Carnavales con estilo argentino

El carnaval tiene su origen durante la imposición de la cuaresma previa a Semana Santa, cuando la Iglesia Católica prohibía a sus fieles comer carne o beber alcohol.

Así, nacieron los días previos al adiós a la carne, aquellos en los que irremediablemente había que someterse al carne-levare (quitar la carne) y durante los cuales el pueblo se entregaba de lleno al placer. La fiesta evolucionó en Europa, y hacia fines del siglo XIX llegaría a América latina, donde fue tomando identidad propia en cada uno de los lugares donde se arraigó, con el aporte de las culturas originarias.

En la Argentina, las culturas indígenas del norte se fusionaron con la influencia española, un sincretismo del que nacieron carnavales únicos como los que se celebran en Jujuy, Salta o La Rioja. Por el litoral, en los carnavales de Gualeguaychú y Corrientes, dominan las comparsas de influencia brasileña, que a su vez heredaron las costumbres africanas y europeas.

En Buenos Aires, las murgas, de influencia española y claramente rioplatenses, recuperaron el brillo perdido durante la dictadura militar, cuando fueron prohibidas, mientras que en la ciudad de Lincoln, en el interior bonaerense, renuevan una tradición que lleva 130 años. Este año la cita oficial, será el último fin de semana de febrero. Sin embargo, algunas de las celebraciones ya comenzaron.

BUENOS AIRES

Un corso en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires

Un corso en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires Crédito: Soledad Aznarez

Los corsos y las murgas

Buenos Aires tiene los carnavales más antiguos de la Argentina. El primer corso data de 1869, y fue impulsado por el entonces presidente Domingo Faustino Sarmiento, quien fuera seducido por el festejo que vio a su paso Europa.

El carnaval porteño es hoy un espectáculo callejero sin costo para el público. Así, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires se anima con el ritmo pegadizo y las canciones de protesta que imponen las murgas, declaradas Patrimonio Cultural de la ciudad en 1997.

Todos los fines de semana de febrero, estas agrupaciones se presentan en alguno de los 34 corsos organizados en diferentes barrios; fueron prohibidos durante la dictadura militar, y resurgieron con la democracia. Cada barrio tiene el suyo, y el año pasado volvió el corso de la Avenida de Mayo, uno de los más emblemáticos, luego de 13 años de interrupción. Este año el desfile por la tradicional avenida porteña será el lunes 24 de febrero. La fiesta comenzó el sábado 1° de febrero y se extiende durante todos los fines de semana hasta el martes 25 de febrero.

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LINCOLN

El carnaval artesanal es una creción propia de la ciudad de Lincoln
El carnaval artesanal es una creción propia de la ciudad de Lincoln Crédito: Ignacio sánchez

Con el toque artesanal

La tradición carnavalesca se remonta a fines de la década de 1880. Con la llegada de los primeros inmigrantes se realizó el primer desfile. Hacia principios de siglo XX la gente se divertía jugando con las serpentinas, el papel picado y el lanzaperfume.

Hacia 1910 se construyeron los primeros carruajes, y unos años después se hicieron bailes de máscaras en el Teatro San Martín. En 1928 comenzó el carnaval artesanal, cuando el profesor Enrique Urcola incorporó métodos utilizados en el taller de escenografía del Teatro Colón, donde trabajaba modelando figuras en cartapesta.

Así, fabricó la primera carroza con movimiento, a la que llamó Peliculeros. Luego irían surgiendo las figuras mecánicas y otros motivos como las mini carrozas y las máscaras sueltas. En 1974 nacen Los autos Locos, y en 2018 la fiesta fue declarada Capital Nacional del Carnaval Artesanal por el Congreso de la Nación. Hoy, es la fiesta popular a cielo abierto más grande de la provincia de Buenos Aires, en la que desfilan más de 1000 personas en un recorrido de 750 metros a lo largo de la Avenida Massey.

En esta edición, se reemplaza a la históricas reinas por la designación de Embajadoras Culturales del distrito de Lincoln para orientar el espíritu del carnaval hacia los nuevos paradigmas en materia de género. También se agregaron nuevas categorías al desfile de motivos que entran en competencia: Compañía de teatro y Cuerpo de Baile.

Arranca el sábado 8 de febrero con un desfile y recitales que se extienden por ocho noches. El sábado 15 tocan Los Auténticos Decadentes; el Viernes 21 se presentan Los Cafres; el sábado 22, Guasones, y el lunes 24 cierra Ulises Bueno.

