Ciclo de cine infantil La Linterna Mágica

Una maravillosa forma para que los chicos se acerquen a los clásicos

Muchos de los chicos llegan a la función con una pequeña revista en manos. Son los socios del cineclub La Linterna Mágica , algunos veteranos de varias temporadas. Otros vienen por primera vez, con la intención de ver sólo el film de ese fin de semana. Aunque después suelen engancharse con la modalidad de pertenencia que genera el cineclub y vuelven. La escena se repite desde hace doce años, una vez al mes, de marzo a noviembre, en el Konex . Este año se abre el ciclo de La Linterna Mágica el domingo 15 con la proyección de El navegante , la obra maestra del cine mudo dirigida y protagonizada por Buster Keaton.

La programación anual está organizada en tres subciclos de tres películas cada uno: para reír, para tener un poco de miedo y para soñar, cada grupo con un film antiguo, uno algo más moderno y otro de los últimos años. Una de Chaplin, una película suiza actual, algunas comedias, otras de animación, una de fantasía y un programa de cortometrajes latinoamericanos forman el menú de este año.

«Buscamos diversidad estética, de origen y de época. No son necesariamente películas infantiles, pero sí aptas para todo público», dice Ilan Brandenburg, coordinador de la versión argentina de La Linterna Mágica, una franquicia social nacida en Suiza que tomó aquí características propias.

De todos modos hay limitaciones de edad para asistir: de 6 a 12 años, ni más ni menos. «La experiencia es exclusiva de los chicos. Los padres los llevan, pero no entran a la sala. Eso hace al hábito de ir al cine entre pares», explica el coordinador del ciclo.

Las funciones no transcurren como en un cineclub de los de antes, con sesudos debates posteriores. Algunos conceptos que hacen a la técnica de filmación y actuación, así como al contenido de la película son presentados de forma lúdica mediante una introducción que deriva en una breve escena teatral, como para dar más herramientas para disfrutar del momento de la proyección.

«Nuestra idea es abrir el camino para que cada chico pueda vivir esa experiencia de emociones que ofrece el cine y se vaya con esa emoción a su casa, en lugar de encerrarlas en estructuras conceptuales», dice Brandenburg. «Cada uno puede elaborar la experiencia a su manera -destaca-. Un chico protestaba porque una película de Chaplin no era en colores, y al otro día soñó en blanco y negro».

Link: www.cckonex.org/espectaculo/la-linterna-magica/

Fuente: Juan Garff, La Nación.