Contó una vez Milos Forman que la razón que lo llevó a adaptar para el cine el musical Hair en 1979 fueron todas las canciones. Ni una ni dos. Todas. «En toda la historia hay solamente tres musicales en los que cada canción es una verdadera gema. Hair es uno de ellos», dijo el director de Amadeus y Atrapado sin salida.
En la misma entrevista, Forman recordó que cuando Paramount le ofreció dejar en 1968 lo que entonces era su Checoslovaquia natal e instalarse en Estados Unidos para hacer una película les dijo a los ejecutivos del estudio que el primer proyecto que imaginó fueHair. Nadie se sorprendió. Seguramente había en la conciencia y el corazón de Forman un impulso incontenible para trasladar a la pantalla lo que en aquél momento se vivía en Broadway y empezaba a vivirse también en Londres como una verdadera revolución.
El contraste no podía ser más claro. De un lado la invasión de los tanques soviéticos y la cruenta represión de la Primavera de Praga. Del otro lado, la aparición rutilante del primer musical con letra y espíritu de rock, que además se elevaba como un contundente manifiesto antibélico. «Haz el amor y no la guerra», era el mensaje que nacía de la obra concebida por Gerome Ragni, James Rado y Galt McDermont, que trasladaba al lenguaje del musical toda la impronta básica de la cultura hippie y el llamado «flower power». «Pensé en Hair como una obra que expresaba los sueños de cualquier joven que vive bajo un sistema opresivo, totalitario. En el fondo, quizás no había una voluntad absoluta de cambiar el sistema, pero sí de que cada uno pueda expresarse sin límites», confesó Forman.
Cuando Hair llegó finalmente a la pantalla grande, quizás demasiado tarde, la repercusión del musical resultaba tan poderosa que ya había recorrido buena parte del planeta, envuelto también en controversias, discusiones y rechazos de grupos de pensamiento tradicional que no aceptaba una puesta en escena que parecía adelantarse a su tiempo. Además del mensaje pacifista, Hair se animaba a instalar con el espíritu de un musical temas como la afirmación de la diversidad sexual (y su inevitable contracara de rechazo y represión), el maltrato social, el racismo, la homofobia, la crítica feroz a algunas instituciones tradicionales y el rechazo al cumplimiento inexorable de ciertos mandatos sociales.
Recuerda una reciente nota de The New York Times que Hair tuvo su primera función en Broadway el 29 de abril de 1968, menos de un mes después del asesinato de Martin Luther King y una semana exacta antes del estallido de las revueltas estudiantiles en París. La coincidencia temporal entre el Mayo Francés y el estreno del musical contracultural por antonomasia quedará registrada en la historia.
En Buenos Aires, Hair llegó por primera vez a la calle Corrientes en 1971, de la mano de Alejandro Romay y Daniel Tinayre, y a partir del impulso de su director original, Rubén Elena, que se entusiasmó como ninguno de la idea y la desarrolló en su adaptación local luego de largas conversaciones en Nueva York con sus autores. Romay se entusiasmó tanto que decidió promover el estreno de Hair en el Teatro Argentino reemplazando a la puesta de El violinista en el tejado que tanto éxito obtenía en ese momento. Curiosamente, El violinista en el tejado había sido en 1968 una de las grandes obras musicales que ocupaban los lugares estelares de la cartelera de Broadway al momento del estreno de Hair. Las otras eran Hello, Dolly!, El hombre de la Mancha y Funny Girl. La tradición musical de Broadway en su plenitud frente a la irrupción de esta obra que aparecía para cuestionar todo lo previo.
Finalmente, luego de muchas discusiones entre Romay y Elena (sobre todo alrededor del armado del elenco), la obra se sumó a las 55 puestas de Hair que recorrían por entonces el mundo y tuvo en aquél estreno porteño de 1971 la presencia protagónica de jovencísimas figuras por entonces desconocidas: Valeria Lynch, Susan Ferrer, Horacio Fontova, Mirta Busnelli y Rubén Rada. Los riesgos de posibles actos de censura (la obra incluía desnudos y otras instancias provocadoras que por entonces hacían muchísimo ruido) resultaron aventadas por la influencia del entonces intendente porteño Saturnino Montero Ruiz, acción reconocida por los propios artífices de la obra. Sin embargo, actores y productores terminaron acostumbrándose a operativos policiales, arrestos y amedrentamientos de todo tipo. Aquél Hair pionero encontró sus herederos. La obra reapareció en los escenarios porteños tres veces (1984, 1999 y 2003), en algún caso de la mano de Elena, el director original.
Medio siglo después de ese impacto, Hair regresa como celebración, como homenaje y como proclama de afirmación de los valores que marcaron aquél tiempo de cambios. En el jubileo del cincuentenario de su estreno, el musical hippie por excelencia que ya es parte de la historia del género regresa a la cartelera porteña con una nueva puesta producida por Lino Patalano y adaptada y dirigida por Pablo Gorlero, que se representará en la Ciudad Cultural Konex de viernes a domingo, a las 21.
Esta reaparición convive con una suerte de revival de la letra y el espíritu de Hair en todo el mundo y se produce cuando todavía quienes más se identifican con la obra lloran la muerte de uno de sus autores, Galt MacDermot, en diciembre del año pasado, a los 89 años. MacDermot fue el gran responsable musical de la obra, que a partir de algunos de sus temas (especialmente «Aquarius/Let The Sunshine In») ejerció una extraordinaria influencia en las décadas siguientes. Lo mismo puede decirse de la obra en sí misma. Sin Hair no habrían tenido sentido los grandes musicales de estirpe rockera que llegaron más tarde, de Dream Girls a Rock of Ages. En ese sentido, todos coinciden en que Hair fue la piedra fundamental de un movimiento que nunca dejó de crecer.
Hair nos trae de regreso un eco de otros tiempos, otras luchas y reivindicaciones. Muchas de ellas ya son hoy una realidad que nadie discute. Hace 50 años, para hacerHair algunos se arriesgaban todos los días a irse directamente del teatro a algún destacamento policial. Hoy, la obra se representa hasta en escuelas secundarias de varios países del mundo. Lo que en sus comienzos estaba exclusivamente autorizado para los mayores de 18 años (y condicionado por la censura) hoy regresa a Buenos Aires en una puesta autorizada para mayores de 13.
Tan fuerte es esta atmósfera de revalorización y rescate que la cadena televisiva estadounidense NBC había anunciado hace un tiempo, en medio de una gran expectativa, la transmisión en vivo de una representación de Hair el 19 de este mes. Pero hace pocos días decidió cancelar el proyecto debido a la certeza de que perdería en la competencia con el episodio final de Game of Thrones y el cierre de la actual temporada de American Idol. Será cuestión de volver al teatro y comprobar, como lo hizo y lo dijo Milos Forman hace algunos años, que cada canción de Hair todavía conserva su condición de verdadera gema.
Hair. Estrena este sábado, a las 21. Funciones: viernes, sábado y domingo, a las 21. Entradas desde 500 pesos .