El legendario crooner Tony Bennett, se retiró de los escenarios tras los dos conciertos con Lady Gaga, en el Radio City Music Hall, de Nueva York, el 3 y el 5 de agosto. Bennett y Lady Gaga lanzaron en 2014 el álbum Cheek To Cheek. Acerca de su vínculo con el crooner, Gaga lo definió de manera concluyente: “Me salvó la vida”.
One Last Time fue el título elegido para el concierto despedida, que resultó a la vez anticipo de la llegada en octubre del segundo álbum de este dúo tan atípico como extraordinario. Poco antes del concierto se supo que ese disco tendrá el título de Love for Sale y estará integrado en su totalidad por composiciones de Cole Porter. Curiosamente, el único tema de Porter que Bennett y Gaga cantaron juntos en el Radio City fue “Anything Goes”, con el que se abre Cheek to Cheek, el primer álbum que grabaron juntos en 2015.
La noticia del retiro de Tony Bennett no sorprendió al mundo del showbusiness; en marzo pasado, su esposa Susan Crow contó que el cantante padecía un progresivo Alzheimer, que conlleva una pérdida de la memoria y es tratada como una forma de demencia senil que le impedía conectarse con la realidad.
“No sabe que estamos en pandemia, por ejemplo”, afirmó su pareja que cuidadosamente construyó en su hogar, el piso 15 de un rascacielos en el extremo sur del Central Park, una caja de cristal de tres dormitorios con ventanales corridos donde el sol se explaya a sus anchas y Nueva York a sus pies. Alguna vez Bennett definió su hogar como “el sueño de cualquier pintor”.
Tony Bennett con sus perros. Foto Instagram
El anuncio de su Alzheimer
Su esposa buscó con el anunció ayudar a romper ese estigma que persigue a las enfermedades mentales y en el que podríamos incluir al cáncer. Bennett sufre, quizás no sea la palabra adecuada ya que no es consciente de lo que padece, de esta enfermedad incurable, impredecible y que ubica al paciente en una posición de enorme fragilidad. Ya había habido claras señales durante la grabación del álbum con Lady Gaga y sus escuetas intervenciones en todo el trabajo de difusión del álbum.
A pesar de la enfermedad, diagnosticada en 2016, Bennett ha demostrado en estos últimos años una energía poderosa; luego de su álbum con Lady Gaga, lanzó The Silver Linings, con la música del compositor Jerome Kern, en 2016 y Love Is Here To Stay con la pianista y cantante Diana Krall, en 2018.
Una carrera artística que comenzó tibiamente en 1936, con sólo diez años y finaliza en 2021, con 95, todo un récord que quedó plasmado en una cantidad importante de grandes trabajos discográficos, como sus dos discos con la orquesta de Count Basie, en los años cincuenta, o esos dos álbumes hermosos en dúo con el pianista Bill Evans, en los años setenta.
Tony Bennett y su mujer Susan Crow, 40 años menor que él. Ella contó del Alzheimer que padece el cantante.
Una carrera magnífica
Tony Bennett tiene más de 70 trabajos discográficos, algo más de 50 millones de discos vendidos, algunos de ellos como I Left My Heart in San Francisco (1962), MTV Unplugged: Tony Bennett (1994) o Duets, An American Classic (2006) récords absolutos de ventas y 19 premios Grammy.
Su primer disco, Because of You, en 1951, mostró a un joven talentoso de una voz espléndida, con una inclinación jazzística y un perfil claramente de crooner.
Anthony Benedetto nació el 3 de agosto de 1926, en Queens, Nueva York, hijo de una familia italoamericana llegó a participar como soldado de infantería en la Segunda Guerra Mundial, en Europa. Creció en medio de la pobreza de un país azotado por la grave depresión económica, de 1929.
Pero en su entorno había música; escuchaba a Al Jonson, Judy Garland, Bing Crosby y artistas de jazz comoLouis Armstrong o su paisano, Joe Venutti. A los diez ya cantaba junto a su tío, Dick, bailarín de claqué, pero no sólo lo atraía el canto, también el dibujo, en el que se lucía de niño como caricaturista.
Estudió música y pintura en la Escuela de Arte Industrial, de Nueva York, que abandonó a los 16 para trabajar y poder ayudar económicamente a su familia; a los 18, en 1944, final de la Segunda Guerra Mundial, se enroló como fusilero de infantería y tras su traslado a Francia participó en Alemania de los últimos embates contra el nazismo, experiencia que definía como un “asiento de primera fila en el infierno”.
Otra vez en Nueva York
Regresó a Nueva York en 1946 donde con el jazz en su esplendor, aprendió la técnica del bel canto y estudió el estilo y el fraseo de dos grandes improvisadores, el saxofonista Stan Getz y el pianista Art Tatum. En 1949, Bob Hope lo descubrió en un club de Greenwich Village, lo llevó de gira y de paso le acortó el nombre a Tony Bennett.
Tras el éxito de Because of You, que estuvo diez semanas entre los diez discos más vendidos y superó el millón de copias vendidas, Bennett se enfocó a desarrollar una carrera muy orientada comercialmente. En 1952, Cold, Cold Heart y Blue Velvet fueron éxitos importantes y que lo llevaron a presentarse en el teatro Paramount, de Nueva York, hasta siete veces al día, su primer show era a las 10.30 de la mañana.
Tony Bennett. En su momento de mayor éxito llegó a presentarse siete veces al día, arrancando a las 10.30 de la mañana.