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GUALEGUAY

De los inmigrantes al espíritu brasileño

Aquí la tradición se inició en los tiempos de la inmigración con encuentros en los clubes. Entrado el siglo XX, se sumaron nuevas atracciones y aparecieron los disfraces; las murgas barriales comenzaron a moverse al ritmo de los tambores, luego se presentarían en las calles principales de la ciudad. Más tarde, aparecerían los carros temáticos.

Sum-Sum y Batucada fueron las primeras comparsas en conformarse allá por los años ’70, y poco después surgió Macumba, primera en desfilar por la ciudad y la impulsora de la gran festividad que nacía por entonces. En 1980 nace Si- Sí, su rival, y con estas dos comparsas cambia el sentido de la fiesta.

Hoy las agrupaciones que dan brillo al carnaval gualeyo son: Si- Sí, K’rumbay del Club San Lorenzo, y Samba Verá del Club Barrio Norte. Se presentan en el Corsódromo, que fue inaugurado en el año 2005 en el predio de la antigua estación del ferrocarril, un circuito de 450 metros con capacidad para 16.000 espectadores.

Las entradas se venden en boletería y en www.turismogualeguay.com.ar. Cuestan 180 pesos por adelantado, y 280 pesos en boletería. Los niños de hasta 12 años abonan 100 pesos y los menores de 5 un seguro de 60 pesos. Los desfiles son los sábados de febrero y el feriado de Carnaval (el lunes 24 de Febrero)

www.turismogualeguay.com.ar

GUALEGUAYCHÚ

Plumas en el litoral

La fiesta carnavalera más larga de la Argentina dura dos meses y se festeja durante los sábados de enero y febrero, a los que se suman el domingo y lunes de Carnaval, para desfilar en el Corsódromo, donde entran 40 mil personas

Este año arrancó el 11 de enero y cerrará el lunes 24 de febrero. Son cinco las comparsas de la ciudad, pero solo tres las que acceden a desfilar cada sábado. Este 2020 les toca a Ará Yeví, del Club Tiro Federal; O’Bahia, del Club de Pescadores y Papelitos, del Club Juventud Unida, mientras que Kamar y Marí Marí quedan afuera, a la espera de regresar en 2021.

Los vestuarios, las coreografías, las carrozas y la música son algunos de los ítems analizados por el jurado, que en el último desfile abrirá los sobres y anunciará el ganador. Los argumentos o temáticas de las comparsas van cambiando año tras año. En esta edición, Ará Yeví presenta Egos; O’Bahia, Las aventuras de Don Carnal, y Recreación es el título de Papelitos.

La comparsa que suma más puntos entre todas las categorías será la campeona de la edición, y así podrá volver a participar en la próxima. Las otras le dejarán lugar a las que quedaron afuera. Acá también puede participar el público, y calzarse un traje para salir con su comparsa favorita. Las entradas para los sábados de febrero cuestan 600 pesos, mientras que para el feriado de carnaval 640.

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CORRIENTES

La larga tradición litoraleña

Hacia fines del siglo XIX, los bailes de carnaval se desarrollaban en las calles. En aquellos tiempos, eran festejos espontáneos e informales. Fue en la década del ’60, con el nacimiento de las comparsas Copacabana y Ara Berá, cuando el carnaval correntino adquirió los ribetes que mantiene hasta hoy, el de un puñado de agrupaciones desfilando por una avenida, una mecánica que se mantuvo hasta el año 2013, cuando se inauguró el Corsódromo.

Por un lado están las comparsas, que se forman con un mínimo de 230 integrantes y pueden llegar a tener hasta 1000 integrantes, que desfilan en carrozas que no escatiman en creatividad. Este año participan Ara Berá, Arandú Beleza, Copacabana y la campeona más reciente, Sapucay.

Por otro lado están las agrupaciones musicales, que tienen un máximo de 180 integrantes y no utilizan carrozas. Más de la mitad de sus miembros pertenece a la escuela de samba, y el resto al cuerpo de baile. La mayoría son percusionistas, en tanto en las comparsas la mayoría son bailarines. Las agrupaciones que participan son Samba Total, Imperio Bahiano, Sambanda, Samba Show y Kamandukahia. Hay dos fiestas: el carnaval oficial del Corsódromo y shows en el anfiteatro Cocomarola y el carnaval barrial, del que participan más de 25 comparsas en seis noches de desfile por los barrios.

