La historia de la humanidad cuenta con una larga lista de artistas que en algún momento se juntaron para darle forma a alguna obra: Ricardo Bochini y Daniel Bertoni, Bob Dylan y Joan Báez, Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares y, por supuesto, Joan Manuel Serrat y Joaquín Sabina.
Por estos días, los cantantes españoles están en la Argentina para presentar, desde este sábado 2 de noviembre en el Movistar Arena, su espectáculo No hay dos sin tres. Como su nombre lo indica, la tercera serie de conciertos en dupla que los trae por estas tierras.
La primera vez que hicieron un show de estas características, en el que repasan buena parte de sus clásicos, fue en 2007, con Dos pájaros de un tiro. Y a eso le siguió, en 2012, Dos pájaros contraatacan.
Ahora, y como para ir entrando en clima, Serrat y Sabina conversan con seis periodistas en un salón del hotel Four Seasons, en Recoleta. Serrat toma agua. Sabina, cerveza.
Con las espaldas protegidas. Sabina y Serrat llevan varios años juntos en la ruta. (Foto: Constanza Niscovolos)
Algunas cuestiones que ya se saben: Sabina, que nació en Úbeda pero vive en Madrid, siempre tuvo como ídolo a Serrat. Serrat, catalán que vive en Barcelona, fue quien supervisó algunas canciones de Sabina.
Amigo de Diego Maradona, de Charly García y de Fito Páez, entre otros, Sabina lleva vendidos más de 15 millones de discos. A fines de los ’60 se exilió en Inglaterra. También pinta.
A Serrat le dicen Nano y su obra tiene gran influencia de poetas como Antonio Machado y Miguel Hernández. También tuvo que exiliarse, en este caso, en México.
Serrat, de 75 años, está casado con la modelo Candela Tiffón.
Sabina, de 70, está en pareja con Jimena Coronado, fotógrafa peruana.
Candela y Jimena son amigas y acompañan a los artistas en las giras.
¿Qué se les puede preguntar a los autores de Mediterráneo y de 19 días y 500 noches, entre otras grandes éxitos, para no ser repetitivos? ¿Si les interesa la idea de convertirse al veganismo? ¿Si después de las derrotas de Boca en la Copa Libertadores están pensando en hacerse hinchas de River?
-Alberto Fernández, que acaba de ser elegido presidente de la Argentina, canta y toca la guitarra. ¿Pudieron ver alguno de sus videos?
–Sabina: Me lo han contado, pero no lo he visto. Lo que me gustó fue que se puso la gorra de Brian (por Brian Gallo, el presidente de mesa que el domingo fue discriminado por su vestimenta). Lo digo desde afuera del peronismo y de cualquier pasión partidista. Es un gesto que va en contra de la grieta.
-También, Alberto Fernández tiene un perro que se llama Dylan. ¿Cómo se sentirían ustedes si el nombre de la mascota fuera Serrat o Sabina?
–Serrat: ¡Yo iría a pedir explicaciones!
–Sabina: Los perros tienen derecho a llamarse como quieran…
–Serrat: A los perros les pasa como a los hijos, tienen que soportar nuestros caprichos. Yo tenía un perro al que, de nombre, le puse Pepe, como mi padre. No encontré otro nombre más hermoso.
–Sabina: Yo tengo seis gatos. El nombre del que más quiero se lo puso el Gabo García Márquez… Se llama Elvis. ¿Por qué? Porque una vez fue a visitar al Rey Juan Carlos, y cuando se lo contó a su nieto, el chico le dijo que el “Rey” era Elvis.
Joaquín y Joan Manuel, españoles ilustres y porteños por adopción. (Constanza Niscovolos).
-¿Cómo va a ser el espectáculo que están por empezar en la Argentina?
–Serrat: Vamos a hacer lo que nos hace sentir mejor sobre el escenario. Hay canciones que el público no nos perdonaría que no cantáramos. Y son unas cuantas. Pero también, para no aburrirnos, siempre hay cambios en el repertorio.
–Sabina: Estos shows con Serrat no son un espectáculo musical sino una celebración tribal, intergeneracional… Un homenaje a la amistad. Son canciones que la gente se ha apoderado. Y se genera una sensación de fiesta que nos gusta mucho.
-Ya han venido varias veces a la Argentina. ¿Qué recuerdan de su primer viaje?
–Serrat: La primera vez me instalé en el Hotel Alvear, que estaba en ruinas. Jugaba al fútbol en los pasillos. En aquel tiempo, mi cuerpo se encendía con mayor intensidad. Eran los años del Cordobazo (1969), de las huelgas… Las fábricas estaban revolucionadas. Lo mismo pasaba con la Universidad. Sentí un gran deslumbramiento. Además, las chicas eran muy guapas. Y yo tocaba la guitarra…
–Sabina: Qué me vas a decir… (se ríe). Cuando vine por primera vez, No me conocía nadie, salvo Juan Carlos Baglietto y quien en aquel entonces era su mujer, Jorgela. Recuerdo que fuimos a la Casona del Conde de Palermo. Se armó una reunión con periodistas, probables amigos…
En la casa de Sabina en Madrid. La unión artística devino amistad. O al revés.
