Como toda travesía hacia el Continente Blanco, la aventura comienza en el puerto de Ushuaia. Puede haber comenzado antes, en los puertos de Buenos Aires, o Montevideo, pero la capital de Tierra del Fuego es la antesala de la navegación en mar abierto.
La expedición de la compañía australiana Chimu –especializada en Sudamérica y la Antártida– lleva el nombre de Songs in the south (Canciones en el sur) porque a bordo viaja el reconocido músico y cantautor australiano Paul Kelly, quien dará shows para los 190 pasajeros de esta embarcación de 137 metros de eslora, reforzada para el hielo. Matizar los días de navegación con la música de Paul es un buen plan para los primeros días. Quinientos kilómetros separan la proa del buque de la isla Gran Malvina, el primer objetivo de la travesía.
Hoja de ruta
Un recorrido de 3700 millas náuticas por el Atlántico Sur
West Point
Es una mañana brillante de sol y el Ocean Endeavour se desliza dentro del archipiélago. En una bahía reparada, se vislumbra un pequeño puerto natural y un caserío. Es la estancia de la isla West Point, propiedad de Roddy Napier y que ha estado en manos de su familia desde 1897. Hace algunas décadas la isla, que sólo cuenta con cuatro habitantes permanentes, incorporó el turismo como actividad primaria, dejando la cría de ovejas en segundo plano. Gran parte del rosario de islas que componen el archipiélago Malvinas son establecimientos agropecuarios que históricamente han tenido la ganadería ovina como sustento principal. En general, esas propiedades se han mantenido en las mismas familias a lo largo de generaciones, desde finales del siglo XIX y principios del XX. En los últimos años, muchas de las islas que poseen atractivos naturales o potencial turístico han abierto sus puertas a los visitantes que llegan en los cruceros que pasan por sus costas, o en avión, ya sea a Puerto Argentino (Stanley), desde el Reino Unido, o desde Punta Arenas a Mount Pleasant.
West Point posee un atractivo muy preciado para los amantes de la observación de fauna: una de las colonias de albatros de ceja negra más grandes del mundo, con unas 2.000 parejas estables. En enero, estas enormes aves marinas están ocupadas criando a sus polluelos. Toda la colonia se revoluciona con padres que van y vienen al mar en busca de alimento. Miles de blancos pichones pían frenéticamente cada vez que algún predador pasa volando sobre sus cabezas. Ahí mismo, una pequeña colonia de pingüinos de penacho amarillo, camuflados entre los albatros, también se encuentra en plena crianza. Las puertas de la casa grande se abren y los anfitriones convidan a los visitantes con torta casera y té recién hechos, dentro de los laberínticos jardines interiores del casco. Cercos vivos, un césped impecable, canteros con flores y pequeños espacios verdes le dan un aire solemne e intimista a esta antigua propiedad perdida en medio del Atlántico Sur. La bandera británica ondea en lo alto de la loma junto al pórtico de la estancia, un inconfundible recordatorio de pertenencia a una patria a la que saben lejana.
El avistaje de fauna y la evocación de la aventura de Shackleton son los atractivos mayores del crucero.
Isla Saunders
Por la tarde, el crucero se desplaza hasta The Neck, una angostura natural de la isla Saunders (isla Trinidad, para nosotros), delineada por una extensa playa de arenas blancas y aguas de un turquesa surrealista. La propietaria de la isla recibe a los visitantes con su camioneta, que parece más bien un gift shop móvil, por la cantidad de souvenirs que tiene para vender. Pingüinos magallánicos de penacho amarillo y algunos individuos de pingüino rey se distribuyen a lo largo de la playa extensa. Las disputas entre vecinos de las colonias incluyen graznidos, corridas y picotazos que son parte del folclore. Al observarlos, cuesta entender por qué deciden agolparse habiendo tanto espacio disponible.
