a la comunidad en proyectos de mejora y en el enfrentamiento de adversidades. La minería es la principal fuente de empleo, presentando beneficios económicos, pero también desafíos en términos de sostenibilidad y respeto por el patrimonio natural y cultural.
A pesar de estos desafíos, la comunidad tiene una visión de futuro que incluye la mejora continua de servicios, el desarrollo de atractivos turísticos y la potabilización del agua, siempre con el objetivo de un desarrollo responsable.
Fuente: Infobae