-Esta es la tercera gira que emprenden juntos. ¿Qué descubrieron del otro en estos años?
–Serrat: Yo descubrí su leyenda. Sabina es Sabina y su leyenda.
–Sabina: Descubrí que podíamos compartir un escenario sin tensiones, sin broncas. Y también disfrutar de las cenas, las salidas. Para mí, cantar con el maestro de los maestros es muy emocionante.
-Por la crisis política, tuvieron que suspender el concierto que iban a hacer en Chile el 29 de octubre. ¿Qué les hubiera gustado cantar en ese contexto?
–Sabina: Alguna canción de Violeta Parra en clave de blues… Lo que pasó no se puede comparar con el Pinochetazo. Hubiera sido demasiado. Pero sí es verdad que Chlile saca el ejército a la calle en la primera de cambio. Y eso me aterra.
–Serrat: Yo cantaría una canción feliz, optimista. De Violeta Parra podría ser Que vivan los estudiantes.
–Cuando hicieron sus primeros shows en dupla, decían algunas cosas que hoy serían consideradas incorrectas…
–Serrat: Sí, es cierto, incorrectas para las mujeres y para otros grupos sociales. Arrastramos tics. La actitud machista nos ha acompañado toda la vida. Y hay que corregirlo.
–Sabina: Después de decir “me too”, quiero agregar: el exceso de corrección política está llevando a los artistas a la autocensura. A mí me gusta que exista una novela como Lolita, de Nabokov, que hoy sería absolutamente imposible que se publicara. También me molestan los boicoteos a ese gran genio de nuestro tiempo que es Woody Allen. Creo que los artistas no deben ser políticamente correctos. A las feministas más militantes no les debe gustar ese verso de Benedetti que dice: “Siempre conviene tener al lado una mujer desnuda”. Si él se hubiera censurado ese verso, hubiera sido una pena.
–Serrat: Ese verso y muchos otros del Siglo de Oro… Igual, está claro: la educación que reciben mis nietos es mejor que la que recibieron mis hijos y mucho mejor que la que recibimos nosotros.
–Sabina: De todas las revoluciones del siglo 20, la única que está ganando es la feminista. Y yo me alegro mucho.
¿Con qué otro artista les hubiera gustado encarar estas giras?
–Sabina: Creo que estamos los dos de acuerdo… ¡Con Beyoncé!
–Serrat: Sí, pero no hemos conseguido su teléfono.
Juntos, con ganas y sin presiones
La idea de Joan Manuel Serrat y Joaquín Sabina era empezar No hay dos sin tres, la gira por Sudamérica, en Santiago de Chile. Pero debieron suspenderlo. Así, el tour arrancará el sábado 2 de noviembre en Buenos Aires, en el Movistar Arena (Humboldt 450, pleno Villa Crespo, pegado a la cancha de Atlanta). Allí volverán a presentarse el 3, 7 y 8 de noviembre. Luego, volarán a Córdoba para cantar el 13 en el Orfeo Superdomo. Después harán shows en Paraguay, Uruguay y México. Y terminarán el 17 de diciembre en Costa Rica.
Serrat y Sabina sobre el escenario. Una sociedad que sigue dando buenos resultados.
Cuando se les preguntó en qué momento decidieron empezar a actuar juntos, Sabina respondió: “No sé exactamente cuándo fue, pero sé que era de noche. Sé que habíamos bebido mucho. Y sé que al día siguiente nos arrepentimos: de haber bebido y de haber dicho de hacer la gira juntos… No tenemos edad para subirnos al escenario con un tipo que nos caiga medio mal”.
Enseguida, aportó Serrat: “No tenemos quién nos mande. Podemos equivocarnos a nuestro antojo. Lo que hacemos con estos reencuentros es no perder esta unión con la gente, eso que nos divierte y hace que ellos existan y nosotros existamos, mientras la vida sea suficientemente generosa para regalarnos esto”.
Por separado, Serrat cantó por última vez en Buenos Aires en 2018 (con shows en el Teatro Colón y en el Gran Rex, presentando una actualización de su clásico Mediterráneo), mientras que Sabina se subió a un escenario porteño por última vez en 2017, cuando presentó su disco Lo niego todo, con varios estadios Luna Park agotados.
Joan Manuel Serrat y Joaquín Sabina presentan No hay dos sin tres los días 2, 3, 7 y 8 de noviembre, a las 21, en el estadio Movistar Arena, Homboldt 450. Entradas desde 42000, por AccesoFan.
Fuente: Clarín