Las ráfagas proyectan la arena fina desde la playa hacia el mar y los animales que salen del agua deben enfrentar una cortina blanca enceguecedora. Estas mismas playas y este mismo paisaje, pletórico de vida salvaje, han sido marco de varios documentales de la National Geographic y de la BBC, según nos cuenta orgullosa la señora Evans, quien vive aquí desde que migró de Inglaterra junto a su familia, cuando apenas era una niña. Los Pole Evans habitan la isla Saunders desde 1948, cuando comenzaron con la cría de ovinos. Hoy su producción asciende a 6.000 cabezas. Saunders no sólo recibe visitantes por el día, también ofrece alojamiento en tres casitas ubicadas en puntos estratégicos de la isla y completamente autónomas. Como la estancia cuenta con una pista de pasto propia, los visitantes también pueden llegar por vía aérea en el bimotor Islander que opera el Servicio Aéreo del Gobierno de las islas Malvinas, desde Puerto Argentino (Stanley), capital del gobierno local, y siguiente destino de este viaje.
Puerto Argentino (Stanley)
Temprano, a la mañana siguiente, ya dentro de la rada de Puerto Argentino (Stanley), que requiere maniobrar a través de un paso muy estrecho, el Ocean Endeavour suelta anclas a escasos mil metros del muelle principal de la capital malvinense. En la orilla opuesta al poblado, y sobre una suave colina, unas inscripciones enormes –hechas con piedras alineadas– rezan los siguientes nombres: Barracouta, Beagle, Protector, Endurance, Dumbarton Castle y Clyde. Son los nombres de buques que tuvieron un papel primordial en la historia de la consolidación de las islas. Ninguno relacionado con el conflicto de 1982. Desde la explanada del muelle puede tenerse la primera vista de la aldea, enmarcada por el tradicional cartel de bienvenida a las Falkland Islands que tantas veces hemos visto en fotografías. Algo me moviliza y conmueve al reconocer aquel paisaje tan familiar. La villa es de una belleza simple, prolija, pintada de impecable blanco y colores alegres. Recuerda mucho a la Inglaterra rural y portuaria. Con edificios bajos de madera, jardines al frente con cercos vistosos, flores y parquizaciones. Los ingleses hacen un culto de sus jardines y no es para menos. Malvinas, al igual que Gran Bretaña, suele ser climáticamente severa, siempre nublada y lluviosa. Suena lógica esa obsesión por embellecer y colorear lo que por propia naturaleza sería opaco, achaparrado y seco.
El plan para hoy es pasar el día recorriendo el lugar y haciendo actividades en los alrededores. Pero, además, los anfitriones, Chad y Meg, tienen una “sorpresa especial” para nosotros. Resulta que, hace poco menos de dos años, sucedió un hallazgo científico que tuvo repercusión a nivel mundial y que guarda relación directa con la increíble historia del máximo personaje histórico de este viaje, el explorador inglés Ernest Shackleton. Luego de 107 años perdido bajo las aguas del mar de Weddell, en febrero de 2022, su embarcación Endurance fue hallada a 3.000 metros de profundidad. La expedición fue dirigida por un afamado arqueólogo marino e investigador de la Universidad de Oxford, Mensun Bound. La cosa es que Bound es oriundo de Malvinas y pasa los meses de verano en su casa de Puerto Stanley. Pues bien: el mismísimo Bound es la sorpresa. Ofrecerá una conferencia exclusiva sobre el hallazgo del Endurance en la Catedral del Cristo del Puerto esa misma mañana.
Tal vez, la mayoría de las personas no lo sepan, y a lo mejor ni siquiera forme parte de su extenso currículum, pero fue este inglés, nacido en Malvinas, quien, en 2018, a bordo de la expedición de Ocean Infinity, halló los restos del submarino ARA San Juan, frente a las costas del golfo de San Jorge.
Las Solitarias Georgias
Otra vez en mar abierto, el buque pone proa a un grupo de islas ermitañas, ubicadas 1.390 kilómetros al este de su posición. Las Georgias del Sur son tan distantes y solitarias que ninguna ruta marítima o comercial pasa ni remotamente cerca de ellas. Forman parte del territorio de ultramar de la Corona británica y fueron declaradas reserva natural y zona de protección marina. Fue en estas islas perdidas del Atlántico Sur donde se gestó el conflicto bélico que enfrentó a la Argentina con el Reino Unido. Durante los dos días de viaje que requiere cubrir esa distancia, la vida a bordo transcurre entre actividades artísticas y charlas referidas a la historia de las islas y su fauna.
