A punto de comenzar un verano lleno de trabas para que los británicos disfruten de sus vacaciones en el soleado sur de Europa, la reunión del G7 sirve de vidriera para el idílico pueblo costero de Carbis Bay, en Cornualles, y de impulso promocional para el turismo en una zona debilitada y empobrecida del Reino Unido.
Destino de descanso estival de las clases altas en Inglaterra desde hace décadas, Carbis Bay se enorgullece en los folletos turísticos de haber inspirado con sus aguas turquesa y su imagen de postal a la escritora Virgina Woolf y de contar con su propia sucursal de la célebre galería de arte Tate en el pueblo contiguo de St. Ives.
En ambas localidades residen unas 15.000 personas, a las que se suman esta semana cerca de 5.500 policías que velarán por la seguridad del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y el resto de mandatarios convocados a la cumbre (del 11 al 13/6).
Seguridad alrededor del Carbis Bay Hotel en Inglaterra. Foto AP Photo/Jon Super
La llegada de los líderes mundiales ha obligado al Gobierno a invertir casi 8 millones de libras (9,3 millones de euros) en renovar el cercano aeropuerto de Newquay, y ha llevado a algunos residentes a preguntarse en los medios locales si los grandes vehículos y limusinas de los séquitos políticos podrán circular por las estrechas y serpenteantes calzadas de Cornualles.
Muchos han expresado asimismo su disgusto por el temporal colapso que se anticipa en Carbis Bay y St Ives, localidades de dimensiones tan reducidas que no acogerán el centro de prensa de la cumbre, ubicado en el cercano pueblo de Falmouth.
Región de contrastes
El año y medio de restricciones por la pandemia de coronavirus ha dañado al sector turístico y hostelero en el Reino Unido, como en tantos otros países.
En Cornualles, la industria turística registraba una facturación de unos 2.000 millones de libras al año (2.300 millones de euros) antes de la covid, cerca del 12 % de la riqueza del condado, y sostenía una quinta parte de los puestos de trabajo.
En el puerto de St. Ives, Cornwall, Inglaterra. Foto Aaron Chown/PA via AP
El empujón económico del Grupo de los Siete países más desarrollados (G7) será bienvenido en una región con amplias zonas empobrecidas y llena de contrastes, como gran parte del Reino Unido. Ejemplifica esas diferencias el municipio de Pengegon, uno de los más debilitados de Inglaterra, a poco más de 15 kilómetros del lujo de Carbis Bay.
La relación con el turismo de los habitantes de Cornualles es ambivalente.
A pesar de los puestos de trabajo que respalda la industria, la llegada de visitantes de alto poder adquisitivo ha disparado el costo de la vida y la vivienda, especialmente en tiempos de pandemia, que ha llevado a muchos londinenses a instalarse en las que antes eran segundas residencias.
Consciente del malestar que genera esa situación, el primer ministro británico, Boris Johnson, ha anunciado pocos días antes de la cumbre un paquete adicional de 65 millones de libras (75,5 millones de euros) para impulsar la economía de la zona.
Protestas por el medio ambiente
Las primeras protestas en el marco del G7 se remontan a abril, cuando decenas de personas se concentraron en la playa de Carbis Bay para exigir que se detuvieran las obras de ampliación del hotel donde se alojarán los mandatarios, que requirieron una tala de árboles.
Inspirada por esa reivindicación, la cantante local Bailey Tomkinson compuso el tema «Bright red», en el que critica la destrucción del medio ambiente y con el que ha logrado cierta repercusión en los medios locales.
Los artistas Joe Rush y Alex Wreckage junto a la escultura estilo Mount Rushmore, con los líderes del G7. Está hecha de electrónicos en desuso para protestar por el cuidado del medio ambiente. Foto Adrian DENNIS / AFP
«Es una ironía bastante patente. Tenemos al G7 aquí hablando sobre sostenibilidad, al mismo tiempo que sus anfitriones están talando árboles», señaló la artista al diario Cornwall Live.
No es la única protesta medioambiental que ha levantado la cumbre de líderes. El pasado fin de semana, decenas de activistas iniciaron desde el puerto de Plymouth una caminata de varios días hasta Carbis Bay para urgir al G7 a situar la emergencia climática en el centro de su agenda.
Durante la cumbre, se autorizarán protestas en las poblaciones de Truro y Falmouth, ambas alejadas de la sede principal del evento, si bien el grupo ambientalista Extinction Rebellion ha avanzado que prevé organizar manifestaciones en St Ives, mucho más cerca de los líderes políticos.
Fuente: Clarín