Su voz, su calidez y esa sonrisa desarmante lograron generar una corriente de afecto por Bennett que superó las modas; cuando a mediados de los años cincuenta irrumpió el rock and roll, el artista apenas sintió los efectos de este poderoso cambio en los gustos de los jóvenes. Más aún, en 1957 lanzó The Beat Of My Heart con músicos de la escena del jazz como Art Blakey, Jo Jones, Herbie Mann, Nat Adderley y sus colaboraciones junto con la orquesta de Count Basie y ese recordado hit Chicago.
De alguna manera, su cercanía al jazz lo emparentaba con Frank Sinatra, aunque tenía su propio estilo siendo un baladista de una increíble expresividad, una capacidad para transmitir que lo situaba –todo su éxito por sí solo- entre los preferidos del público.
En 1962, consolidó su prestigio con una formidable actuación en el Carnegie Hall con una banda integrada por músicos de jazz y con el lanzamiento de I Left My Heart in San Francisco.
Podríamos decir que con la llegada de la música de los Beatles a los Estados Unidos, todos los cantantes de música popular perdieron un importante espacio y Bennett no fue la excepción. Se imponía lo generacional sobre cualquier discusión sobre la calidad de los intérpretes.
Tony Bennett homenajeado en «Los Simpson»
Todos los intentos de su grabadora para hacer que grabara música comercial no contaron con su beneplácito y cuando lo hizo a regañadientes tampoco le fue bien. Comparaba este tiempo con una precisa analogía sobre su madre, excelente costurera. “Es como cuando a mi madre la obligaban a hacer un vestido barato”.
Vivió un tiempo en Londres, fundó su propio sello Improv, en el grabó dos discos célebres con Bill Evans y luego hacia finales de los setenta, se mudó a Las Vegas, donde siguió sin encontrar un rumbo claro hasta que una sobredosis de cocaína lo acercó a la muerte.
Llamó a sus hijos Danny y Dae para pedirles ayuda: “Estoy perdido y la gente no quiere escuchar lo que hago”. Entre 1979 y 1986, su hijo Danny reconstruyó la carrera de su padre, lo alejó no sólo de las sustancias, también lo limpió de la imagen de cantante de casino de Las Vegas y regresó a su histórico sello Columbia, desde el que lanzó su álbum The Art Of Excellence, que llegó a las listas de ventas. Bennett estaba otra vez en el camino.
Tony Bennett traspasa generaciones con su voz. A los 95 años, se retirará. Foto Joseph Prezioso / AFP
La labor de su hijo
La impronta de Danny Bennett, que sigue siendo hasta hoy su principal respaldo en el negocio de la música, lo hizo conquistar nuevas audiencias entre la gente joven, algo que le aseguraba niveles de venta; participó en programas televisivos como Late Night With David Letterman, Los Simpson, Los Muppets y el plan funcionó sin perder el artista su búsqueda permanente de calidad.
“Me di cuenta que los jóvenes nunca habían escuchado las canciones de Cole Porter, George Gershwin y preguntaban ¿Quién escribió eso? Para ellos eran diferentes y si eres diferente, te destacas”. Por cierto, más allá de estas válidas apreciaciones, la calidad vocal de Bennett era intensamente expresiva y podía tener un fuerte sentimiento romántico o melancólico sin llegar a ser edulcorado.
Bennett reaparece en 1994 en MTV y graba un álbum en vivo impecable MTV Unplugged: Tony Bennett que alcanza el disco de platino y gana el Premio Grammy a mejor Album del Año. En 1998 se sube al escenario de impecable traje y corbata de un festival pasado por agua y barro en Glastonbury, en Inglaterra, y la audiencia lo ovaciona.
Bennett logra trascender lo generacional, es admirado y amado por un público que lo respeta como a un dignísimo abuelo. Esta corriente de afecto ubica al artista en un lugar privilegiado. Gana premios Grammy y por su contribución a la industria del disco colocan su estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood mientras desarrolla una metódica actividad benéfica.
Se define como un humanista: “Mis experiencias de vida que van desde la Batalla de Bulge hasta marchar con Martin Luther King me convirtieron en un humanista y pacifista de toda la vida”.
Sus discos en duetos, ya en los 2000, son perfectos, Bennett muestra una enorme capacidad para subir a su estatura musical a diferentes artistas; podríamos decir que logra sacar de cada uno de ellos lo mejor de sí mismos.
Su dúo con Amy Winehouse (que precisamente este viernes se cumplen diez años de su muerte) es soberbio. Con el álbum junto con Lady Gaga entró además en el Guinness World Record por ser el artista de más edad que alcanzó el número 1 de las listas de ventas en los Estados Unidos. No le faltó nada en su vida.
Tony Bennett, un cantante con una voz única, que siempre eligió su repertorio. Foto AP/ Evan Agostini
No podemos dejar de hablar de su otra pasión, la pintura, expuso en numerosas galerías de arte; y hay dos de sus trabajos en las colecciones permanentes del National Arts Club, en Gramercy Park, Nueva York y en el Smithsonian American Museum, de Washington.
El anuncio de su enfermedad pone en blanco sobre negro los dos conciertos que dará junto a Lady Gaga, en el Radio City, de Nueva York; su audiencia está avisada de que será una despedida para Tony Bennett, un adiós llenó de simpatía y comprensión para este monumental artista.
Fuente: Clarín