Paula y Joaquín, en pleno romance (Instagram @seminarapaula)
Ella tenía apenas 19 años y había sacado entradas para ir a ver a Joaquín Sabina con su novio en Buenos Aires. Pero justo antes del espectáculo se separó y decidió ir con una amiga. Corría el año 1998 y el cantante español estaba en plena grabación de «Enemigos Íntimos” con Fito Páez en Argentina. Encantada con el show, se dirigió al hotel donde se alojaba el artista para rescatar su autógrafo (eran épocas donde no proliferaban los teléfonos móviles para solicitar una selfie) y, al no encontrarlo, le dejó una carta en la que manifestó su deseo de conocerlo.
Conmovido por su contacto a través del papel, decidió invitarla a otro recital, después fueron a cenar y nació el amor. Tal fue el flechazo de Joaquín que su canción llamada Dieguitos y Mafaldas fue dedicada exclusivamente a ella. Ella es Paula Inés Seminara, quien hoy se postula como candidata a integrar la comisión directiva en Boca.
“No estoy arrepentida de nada, la canción habla de mí, de la Paula con 20 años que es muy distinta y muy diferente a la Paula de hoy, pero es mi historia. Es mi tango, mi pasión, que es Boca. Habla de mis amores y mis desengaños”, cuenta esta socia xeneize que se convertirá en vocal si triunfa la lista de José Beraldi, uno de los candidatos en la oposición.
En aquel entonces compartieron mucho tiempo juntos e incluso ella lo acompañó en algunas giras por el exterior. Como no podía ser de otra forma, le transmitió su pasión boquense y se siente responsable de la simpatía de él por los colores azul y oro.
Dos décadas después, Paula tiene dos hijos, es contadora pública, coach ontológica y trabaja en el rubro de la construcción. Se asoció a Boca justo antes de conocer a Sabina y trabajó con distintas agrupaciones desde 2006 hasta acá. Es ella la que confiesa: “Llegué al club por la canción”. Un dirigente que estaba escuchando el tema en una de las oficinas del estadio contactó a un amigo que le había comentado que la conocía. “Traela que la quiero conocer”, le abrió las puertas del club. Esa fue su llave de ingreso, aunque lo que la mantuvo en el ruedo fue el esfuerzo que realizó con el paso del tiempo liderando agrupaciones, promoviendo eventos culturales y actividades sociales y hasta presidiendo la secretaría de la Mujer casi un año.
“Me siento feliz y privilegiada de que me hayan escrito una canción tan bonita. Pero siempre trabajé y di lo mejor de mí para el club, dedicándole horas desinteresadamente. Ese mérito no me lo saca nadie”, añade Seminara, que hace años dejó de concurrir a los recitales de Sabina, pero de vez en cuando escucha ‘su’ canción.
Paula ya no viaja de su González Catán natal en colectivo a la cancha de Boca por Laguna, pero acude habitualmente a los compromisos del equipo de la Ribera. Él marcó la vida de ella y, ella, la de él. Quizá nunca se imaginó que aquella joven fanática de 19 años que miraba los partidos con Sabina se iba a convertir en candidata a un cargo dentro del club que ama. Pero va lanzada a ese objetivo.
Figura en la nómina de Volver a Ganar junto a Luciana Monje, y son dos de las cuatro mujeres incluidas en las tres listas que competirán por la presidencia (también están Giselle Ercolino por el oficialismo y Adriana Bravo en el espacio opositor de Ameal). “La participación de la mujer no solamente tiene que ser proyectada a las secretarías o subcomisiones de las mujeres sino que deben estar en todos los ámbitos del club donde se tomen decisiones. Las mujeres demostramos que estamos capacitadas para ocupar esos lugares”, valora.
Si Beraldi gana las elecciones el 8 de diciembre, quizás en algún momento le dé play a la canción que protagoniza para celebrarlo.
DIEGUITOS Y MAFALDAS
Veinte años cosidos a retazos,
de urgencias, disimulos y rutinas,
veinte años cumplidos en mis brazos,
con la carne del alma de gallina.
Veinte años de príncipes azules,
que se marchaban antes de llegar,
veinte tangos de Manzi en los baúles,
veinte siglos sin cartas de papá.
De González Catán, en colectivo,
a la cancha de Boca, por Laguna,
va soñando, hoy ganamos el partido,
la niña de los ojos de la luna.
Los muchachos de la 12 más violentos,
cuando la junan en la Bombonera,
le piden a la virgen de los vientos,
que le levante a Paula la pollera.
Veinte años de mitos mal curados,
dibujando dieguitos y mafaldas,
veinte vidas hubiera yo tardado,
en contar los lunares de su espalda.
Le debo esta canción y algunos besos,
que no valen el oro del Perú,
sus huesos son sobrinos de mis huesos,
sus lágrimas los clavos de mi cruz.
De González, en colectivo,
a la cancha de Boca por Laguna
va soñando, hoy ganamos el partido,
la jermu que me engaña con la luna.
Alguna vez le harán un monumento,
los de la barrabrava a mi bostera,
y una ermita a la virgen de los vientos,
que le levanta a Paula, la pollera.
De Gonzalez Catán a Tirso de Molina, que vaivén,
De España a la Argentina,
¿Y por culpa de quién? Del amor de una mina,
¿Y total para qué? Si al final se rajó con un pibe,
que le prohíbe a mi ex ir a verme al Gran Rex, cuando estoy de visita,
no sea que Paulita se ponga a llorar, al oír su milonga,
no sea que a Paulita le dé por bailar, al compás de la conga,
y vuelva enfermita a González Catán, y no se reponga,
y se ponga más loca que lo habitual, bendita pollera,
menuda bandera para una canción, ¡y qué delantera!
aquel año Boca salió campeón, en la Bombonera,
ninguna bostera se puede quejar aunque le sobre razón si pinta remeras con el corazón,
y con las caderas,
le toca a Palermo tocar el balón, la 12 se altera,
le toca al gallego tocar este son, para una bostera,
El año que Boca salió campeón, en la Bombonera.
Fuente: Infobae.