Un hombre ha hecho todo lo posible para conseguir la mirada de su hijo, un adolescente con autismo. El inevitable despertar sexual de su hijo arroja la última chance para alcanzar la empatía. Obra ganadora del XII Premio Germán Rozenmacher de Nueva Dramaturgia. Actor: Marcos Montes Escenografía y vestuario: Cecilia Zuvialde Iluminación: Ricardo Sica Fotografía: Laura Mastroscello Asistencia: Ana Schimelman Dramaturgia y dirección: Juan Francisco Dasso Todos los domingos de abril, a las 19hs Duración: 50 minutos Espacio Callejón Humahuaca 3759 Entradas: $1000 por Alternativa Teatral http://www.alternativateatral.com/obra77246-el-hombre-de-acero COMENTARIOS DE LA PRENSA: ★★★★ ★ Un excelente unipersonal En este caso, el joven y promisorio dramaturgo y director Juan Francisco Dasso, logra atrapar nuestros sentidos hasta convencernos que la historia va en una dirección, para derivar a otra, más sorprendente. Su pieza es como el mítico caballo de Troya; plantea una posibilidad, pero esconde otra. Obvio, no haremos aquí ningún tipo de anticipo sobre el desenlace, para que la sorpresa se mantenga. Deslumbrante actuación de Marcos Montes, artista todo terreno. No alcanzan los adjetivos para calificar la entrega de Montes, solo queda rendirse ante su talento sutil y conmovedor. Con múltiples matices y extrema sensibilidad desgrana recuerdos y anécdotas juveniles del personaje, que contribuyen a formarnos una idea de su loable propósito. En suma, una propuesta excelente e imperdible que, sin dudas, se sitúa entre las mejores de la escena independiente. Jorge Luis Montiel, revista Noticias, Perfil MUY BUENA Una mirada ausente, capaz de abrir interrogantes Para lograr transmitir estas emociones, Montes cuenta con un sólido texto ganador del XII Premio Germán Rozenmacher de Nueva Dramaturgia, escrito por Juan Francisco Dasso, quien también lo dirige. El público se conmueve y probablemente Montes gane los premios que merece por su trabajo. Mientras sonríe y recibe las merecidas ovaciones, en el ambiente resiste algo de la ambición del protagonista, quien incomoda a pesar de su fachada de bondad. Juan Carlos Antón, La Prensa “El hombre de acero” o cómo sobrevivir a la ausencia en la mirada de un hijo La impactante dramaturgia de Dasso y la actuación de Montes logran que todas esas aclaraciones se desvanezcan en el aire y pongan la piel de gallina. No hace falta imaginar nada, todo está ahí. La obra se despide con un deseo desgarrador: “Lo único que quiero es que [Neo] no sea indiferente”. La sala explota entre aplausos y lágrimas. En la salida emerge una convicción: Juan Francisco Dasso es uno de los mejores creadores teatrales del momento, y hay que seguirlo bien de cerca. Martina Vidret, Infobae “El hombre de acero”, un día en la rutina de los días impares El autor escribió el monólogo luego de varios años de trabajo en discapacidad: en la pieza describe un tipo de trastorno que implica que nunca haya podido existir una conexión real entre los padres y el niño. Una vida suspendida para este hombre que compara su propia adolescencia y se pregunta cómo pudo ser todo tan distinto para su hijo. No hay respuestas; el teatro aparece aquí como un intento de comunicar ese dolor tan difícil de transmitir. Mercedes Méndez, revista Ñ, Clarín Monólogos de la escena independiente Ningún par de ojos donde posar la mirada El reciente e inevitable despertar sexual del preadolescente que dibuja compulsivamente múltiples versiones del rostro de Dionel funciona como el marco ideal para las disquisiciones de este padre que revisa en voz alta, con la excusa de su interlocutor, su prontuario de errores, desilusiones y fracasos.Habrá incluso lugar para el recuerdo de los primeros bailes de su juventud en esa búsqueda minuciosa por una respuesta que lo acerque a la orilla. A diferencia del desquicio grupal y excéntrico que propone Dasso en Que todas las vaquitas de Argentina griten MU, aquí funda con dulzura un acto de intimidad: la unión indiscernible entre tiranía y desazón no hacen sino conmovernos hasta la lágrima. Milena Rivas, La Primera Piedra ¡Qué felicidad cuando en un espacio escénico brilla la esencia del teatro! Es lo que ocurre con la bella, profunda y conmocionante pieza «El hombre de acero», con autoría y dramaturgia de Juan Francisco Dasso. Hay mucho dolor y mucha esperanza en esta obra auténtica y reveladora y hacía falta un actor de los quilates de Marcos Montes, con su increíble entrega emocional y su llegada al público para expresar todo el desamparo de un hombre que no deja de luchar contra la adversidad. Un gran trabajo actoral, texto inteligente y dirección precisa. Imperdible. Para recomendar. Muy buena. Carlos Abeijón, Una mujer. Graciela Borges. AM Radio Nacional y Jurado Premios ACE |
Palabras de Juan Francisco Dasso Escribí este monólogo luego de varios años de trabajo en discapacidad. Se habla mucho de autismo, pero me pareció necesario indagar en la problemática de la sexualidad. La oportunidad de escribir una única voz invitó a profundizar bastante en este padre híper racional, en qué puede estar sintiendo. ¿Hasta dónde puede llegar para ver el afecto de su hijo? Casi como una comprobación, una prueba. Encontré en Marcos Montes al intérprete ideal para dar cuerpo a esta voz y explorar al detalle cada una de sus capas expresivas. |