Las ideas que en principio pueden parecer locas muchas veces finalmente no lo son. Elvis Costello imaginó This Year’s Model, su disco clásico de 1978 junto a The Attractions, cantado en español. A priori casi un delirio teniendo en cuenta el origen, la estética sonora y la pertenencia temporal de semejante referencia.
Pero está claro que las neuronas de este londinense de 67 años, compositor rocker de los grandes a nivel histórico, aún siguen en saludable conexión. Costello se dio el lujo de pensar en este viaje en gran parte porque contaría con el apoyo de su productor de los dos últimos discos, el multipremiado argentino Sebastián Krys.
Parte activa de la explosión de la música latina en los Estados Unidos, Krys fue ingeniero en Livin’ La Vida Loca, de Ricky Martin, básicamente el himno de este fenómeno cultural popular y trabajó con Shakira, de quien produjo el rompedor ¿Dónde están los ladrones?.
Sebastián Krys; el productor argentino acredita trabajos con muchos de los grandes del pop y el rock. Foto Gentileza Universal/Larry Marano
Además de haber trabajado con Marc Anthony, Alejandro Sanz, Gloria Stefan y un impactante etcétera, Krys produjo los recientes Hey Clockface y Look Now, de Costello con resultados que les reportaron un Grammy, estatuilla que se consigue al por mayor en la casa de Miami de Krys: el hombre ostenta la impactante suma de seis Grammy globales y 12 Grammy latinos.
Habrá estado seguro Costello de la viabilidad de su idea al tener a Krys de su lado y tal es así que Spanish Model se acaba de publicar y sorprende por su impecable producción y por interpretaciones de todo tipo, algunas simplemente curiosas, pero la gran mayoría festejables.
¿Quién hubiese imaginado a Luis Fonsi, el mega expuesto dueño de Despacito, salir aireado del pop psicodélico de You Belong To Me. Así mismo no era fácil esperar esa muy buena interpretación -sobre todo por una cuestión generacional- de la joven cantante chilena Cami, haciéndose cargo de This Year’s Girl.
Fito Páez hace propia Radio, Radio, Draco Rosa destaca en ese himno llamado The Beat, y Raquel Sofía y Fuego llevan a I Don’t Want to go to (Chelsea) a otra dimensión. Todos, aciertos artísticos impensables que son responsabilidad de Costello y Krys, una sociedad que demuestra moverse sólidamente.
Con el intenso sol del verano caribeño colándose por el techo de cristal de su auto, un afable y relajado Krys se dispone a charlar con Clarín mientras surca las calles de la megalópolis del sur floridano.
A tres puntas; Sebastián Krys como nexo entre Elvis Costello y Fito Páez, quien grabó la versión en castellano de «Radio Radio». Foto Captura de Video
-Clasificaste a este proyecto de surrealista. ¿Qué pensaste cuando Costello te contó la idea?
-Lo primero que pensé fue: “Es una locura”. Lo segundo que pensé fue: “Es una locura; entonces, lo debemos hacer”. Yo sigo su carrera desde que estaba en la universidad y esto es consistente: sus fans de los comienzos quieren que él siga haciendo versiones de This Year’s Model o de Armed Forces o de My Aim Is True.
Sin embargo él hizo discos con Burt Bacharach, con el Brodsky Quartet, el de Allen Toussaint… No siguió una carrera esperada, no siguió haciendo el mismo disco siempre. Creo que esta idea está en línea con su historia plagada de cosas inesperadas, por eso pensé que teníamos que explorarlo a ver si funcionaba.
Y líbrame de caer en la tentación de las figuras
-Al disco original se le agregan voces en español. ¿Qué tipo de desafío te representó como productor?
-Varias cosas. Una fue decidir desde un principio que íbamos a elegir voces que van bien con las canciones. No hacer un casting de figuras o delimitar el casting a, por ejemplo, figuras del rock o la música alternativa.
Sino, realmente, ver qué voces van con los temas y analizar si alguna canción cambia de sentido siendo cantada por una mujer o por un dueto. Tratar de ver realmente qué es lo mejor para reinterpretar el tema.
Sebastián Krys, junto a Elvis Costello, Gian Marco y Nicole Zignano, en busca de la mejor fórmula. Foto Gentileza Universal/Paul Moore
-¿Hubo algo que haya sido especialmente difícil?
–Lo más difícil fue decidir hacer adaptaciones y no traducciones. Que las canciones tengan esencialmente el sentido de lo que quiso decir Elvis pero sin quedar aferrados a las palabras textuales por completo. Porque, por ejemplo, lo que decís en inglés en tres sílabas en español pueden ser ocho.
En un tema como Night Rally teníamos que encontrar frases que cayeran dentro de la cadencia de la canción original. Ese fue un desafío bastante grande.
-¿Qué otras canciones presentan ese tipo de adaptación?
-Por ejemplo, This Year’s Girl, la llamamos La chica de hoy, lo cual es esencialmente lo mismo: estás hablando de la chica del momento. No importa si es el año, hoy o el momento, el sentido de la canción es el mismo.
