A treinta años de la última gran grieta del rock argentino, Soda Stereo / Patricio Rey y sus Redonditos de ricota, las diferencias parecen definitivamente selladas. «¿Vos nunca compraste esa grieta entre Soda y los Redondos, no?», le preguntó esta semana el periodista y escritor Marcelo Figueras al Indio Solari, durante una entrevista en su programa Big Bang (radio El Destape). «Para nada, inclusive creo que Gustavo era un excelente compositor», respondió Solari, quien tras la separación de los Redondos reclutó para sus Fundamentalistas del Aire Acondicionado a dos músicos estrechamente ligados a la carrera solista de Cerati: el baterista Martín Carrizo y el bajista Fernando Nalé.
Además, este año, como una suerte de alegoría del cierre de aquella grieta de los años 80, Skay Beilinson sumó a las filas de su banda al guitarrista Richard Coleman, amigo íntimo y socio musical de Cerati tanto en los inicios de Soda Stereo como en los últimos días de su carrera. «Siempre me gustó cómo tocaba y como guitarrista me parece único. Después de lo de Gustavo, estar con Skay está buenísimo. Es una linda liga», le dijo Coleman a LA NACION la semana pasada.
Pero lo cierto es que a fines de los años 80 y, especialmente, en la década del 90, existió, al menos a la vista del público rockero local, una grieta que por entonces parecía insalvable y que venía a reemplazar a la antinomia generada a fines de la década del 70 entre los seguidores de Luis Alberto Spinetta y los de Charly García. Soda y los Redondos representaban por aquellos días dos estilos y formas de entender el mundo, que supuestamente se confrontaban en lo más alto de su popularidad, mientras el género comenzaba a surfear la ola de la masividad de estadios. Modernidad contra clasicismo, mainstream contra independencia o frivolidad contra compromiso fueron algunas de las barreras construídas más por los fans de los grupos que por sus integrantes.
En las previas de los conciertos se coreaba de un lado aquello de: «¡es para el Indio que lo mira por TV!», y del otro, el más artero: «Luca no se murió, que se muera Cerati». Luego sí, ante la insistencia de los medios, llegaron algunas declaraciones cruzadas de los músicos, sin dardos demasiado filosos, pero con cierta indiferencia impostada. «Soda versus Los Redondos o versus Sumo son el tipo de dicotomías que el argentino necesita para echarse a andar», decía Cerati. «Con Sumo todavía, porque salimos del mismo lugar: nosotros en busca de la canción perfecta y ellos en busca de la canción más imperfecta posible. Pero con Los Redondos, no la entiendo. Nunca entendí que, mientras yo tocaba en vivo, algunos cantaran contra el Indio. Es cierto que en una canción de Los Redondos el Indio habla de nosotros trepando antenas. A lo mejor le jodió que cantáramos «La Cúpula», pero yo siempre fui un tipo muy esdrújulo y también es cierto que nosotros estábamos ahí arriba. Podíamos hablar de lo que se veía. Eso nunca fue grave. El problema fue que se volvió político».
Daniel Melero, polemista nato y el único músico que llegó a grabar en discos de ambas bandas, dijo alguna vez que en los shows de los Redondos se dormía. «Era mi mecanismo de defensa para no escucharlos. Pero siempre me cayeron bien, muy inteligentes en camarines. En general todos los músicos somos manipuladores y cuanta más gente te sigue más manipulador sos. En ese sentido no veo diferencias musicales entre Soda Stereo y los Redondos. La diferencia es que los Redondos montaron su propio kiosco. No veo nada muy diferente en cuanto a la política del espectáculo. En cierto sentido los Redondos son más convencionales que Soda y a las radios no les dio ningún esfuerzo difundir esa música post-new wave que hacían. Creo que era más difícil difundir Signos«.
Así fue hasta que Soda y los Redondos se disolvieron y la Guerra Fría se entibió. Tanto Cerati como Solari admitieron entonces públicamente que había cosas de la obra del otro que le gustaban, aunque siempre remarcando que preferían sus trabajos solistas a los grupales.
«A mí la etapa de Soda Stereo no me llenó nunca. Quizá un tema, ‘Ella usó mi cabeza como un revolver’. Los arreglos para chelos y orquesta me parece que están buenos. Creo que es el único tema que me gustó de Soda Stereo, pero la campaña de él como solista me pareció muy aventurera y estupenda. Me parece que fue un tipo muy creativo», aseguró Solari este lunes, después de que Figueras, también biógrafo del cantante, le comentara que había estado hablando de «la grieta» rockera con el precandidato a presidente Alberto Fernández.
De uno y otro lado de la grieta
Siempre al margen de esta pelea de egos, en los últimos años fueron varios los músicos que jugaron en uno y otro equipo, colaborando en cerrar la última grieta del rock argentino:
Richard Coleman. Fue el primer cuarto Soda antes de que la banda saliera a la superficie. Por aquellos primeros años 80, también creó la banda Fricción junto a su amigo Cerati. Pero el primer cruce ricotero llegaría en 2016, cuando Coleman invitó a Skay a participar de su disco Incandescente, en el tema «Corre la voz». En diciembre del año pasado, el guitarrista de los Redondos lo convocó para formar parte de su banda Los Fakires para un solo show, pero finalmente quedó comprometido al menos por todo 2019.