Arrancó el viernes 31 de enero y va hasta el 24 de febrero. Son diez noches de desfile en el Corsódromo Nolo Alías y tres noches de espectáculos y shows en el anfiteatro Cocomarola, más un encuentro especial para la elección de la Reina del Carnaval. Los precios de las entradas van a partir de los 200 pesos.

www.turismo.corrientes.gob.ar

QUEBRADA DE HUMAHUACA

La fiesta del diablo

En el norte argentino, el festejo se entreveró con el culto a la Pachamama y las fiestas de la abundancia que se celebraban luego de las mingas, cuando los pueblos se unían para levantar la cosecha y terminaban con una fiesta. En la Quebrada de Humahuaca, los rituales de una cultura ancestral se fusionan con la influencia española en esta fiesta que comienza con el «desentierro» del diablo. Cada comparsa se reúne en el mojón -en general en la ladera de una montaña- para decretar el inicio del carnaval desenterrando al diablo de la apacheta o altar de piedra.

Suenan bombas de estruendo, vuelan harina, talco y papel picado, se brinda y baila al compás de la música de anatas, erquenchos y sikuris. Día tras día, las comparsas salen por las calles al ritmo de huaynos y carnavalitos y se detienen en las «invitaciones» de las casas de familia a tocar, cantar y bailar hasta que se acabe la chicha. En el medio, se entreveran los diablitos, símbolos del carnaval. Todo concluye con el «entierro» del diablo, al que se quema para que vuelva a renacer, un año después, vigoroso y renovado.

www.turismo.jujuy.gov.ar

SALTA

En las nubes

En San Antonio de los Cobres, las comunidades se visten de fiesta. Preparan sus cajas y cantan sus coplas. Se baila entre espuma, serpentina, talco y papel picado. Coplas, comparsas, corsos, carnavalitos, caporales y diablitos. Un entrevero de ritos y costumbres se ensambla en el corazón de la puna, el desierto de altura, en la provincia de Salta. Se chaya y se agradece a la Pachamama. También aquí se entierra y desentierra el diablo. Es una fiesta pequeña, en un pueblo pequeño a 4000 metros de altura, que creció a la sombra del trabajo en las minas y el turismo traído por el famoso Tren a las Nubes. En San Antonio de los Cobres se celebra un carnaval que intenta recuperar la tradición de las coplas, en medio de danzas como la saya llegada de Bolivia y el corso insertado hace unos años.

El 8 y 9 de febrero será el Encuentro de Banda de Sikus en el Mercado Artesanal.

Mientras que el 23 de febrero arranca una nueva edición del que llaman por acá «el carnaval mas alto del mundo», en el Viaducto La Polvorilla, donde pasa el Tren de las Nubes. Se realizará un homenaje a la Pachamama, habrá espectáculos folklóricos, concursos de canto y encuentro de comadres de San Antonio de los Cobres y alrededores.

LA RIOJA

Fusión con el folklore

La Chaya es carnaval y mucho más. Es una fusión de manifestaciones culturales que se da en tiempo de carnaval. Es un ritmo del folklore argentino, y el nombre de un festival. Es, también, la protagonista de una leyenda. La Chaya era una indiecita enamorada, y una arista de la fiesta es la recreación de su casamiento con el Pujllay, su prometido. Además, representa el festejo de la abundancia de los diaguitas, un agradecimiento a la Pachamama.

Durante los días chayeros, en cada barrio se suceden los topamientos y las coronaciones. Chayar (rociarse con agua) es aquí también mojar la tierra y a los chayeros. Se acarician los rostros con las manos llenas de harina, agradeciendo los frutos.

Luego del casamiento ficticio, mujeres por un lado y hombres del otro, saltan y se topan al ritmo de una chaya. Se encuentran, se tiran harina. Luego llega el momento cumbre: la quema del Pujllay. Los participantes cantan y bailan alrededor de la hoguera, se arrojan agua y harina hasta que el muñeco queda reducido a cenizas. La Chaya es todo eso que se condensa en forma de carnaval.

Los topamientos en los barrios comenzaron en enero y van hasta marzo. El festival de la Chaya, en el Autódromo de la Rioja, va del 13 al 17 de febrero y se presentan Jorge Rojas, Abel Pintos, Soledad, Rally Barrionuevo, Luciano Pereyra, Sergio Galleguillo y Los Palmeras, entre otros. Las entradas cuestan entre 300 y 1620 pesos.

www.chaya2019.com.ar

www.turismolarioja.gov.ar

Fuente: Clarín