Y después, cuando lo canta alguien como Cami, que está viviendo de algún modo ese momento de ser el personaje del cual la canción original habla, cambia de sentido porque está siendo cantada por una chica que vive ese momento en donde todo el mundo proyecta lo que piensa que ella debe ser.
Creo que ese tipo de pensamiento dentro del proyecto le dio otra profundidad, como que no es nada más un disco tributo, termina siendo una pieza nueva con otro sentido.
-Siendo el original un disco tan clásico, casi perfecto, ¿hubo algún tipo de lineamiento para los cantantes invitados en cuanto a respetar a full las versiones originales o quizá, al contrario, romper todo lo que se pueda con lo hecho por Costello y su banda en 1978?
-Esas ideas fueron evolucionando. Al principio, debo confesar que pensaba mucho en qué iba a pensar Nick Lowe, el productor original. O qué iba a pesar la banda. A medida que fuimos trabajando, esas cosas empezaron a desaparecer.
Lo más difícil a nivel técnico fueron dos cosas. Una fue que usando los tracks originales, teníamos que acomodarlos a la tonalidad de los cantantes. Porque con la tecnología podés subir o bajar la tonalidad hasta cierto punto, antes de que comience a sonar raro. Entonces, era encontrar ese balance.
Teníamos las manos atadas en ese sentido. Lo que decidimos es que no íbamos a re grabar nada; entonces, al no re grabar, es encontrar ese punto que le queda bien al cantante.
Otro punto era que la mezcla original siempre me fascinó. Al principio traté de hacerlo sonar más como el original, y luego me di cuenta que debíamos hacerlo sonar en favor de las voces que habíamos grabado. No tratar de encajar en la estética original del disco. Cuando empezamos a hacer eso empezó a funcionar. Fue un descubrimiento, incluso dentro de cada canción.
Sebastián Krys, Juanes y Elvis Costello; una combinación con buenos resultados. Foto Gentileza Prensa/Paul Moore
Vamos a conocernos mejor
-Trabajaste en este disco y en muchos más con gente muy renombrada, muy famosa. ¿Haces algún tipo de estudio previo del personaje antes de entrar en algún proyecto, tenés alguna forma de encararlo desde lo humano en particular?
-Sí, siempre. Trato de conocer a la persona antes de empezar a trabajar en música y así ver qué es lo importante para la persona dentro de lo que hace como artista. Eso cambia mucho de persona a persona y también de momento a momento. De pronto trabajo con un artista que en un momento tiene aspiraciones a algo muy comercial y en otro a algo muy artístico; y a veces a ambas cosas.
Es importante saber de dónde viene la persona y qué es lo que la mueve y ahí ver si hay una conexión en la que haya valores profesionales en común en los cuales te podés conectar. El tema de hacer música es un proceso bastante íntimo y si no entendés a la persona y no estás en la misma onda es muy difícil colaborar.
-¿Te suele pasar de no tomar proyectos por estas razones?
Sí, pasa. Y es lo mejor para todo el mundo, para el artista y para mí. He cometido esos errores en mi carrera, y aprendí.
Elvis Costello junto a Sebastián Krys y Nina Díaz, una de las artistas que participan en la relectura de «This Year’s Model». Foto Gentileza Prensa/Paul Moore
-¿Qué tipo de errores?
-Viste que te ofrecen algo, es un artista que te gusta y es un proyecto que te van a pagar bien y parece que todo cierra. Pero al final no hay una conexión y es un desastre. Entonces, aprendí a no guiarme por el nombre del artista o por el número que te puedan llegar a pagar, porque al final no le funciona a nadie. Ni al artista y a vos ni a la compañía.
-Como amante de la obra de Costello y habiendo hecho participar a todos estos cantantes de distintas generaciones, ¿cuál creés que es el elemento de la música de Elvis Costello y en particular de este disco que atraviesa a esas distintas generaciones?
-Creo que son dos cosas. Una es que este disco de algún modo es atemporal. Suena a un disco que las bandas quisieran poder grabar hoy. Porque la personalidad de cada músico está tan bien representada acá que no hay ningún músico intercambiable.
Sería un disco muy diferente con otro bajista, otro tecladista, otro baterista y obviamente sin él como compositor y músico. Y lo es, es un disco muy distinto sin su voz.
La otra parte son las letras. Veo que el hecho de poder adaptar las letras a otro idioma, las ideas que tuvo hace cuarenta y pico de años -que todavía son vigentes-, y el hecho de que gente que no entiende inglés pueda captar esas ideas en canciones de manera tan directa, no solo en este disco sino en todo su trabajo.
Tiene una perspectiva muy particular como todos los grandes compositores y yo me pregunto: si se hacen adaptaciones de películas, de libros ¿por qué no de música? Obras importantes como la de él merecen ser escuchadas en todo el mundo.
Sebastián Krys junto a Sebastián Yatra, uno de los participantes de «Spanish Model». Foto Gentileza Universal/Paul Moore
El poder latino avanza
-Viviste desde los nueve años en los Estados Unidos, donde la cultura latina se ve cada vez más afianzada, al menos desde afuera ¿cuál es la verdadera influencia cultural de la música latina? ¿Logró su propia identidad o es un exotismo para la comunidad latina?