Daniel Melero. Influencia decisiva en Soda Stereo durante la grabación de Canción animal y luego de Dynamo, el músico ya había tenido su primer contacto con los Redondos durante la grabación de uno de los discos más emblemáticos del grupo:Oktubre. «Mi participación en ese disco está sobrevalorada, quedó como un mito», contó alguna vez Melero, quien por entonces estaba casado con Vivi Tellas, que formaba parte de la caravana ricotera desde hacía años, y que en el álbum de los Redondos figura como «músico invitado».
Martín Carrizo. Fue el baterista de la primera banda que acompañó a Gustavo Cerati como solista, a partir de 1999, con el disco Bocanada, y durante dos años. Fan de ambas agrupaciones, en 2007 el Indio lo contactó para que se ocupara del sonido y terminó grabando barerías para Porco Rex. Tras la salida de Hernán Aramberri, Carrizo se quedó con el puesto de baterista de Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado y se convirtió en el responsable «técnico» de todas las producciones del Indio.
«Él saca un sonido de guitarras que a mí me gusta mucho», dijo el Indio esta semana. «Aparte, es como un hijo mío o un hermano menor, porque lo conozco desde muy chiquito. Ha sido el mejor baterista que hubo acá, en la Argentina, lejos. Y, de pronto, tiene un currículum que es interesante, porque tocó con A.N.I.M.A.L., que fue un grupo top del heavy, después tocó con Cerati y conmigo que, aunque yo no me jacte de ello, también es una importante banda. Así que se ha dado el gusto de tocar quizá con los mejores. Quizá no con los próceres, pero sí con los mejores».
Fernando Nalé. El bajista acompañó a Cerati durante toda su carrera solista. En 2016, tras la partida de Marcelo Torres de las filas de Los Fundamentalistas, su amigo Martín Carrizo lo llamó para audicionar con el Indio y quedó en la banda. Además de los shows, participó de la grabación de sus últimos discos.
Andrea Álvarez. A fines de los 80, Cerati llamó a Álvarez para que se sumara como percusionista de Soda Stereo y durante tres años formó parte de la banda, incluyendo las grabaciones de los EP Languis y Rex Mix y del álbum Canción animal. Como Coleman, Álvarez tocó en la despedida de Soda en el último show de la gira Me verás volver, de 2007, y al año siguiente se dio el gusto de «ser la baterista de Soda Stereo», reemplazando a Charly Alberti, durante un improvisado show durante una ceremonia en la que Capif reconoció al grupo como Personalidad del año. Por estos días es una de las invitadas de lujo de la Keremese Redonda, la banda integrada por exmúsicos ricoteros como Sergio Dawi, Tito Fargo, Semilla Bucciarelli, Hernán Aramberri y Walter Sidotti.
Alejandro Terán. El músico multiinstrumentista participó del último álbum de estudio de Soda, Sueño Stereo, y fue el responsable de los arreglos para el concierto sinfónico que Cerati dejó registrado en su disco 11 episodios sinfónicos. En 2013 participó del álbum La luna hueca, de Skay, en el tema «La nube, el globo y el río».
Spinetta/Charly: El otro clásico de la gente
En 1980, para el lanzamiento de la revista Hurra, de la misma editorial que publicaba por entonces a Humor, los editores eligieron la polémica como eje y pusieron en tapa las supuestas diferencias estéticas entre Charly García y Luis Alberto Spinetta. Con el título ¿El rock es un partido de fútbol? y una caricatura de ambos músicos vistiendo uno la camiseta de Boca y el otro la de River, desmenuzaron los atributos y las falencias de las dos propuestas.
En esos días, Charly comandaba Seru Giran y el «Flaco» experimentaba el jazz-rock con Spinetta Jade, y si bien públicamente ellos nunca alimentaron su rivalidad ( por lo menos hasta que en 1984 intentaron grabar un álbum juntos y todo terminó mal), sus públicos mantuvieron cierta pica, unos tildando a García de comercial y los otros apuntando contra la poesía críptica de Spinetta.
Lo cierto es que tres meses después, los músicos decidieron desarmar cualquier teoría conspirativa y montaron un histórico concierto conjunto, en el estadio Obras.
Así, primero tocaron juntos un tema de cada uno («Que ves», de Invisible y «Cuando ya me empiece a quedar solo», de Sui Generis), luego subió Seru Giran y a continuación Spinetta Jade, para cerrar con todos los músicos arriba del escenario (con un bloque multipartidista que incluyó «El mendigo en el andén», «Cristalida» y «Despiértate nena»).
Lo que viene
Un libro. En la entrevista realizada por Figueras esta semana, el Indio Solari adelantó que tiene casi listo un libro/comic basado en las letras de sus canciones e ilustradas por Serafín, el dibujante que también acompañó a Solari en su novela gráfica El delito americano, publicado el año pasado. Además, el cantante contó que quiere remixar temas de su repertorio.
Un CD/DVD. Esta semana también se confirmó que el sello Sony Music editará en octubre/noviembre un álbum en vivo de Gustavo Cerati, con registros grabados durante su última gira, como parte de la presentación del álbum Fuerza natural.
Un disco. Luego de diez semanas en las que se estrenaron una canción cada siete días, se acaba de publicar el último tema del séptimo álbum de estudio de Skay Beilinson,En el corazón del laberinto.
Por: Sebastián Ramos, La Nación