Avistamos tierra por primera vez la mañana del 15 de enero, cerca de las siete. La Isla de los Pájaros es la primera. En todo momento nos mantendremos del lado norte de las islas, ya que aquí se encuentran las más importantes colonias de aves y mamíferos. Además, los puertos naturales y los puntos de interés, como estaciones balleneras e incluso la capital, Grytviken, se hallan en este sector, protegidas de los vientos del sur por una muralla montañosa que alcanza los 2.000 metros de altura. El archipiélago es una extensión de la Cordillera de los Andes que resurge en medio del océano, 1.700 kilómetros al este del último istmo insular conocido, la Isla de los Estados. Continúa en las islas Sándwich del Sur para luego unirse por medio de las Orcadas con la Península Antártica.
La primera travesía en zódiacs la realizamos en Right Whale Bay, una enorme playa de 2,4 kilómetros de largo que alberga una multitudinaria colonia de pingüinos rey. Desafortunadamente, el desembarco se frustra. La colonia está protegida por casos positivos de gripe aviar. Esta enfermedad tuvo un fuerte impacto en las Georgias del Sur este verano. Las principales playas fueron cerradas al desembarco de visitantes para evitar que la gripe se extienda a otras zonas. Pero, por mucho esfuerzo que se haga en la prevención, son las mismas aves las que migran la enfermedad por todas partes. En las Georgias, la mortalidad fue mayor en mamíferos. Las colonias de lobos, en plena estación de cría, fueron duramente golpeadas por el virus.
La capital, Grytviken
Al día siguiente, otra sorpresa de Chimu aguarda en Grytviken. Paul Kelly dará un recital a cappella, con su guitarra, en la antigua iglesia de madera. La capilla anglicana noruega fue construida en 1913 y es una de las más australes del mundo. Está ubicada cien metros por detrás del edificio principal del gobierno insular, muy próxima a las ruinosas instalaciones de la exestación ballenera, que operó hasta 1964. En esa iglesia se llevó a cabo el servicio fúnebre de sir Ernest Shackleton, quien fue sepultado en el cementerio local. Cada año, navegantes de todas partes pasan a rendir homenaje a “el jefe”, brindando con whiskey junto a su tumba. Una pequeña multitud se congrega en las puertas de la iglesia y, mientras se acomodan en los largos bancos de madera, por las ventanas puede verse cómo el viento y la nieve redoblan en intensidad, de modo que le dan más épica al evento.
El milagro de Stromness
Durante la mañana del 17 de enero, visitamos las estaciones balleneras de Puerto Leith y Stromness. Ambas son pueblos fantasmas que, a mediados de los años 60, fueron abandonados cuando las compañías que las explotaban dejaron las islas al agotarse el recurso. Las poblaciones de ballenas fueron tan explotadas entre 1910 y 1965 que habían llegado casi hasta la extinción. En la actualidad, gracias a la prohibición de la caza en 1994, se han recuperado notablemente. A Puerto Stromness arribaron Shackleton y sus hombres luego de una durísima travesía a pie de 36 horas. A unos tres kilómetros a pie, río arriba, por el lecho que desemboca junto a la ruinosa estación, se encuentra la cascada que lleva su nombre. Superar los 40 metros de desnivel con el salto parcialmente congelado fue la última dificultad que estos aventureros debieron sortear antes de llegar al final de su heroica travesía.
Al pie de la cascada, el presentador del crucero, Andrew Denton, saca sus apuntes y lee en voz alta la llegada de los hombres a este punto, según las palabras del propio Shackleton en su bitácora. Las 30 personas presentes guardamos silencio mientras imaginamos lo que vemos como escenario de lo que oímos. Comprendemos la desesperación que deben haber sentido descendiendo por la cascada, después de haber pasado dos años atrapados en el hielo, y tras haber recorrido 1.900 kilómetros, al sentirse tan cerca de la salvación. Las Georgias del Sur son un mundo verde brillante, rodeado por un universo azul profundo en el que la vida brota como por generación espontánea. Uno de los lugares más aislados del mundo y que todo amante de la naturaleza desea algún día poder visitar.
