El cineasta Fernando León de Aranoa traslada el lazo personal con el trovador Joaquín Sabina al documental “Sintiéndolo mucho”, un retrato íntimo del popular músico a través de 13 años, que llegó a cines locales y lo hará el día 31 a la plataforma Star+ y que para el realizador justifica su título en que el artista “celebra la vida intensamente en cada gesto, en cada canción, en cada trago, en cada fragmento de conversación”.
El estreno en cines del filme coincide con el desarrollo de conciertos del compositor, guitarrista y cantante en el país en el marco del tour iberoamericano “Contra todo pronóstico”, una serie de ocho recitales que comenzó el domingo último en el Movistar Arena y que incluye más actuaciones en Buenos Aires y otras en Córdoba y Rosario.
“Sintiéndolo mucho” dialoga casi en tiempo real con el artista, de 74 años, que pisa escenarios argentinos y regala un documento pleno y humano, que además desde el viernes 31 desembarcará en la plataforma de streaming Star+.
«Él tiene sentido del humor y es nada solemne, entonces la película tenía que tener humor y no ser solemne, y esas fueron algunas de mis guías creativas mientras compartíamos. Así que se confirmaron muchas presunciones y el trabajo de rodar juntos profundizó nuestra amistad aunque podría haber terminado en lo contrario»Fernando León de Aranoa,
Con música original del también español Leiva y poco más de
120 minutos de duración, el 12do. largometraje del cineasta autor del
multipremiado “El buen patrón” retoma el registro documental que había tenido
su anterior título en 2016 con “Política, manual de instrucciones” (acerca del
camino político-electoral de Podemos).
-¿Cuál fue la primera motivación para acercarte al mundo de Sabina y
encarar un documental que no sé si de entrada iba a tener tan largo aliento
como el que finalmente tuvo?
-En cuanto a la motivación creo que empecé a este
hacer este documental sin saberlo en el momento en que cuando tenía 17 años
compré el disco “Joaquín Sabina y Viceversa” (1986) y no sabía que iba a hacer
películas pero al escuchar por primera vez su música entendí muchas cosas que
cuento ahora en el documental; sentía que esas canciones me hablaban a mí,
hablaban de cosas que entendía perfectamente y entonces el gusto por su música,
por su trabajo, viene desde entonces. Luego la amistad con él viene desde hace
algo menos, unos 20 años; y es hace 13 o 14 años cuando un día, en una
conversación, pues surgió la idea de hacer algo juntos, alguna colaboración
creativa, pero más por el placer de compartir un trabajo que por tener en mente
hacer este documental.
-¿O sea que no hubo un plan?
-Empecé acompañándolo en ese primer viaje a Rota
cuando Joaquín componía las canciones para el disco “Vinagre y rosas” (2009)
-que lo unió al poeta Benjamín Prado- pero no había un plan. Yo creo que una de
las buenas decisiones que tomamos en este documental fue no hacer un plan de
trabajo, no pensar “en dos, tres o cuatro años tendremos un documental”;
simplemente queríamos empezar a compartir momentos, experiencias y grabarlos y
ver hasta dónde nos llevaba eso. Me parece que eso nos quitó presión a los dos
y nos trajo hasta aquí, 13 años después, ya que en algún momento tenía que
terminar este trabajo que se desarrolló de la mejor manera de enfocarlo sin
someter a Joaquín a un plan de rodaje, a una serie de marcas, sino al revés y
tratar de adaptarme a su manera para intentar registrarla y que estuviera en la
película.
El
cantante junto al director Fernando León de Aranoa, cuando presentó el
documental en diciembre de 2022.
-En ese recorrido tan intenso y tan diverso, en ese diálogo de pares,
¿qué prejuicios o preconceptos sobre Sabina con los que partiste se fueron
derribando y cuáles se confirmaron?
-Un mérito que tiene “Sintiéndolo mucho” es que
muestra a Joaquín tal cual es y tal como lo conocí. Él tiene sentido del humor
y es nada solemne, entonces la película tenía que tener humor y no ser solemne,
y esas fueron algunas de mis guías creativas mientras compartíamos. Así que se
confirmaron muchas presunciones y el trabajo de rodar juntos profundizó nuestra
amistad aunque podría haber terminado en lo contrario. Fue un trabajo muy
cálido y respetuoso y se afianzaron algunas ideas que ya estaban en mí,
mientras que Joaquín siempre quiso evitar cualquier forma de grandilocuencia o
solemnidad porque se aleja de eso como de la peste.
-El documental captura una suerte de Sabina por Sabina: ¿fue por esa
intimidad entre ambos o fue algo que vos te planteaste desde el inicio del
proyecto?
-Siempre quise hablar de cosas que tuvieran que
ver con su creatividad, con su inspiración. Es decir, nunca quise hacer un
documental biográfico-testimonial donde mucha otra gente muy sabia hablara de
cómo es su relación con Joaquín o analizara su música, sino que yo quería que
él se contara a sí mismo y que se contara en relación con su arte, con lo que
él necesita expresar, con esa percepción de la vida tan intensa. Intenté
atrapar de alguna manera eso tan inaprensible que es la inspiración y la
creatividad de un artista. Es lo que más me interesaba contar porque es lo que
a mí más me fascina y me deslumbra de Joaquín.
-¿Cómo ha sido el viaje de “Sintiéndolo mucho” desde su premiere en el
último Festival de San Sebastián?
-La verdad es que ha sido un viaje muy placentero
y muy bonito donde además he estado muy bien acompañado por Joaquín, que se ha
involucrado muchísimo en la presentación de la película porque está muy
orgulloso y muy contento con ella.
-Incluso Sabina reniega bastante con tener que hacer una canción con el
título de “Sintiéndolo mucho”, pero ahora ese tema es parte de sus recitales
“Contra todo pronóstico”…
-Es cierto (risas), pero la verdad es que la
incorporación de Leiva, con quien formamos un trío muy cómplice, nos permitió
trabajar la música de la película y darle forma a esa canción que ahora es el
segundo tema de sus conciertos, lo que significa un colofón perfecto y hermoso
de todo este viaje.
Fuente: Télam