La felicidad, según Manuel Puig (1932-1990), cuando era niño en su Coronel Villegas natal, consistía en ir cada miércoles al cine con su madre. Aquel día proyectaban películas de Hollywood en función doble. Cuenta Tomás Eloy Martínez en Lugar común la muerte que, sin embargo, como el pequeño padecía acoso escolar, su padre lo castigaba a menudo para fortalecer su carácter. Pensaba que aquella privación robustecería su temperamento: “Cuandose convirtió en un novelista de éxito y pudo disponer de la vida como quiso, Puig se dedicó a ver, con voracidad, las películas que el padre le había vedado. Por lo menos una de ellas, La mujer pantera –Cat People, 1942, con Simone Simon–, es evocada en El beso de la mujer araña a través de la voz de Molina, alter ego del autor”. El éxito es inmortal y se extiende muchas décadas después de su muerte a través de múltiples redes donde los espectadores y los lectores son atrapados como delicadas presas.
El beso de la mujer araña se estrenará el 7 de septiembre en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, pero antes de su presentación en la capital española esta producción realizará algunas funciones en Avilés y en Bilbao. Los protagonistas serán Eusebio Poncela e Igor Yebra, el excelso bailarín que dirigió el Ballet Nacional de Uruguay, en una puesta a cargo de Carlota Ferrer (su trabajo pudo verse en la Argentina en La vida a palos, interpretada por Imanol Arias). La realizadora ya había trabajado con estos dos artistas quienes compartieron el escenario en 2018 en una versión que propuso Ferrer de La casa de la Bernarda Alba. Diego Sabanés, el guionista, cineasta (su película Mentiras piadosas está basada en varios cuentos de Julio Cortázar) realizó la adaptación de los registros lingüísticos de los personajes, el asesoramiento literario y es el responsable de la versión.
No es la primera vez que se representa una pieza de Puig en España ni esta obra en particular. En 1981, en el teatro Martín, se realizó una puesta con dirección de José Luis García Sánchez, protagonizada con el recientemente fallecido Juan Diego y Pepe Martín, en el papel de Molina. Decía este último al diario El País en aquel año: “El personaje no encaja con mi físico, pero fue el propio Puig, a quien hablé de la idea de la adaptación el que después se empeñó en que lo hiciera yo”. Luis Alberto Molina, un vidrierista homosexual, acusado de corrupción de menores por el régimen, y Valentín Arregui, licenciado en ciencias políticas, acusado de subversivo, son los protagonistas de este relato sobre víctimas y depredadores.
José Miguel Onaindia, abogado y gestor cultural, es asesor de Carlos Puig [hermano de Manuel y titular de los derechos de autor] para la promoción de la obra dramatúrgica. Su intención junto con la del productor español Jesús Cimarro era celebrar los 40 años del estreno de la obra en España con una reposición, pero la pandemia y la crisis sanitaria alteraron todas las agendas.
Además de este estreno previsto para septiembre, se estrenó la reposición de Boquitas pintadas en el San Martín, en la versión adaptada y dirigida por Renata Schussheim y Oscar Araiz, interpretada por el Ballet Contemporáneo del Teatro San Martín. Esta temporada también pudo verse Cae la noche tropical, interpretada y dirigida por Leonor Manso, en el doble papel de actriz y directora repositora, junto a Ingrid Pelicori y Eugenia Guerty. La versión fue realizada por Santiago Loza y Pablo Messiez. También hubo una elogiada versión de El beso de la mujer araña de Valeria Ambrosio, con Pablo Pieretti y Oscar Giménez, que pronto celebrará las cien funciones y tiene previsto estar todo el año en cartel, en el Teatro Buenos Aires, en plena avenida Corrientes.
Además, una nueva noticia se suma a este reverdecer de la obra de Puig: Maldición eterna a quien lea estas páginas cuenta con una versión teatral realizada por Claudia Piñeiro y Marcelo Moncarz.
“Hay cierta revalorización de Puig como autor dramático, algo que estaba un poco invisibilizado en la Argentina. Estamos tratando de lanzarlo internacionalmente, si bien en 2017 hubo una versión en Londres. Las piezas no fueron lo suficientemente representadas en la Argentina, o no, al menos, en teatro oficial hasta hace poco. No está incorporado todavía a la gran dramaturgia argentina y creo que sus obras están dentro del repertorio de las mejores obras rioplatenses de la segunda mitad siglo XX”, considera Onaindia.
El beso de la mujer araña es una pieza de teatro escrita por Puig en 1981, independiente de la novela homónima, de 1976. Es decir, esta obra no está planteada como la adaptación de la novela, sino que Puig construyó esta historia con diferentes lenguajes y códigos. A diferencia de la novela, en la pieza teatral hay solo dos personajes, transcurre solo en la celda, y se eliminan algunas referencias de películas que sí aparecen en la narración.
Esta historia de amor, política, cine y opresión fue llevada también al cine por Héctor Babenco (1986) con William Hurt, Raúl Juliá y Sonia Braga. El impacto de esta producción sedujo a Harold Prince quien convirtió esta historia de amor en uno de los musicales más famosos de todos los tiempos, con libro de Terrence McNally y música de Fred Edd y John Kander.
Puig es también noticia porque Seix Barral acaba de reeditar sus novelas donde autores reconocidos le dan la bienvenida a los lectores: El beso de la mujer araña, con prólogo de Antonio Muñoz Molina; La traición de Rita Hayworth, introducida por Bob Pop (el creador de la serie autobiográfica Maricón perdido); Pubis angelical, con prólogo de Camila Sosa Villada; Boquitas pintadas, con un texto anfitrión de María Dueñas; The Buenos Aires Affair, con prólogo de Mario Mendoza, y Sangre de amor correspondido, introducido por la joven autora chilena Paulina Flores.
La influencia de Puig en otros autores y en particular de El beso de la mujer araña, se advierte, señala la investigadora española Laura Català Martínez, en la obra de Guillermo Cabrera Infante, en Fresa y chocolate, de Senel Paz, en Te trataré como una reina, de Rosa Montero e incluso en La tía Julia y el escribidor, de Mario Vargas Llosa. Puig no ha perdido en absoluto vigencia y su legado se advierte en las letras hispanas. “Todas las obras de Puig hablan de la diversidad y del encuentro en la diversidad, el tema que nos conmueve en el mundo contemporáneo. Existe una manera de tratar los géneros, tanto los literarios como los existenciales. El encuentro es posible entre personas absolutamente diferentes. De eso nos habla Puig”, concluye Onaindia.
Boquitas pintadas. De Viernes a domingos, a las 20. Teatro San Martín, Corrientes 1530.
El beso de la mujer araña. Jueves, a las 21; viernes y sábados, a las 20. Teatro Buenos Aires, Corrientes 1699.
Fuente: Laura Ventura, La Nación