A23a
Por primera vez con rumbo sur-este, el Ocean Endeavour ahora desanda los pasos de aquellos valientes tripulantes del Endurance, que en un pequeño bote salvavidas adaptado se lanzaron a la mar el 8 de mayo de 1916. Perseguían su única esperanza de sobrevida y, con el invierno pisándoles los talones, iniciaron un derrotero de más de 1.200 kilómetros hasta las costas de las Georgias del Sur, algo que a todas luces parecía un suicidio, más aún si lo ponemos en contexto de la época.
Unas 200 millas antes de llegar a isla Elefante, el capitán del Endeavour anuncia por altoparlante que intentará localizar el iceberg A23a, que se encuentra próximo a nuestra trayectoria. A23a es el nombre que recibió este enorme bloque al desprenderse de la plataforma Filchner-Ronne, en 1986. Actualmente es el iceberg más grande que existe, con 3.900 km2 de superficie. Unas 19 veces la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y dos billones de toneladas de peso estimado. Una vez localizado el verdadero A23a, el Endeavour hace una cautelosa aproximación hasta finalmente colocarse a unos emocionantes 500 metros de distancia. En términos prácticos, se asemeja mucho al frente de un enorme glaciar. El bloque es tan masivo que cuesta hacerse a la idea de que está flotando libremente. Si consideramos que sólo el 11% del volumen total de un iceberg asoma fuera del agua salada, y a simple vista la altura del bloque es de unos 80 metros, entonces significa que el iceberg debe tener al menos 700 metros debajo de la superficie del mar.
Isla Elefante
Por la mañana despertamos en Point Wild, de frente al imponente glaciar Furness, que se desploma desde lo alto de la montaña, en la cara norte de la isla Elefante. Este es el punto exacto donde los hombres del Endurance debieron aguardar a que Shackleton tuviera éxito en su misión en las Georgias para ser rescatados. Isla Elefante es una fortaleza escarpada e inexpugnable, por lo que resultó muy difícil para los náufragos errantes encontrar un lugar donde refugiarse. Point Wild es la confirmación de esta aseveración. Nadie en su sano juicio habría elegido este húmedo, sombrío y rocoso sector de costa para instalarse, de haber habido otra alternativa. Lleva el nombre de Frank Wild, en honor a quien quedó a cargo de los hombres por más de cuatro meses, mientras Shackleton y cinco más navegaban rumbo a las Georgias. Difícil misión la de Frank, la de mantener la moral alta en semejante situación y sin muchas esperanzas de que sus camaradas llegaran a destino.
Emplazado en el lugar exacto del campamento, hay un monumento con el busto del capitán Luis Alberto Pardo, quien el 30 de agosto de 1916, a bordo del cúter Yelcho de la Armada chilena rescató a los tripulantes de la Expedición Imperial Transantártica. Scotty Mackerel, guía coordinador del grupo de kayakistas del Ocean Endeavour, está exultante porque esta es su primera vez en aguas de Point Wild. “De todas las veces que estuvimos aquí, nunca pudimos siquiera pensar en desembarcar”, afirma el canadiense. La bahía está muy expuesta al mar abierto, pero en esta oportunidad no hay viento y las olas se mantienen dentro de los márgenes aceptables para bajar a los kayakistas. El grupo se da un verdadero gusto, navegando frente al glaciar y haciendo una aproximación a la colonia de pingüinos de barbijo. Sin embargo, el oleaje, aún sin viento, hace peligroso el desembarco, por lo que hay que conformarse con observar el lugar desde los kayaks. Resulta difícil imaginar la vida sobre aquel roquerío. Y aunque la comida no les faltó, los relatos aseguran que la carne de pingüino no es precisamente apetecible.
Datos útiles
Para la temporada 2024/2025, las travesías previstas en el Ocean Endeavour a Malvinas, Georgias del Sur y Antártida, son dos: del 29 de octubre al 19 de noviembre de 2024 y del 05 al 27 de enero de 2025. Las tarifas arrancan en u$s 19.949. La salida del 29 de octubre de 2024 será desde Montevideo, y cuenta con un descuento especial del 45%. Los interesados pueden enviar un mail a [email protected] (hay solo diez cupos de descuento disponibles que se otorgarán a pasajeros directos. La emisión de los pasajes y el cobro es de exclusiva competencia de Chimu Adventures).
Fuente: La Nación