Tras la extensa cuarentena, los espectáculos con música en vivo poco a poco regresan a las carteleras y el jazz, con una de las escenas más dinámicas de Buenos Aires, encontró en Palermo su trinchera natural. En efecto, Thelonious, Virasoro Bar y Aldo’s Palermo (la versión de Bebop en el norte de la ciudad) describen un triángulo que tiene al género como protagonista y si bien hay otros espacios, la continuidad desde diciembre de estos clubes los ubica como visita obligada para los amantes del jazz.
Cada uno de ellos exhibe un estilo propio dado por estos tiempos de protocolos con distancias, termómetros y alcohol en gel y también por las características de cada ámbito; así, mientras que en Aldo’s la música es al aire libre en una coqueta terraza, en Virasoro la audiencia se sienta en mesas en la vereda, en tanto que los músicos tocan dentro del local frente a un ventanal a la calle. La imagen es más de un peculiar acuario que la de un club de jazz.
Thelonious desarrolla su actividad puertas adentro, ya que el club es lo suficientemente grande como respetar las distancias y que no se pierda esa intimidad que muchas veces necesita la música.
En Virasoro Bar, los músicos tocan en un ventanal y la gente los escucha desde afuera, a pesar de la lluvia. Foto Emmanuel Fernández
Una recorrida por este triángulo jazzístico este sábado 13 de febrero, en víspera del Día de los Enamorados, mostró que no sólo el género tiene un amplio espinel estilístico, también lo tienen las audiencias que parecen encontrar no sólo en la música, sino también en los locales, ese espacio ideal para escuchar jazz.
Por ejemplo, el público de Aldo’s Palermo que convocó el trío del saxofonista tenor Andrés Hayes, acompañado por Damien Poots en guitarra y Ezequiel Dutil en contrabajo, mostró una relajada aproximación al show. Un concierto basado sobre standards, como In a Sentimental Mood, de Duke Ellington y otros clásicos se conjugaron con un cielo que poco a poco iba nublando y con algún relámpago que de todos modos no inquietó a la audiencia, que parecía hipnotizada por la sonoridad del saxo y la serena cadencia de guitarra y contrabajo.
A unas pocas cuadras, en Virasoro Bar, sucedió lo esperado y mientras se preparaba el potente Supertrío del baterista Oscar Giunta, con Hernán Jacinto en piano y Flavio Romero en contrabajo, comenzó a llover. Ni las frondosas tipas de la calle lograron contener el aguacero y así el público sentado en sus mesas se aprestó a lo que venía: jazz pasado por agua. Y aquí una reflexión, hay audiencias anfibias, como la de Virasoro, que soportan alegremente una noche de música bajo la lluvia, algo nada común y que deja en evidencia hasta qué punto la gente puede disfrutar de un buen show de jazz.
En Aldo’s Palermo, los shows son en la terraza . Foto Emmanuel Fernández
Por cierto, este cronista no vio a nadie retirarse por esta curiosa sensación de estar mojándose arropados por los solos de Jacinto o los breaks de Giunta. A lo sumo aparecieron unos pocos paraguas lo que señala que había gente previsora entre el público, aunque sólo se abrieron cuando pasó de llovizna incómoda a lluvia fuerte. En fin, algunos de pie incluso festejaban esta conjunción de lluvia y jazz con algún que otro aullido. Por su parte, el trío dejó en evidencia su integración y la fluidez para dialogar entre ellos. Arreglos modernos, solos inteligentes y un sólido groove señalan al Supertrío, como uno de los mejores combos de la escena del jazz local.
Ahora sí, bajo techo, en el acogedor Thelonious, el dúo de la cantante Mel Muñiz y el pianista Rodrigo Núñez propuso al público un exquisito programa con música de Fats Waller y Hoagy Carmichael, dos grandes compositores cuyos temas animaron por los años veinte los principales teatros de Harlem, en Nueva York y fue ese, el espíritu de entretenimiento, el núcleo de la propuesta. Con entradas agotadas y con los protocolos y cuidados del caso, la burbuja creada en el club nos trasladó a aquellas primeras décadas del siglo pasado cuando el jazz estaba llegando a su mayoría de edad. La sonoridad del piano, el respeto por los arreglos originales y la voz y el divertido fraseo de Muñiz convirtieron la noche en un encuentro con ese delicioso pasado. Temas como Honeysuckle Rose, de Waller o Rockin’ Chair, de Carmichael, cobraron actualidad frente a una audiencia que sintonizó con la propuesta y generó una noche ganada a la pandemia.
Esta tríada de locales palermitanos conforman un pequeño circuito jazzístico, que tiene en la variedad de expresiones uno de sus aspectos más atrayentes y que permite en dosis mesuradas disfrutar de una escena tan variada como interesante.
Thelonious bar. Bajo techo y con estricto protocolo, el bar presentó al dúo de Mel Muñiz y Rodrigo Núñez. Foto Emmanuel Fernández
Próximos Shows:
Thelonious
Nicaragua 5549; dos funciones, a las 20 y a las 22, entradas $600 por Tickethoy Live.
Martes 16 Genovese-Verdinelli Dúo. Miércoles 17 Juan Bayón Quinteto. Jueves 18 Caino-Bergara-Carmona Swing Jazz. Viernes 19 Sol Liebeskind Cuarteto. Sábado 20 Luis Nacht Quinteto. Domingo 21 Luciana Di Rissio-Zeppa Cuarteto.
Virasoro Bar
Guatemala 4328, a las 19.30 y a las 21.30, reservas al 4831-8918.
Jueves 18 Magalí Fernández Cuarteto. Viernes 19 Arredondo-Carpossi-Dawid. Sábado 20 Barbie Martínez Trío.
Guitarra y contrabajo. El fenómeno del jazz, en Palermo. Foto Emmanuel Fernández
Aldo’s Palermo
Arévalo 2032, a las 18.30, entradas a $700 por www.bebop.com.ar.
Jueves 18 -Mariú Fernández & Banda. Sábado 20 Juan Cruz de Urquiza Trío. Domingo 21 Juan Salinas-Patán Vidal Jazz Standards.
Fuene: Clarín