-Hace años que eso está cambiando. Creo que la cultura latina en general está siendo cada vez más parte de la cultura americana, por decir. Lo ves en la comida, en la televisión, en el cine y en los últimos años en la música. Ves a artistas como Drake comenzando a usar ritmos latinos en su música.
Estados Unidos es un lugar raro. Al final termina no teniendo una identidad propia, sino una que está cambiando constantemente según quien llega al país, quien aterriza y pone raíces en el país.
Hay más gente de habla hispana en los Estados Unidos que en España. Somos 60 millones de personas; algunas como yo lo hablamos mal porque lo vamos perdiendo con el tiempo, pero la cultura y la raíz la llevamos con orgullo.
Y dentro de las comunidades, defendemos nuestras propias culturas: el argentino en los Estados Unidos es más argentino, el colombiano es más colombiano, el mexicano es más mexicano. Creo que eso enriquece; y también el estar en un país que genera tanto contenido consumible a nivel global.
-Es interesante, porque en nuestros países tratamos de agarrarnos de lo anglosajón, y cuando la gente empieza a viajar, a emigrar, necesita tener identidad. Entonces empieza a defender más su cultura.
-Yo trabajo con un grupo que se llama La Santa Cecilia, y fuimos al Vive Latino en México. Se trata de una banda de Los Ángeles con una raíz mexicana muy presente, que me decían que los grupos mexicanos de México parecen de Gran Bretaña y nosotros, que somos de los Estados Unidos, parecemos más mexicanos que ellos.
Se trata de mantener una identidad y ser más individual dentro de todo este quilombo que es este país.
Sebastián Krys, junto a Davey Faragher, Elvis Costello y Pete Thomas, recibiendo el Grammy por el álbum «Look Now», en 2020. Foto Chris Pizzello
Argentino y estadounidense, pero sin prejuicios
-Y desde tu ética y tu forma de trabajar, ¿te sentís argentino o estadounidense? Porque toda tu carrera laboral la desarrollaste allá…
-Mirá, a nivel de negocio, del business, lo manejo más como alguien de los Estados Unidos, pero si hago un negocio en México tengo que adaptarme a su forma de hacerlo. Lo mismo en la Argentina. Yo no puedo llegar a un lugar y cambiar las cosas, te tenés que adaptar.
Respecto a lo musical, el hecho de estar expuesto a otras culturas te da herramientas que otra gente simplemente no tiene. Te da una riqueza, y no lo digo solamente por la música con la que crecí, porque mi viejo ponía muchísima música brasileña porque vivió allá un tiempo, o Mercedes Sosa, Fito, Charly y todas las cosas que marcaron mi infancia además de Beatles y The Who y Elvis.
Sino que también viviendo en un lugar como Miami te exponés a música cubana, caribeña, de Colombia, siempre vi eso como una ventaja porque te da un abanico mucho más grande que el alguien que creció en, no sé, Ohio.
-Solés hablar de lo importante que es detectar las oportunidades. ¿Hay alguna oportunidad en concreto que te haya ayudado a llegar adonde estás ahora?
-Creo que fueron muchas. Lo más importante que hice, mirando mi carrera, es que no tuve prejuicios a lo hora de elegir proyectos. Mi único prejuicio era que quería que la gente con la que trabajaba pudiera hacer lo que decía que haría.
Sebastián Krys, un productor sin prejuicios que logró hacerse un lugar de privilegio en la industria. Foto Gentileza Universal/Larry Marano
Yo tocaba en una banda punk y mi mentalidad punk era que “vale todo”: voy a trabajar en música dance, alternativa, rock, ska, pop. No quiero ser encasillado en un género. Pero sí quiero trabajar con gente con talento y pasión por lo que hace. Creo que eso me ayudó mucho a abrir puertas.
Por ejemplo, uno de mis mentores fue Pablo Flores, un DJ puertorriqueño que tuvo mucho éxito haciendo remixes. O sea, yo no escucho música dance, pero el poder aprender de alguien como él, poder llevar sus técnicas hacia otras músicas me ayudó muchísimo.
Si hubiese estado con la actitud de “no voy a trabajar en música dance”, perdía esa oportunidad. Esa fue la mejor decisión que tomé, el no aferrarme a un género musical, sino a gente talentosa.
-De algún modo esa es la definición de punk, no los tres acordes y la música estridente ¿no?
-¡Claro!
«El desafío no lo elijo. Ya me lo eligieron»
-La última es más bien personal. A tus 50 años y con la carrera que llevas ¿te ponés más desafíos profesionales o personales?
-Bueno, te lo respondo con algo más personal aún. A mis 48 me diagnosticaron con Párkinson. Entonces, el desafío en este momento no lo elijo. Ya me lo eligieron. Ahora mi desafío es cómo balancear mi salud, mi tiempo, mi carrera y mis ambiciones ante una enfermedad. Lo digo de una manera muy pragmática: es lo que es.
La vida te tira cosas y te toca remar, como nos tiró a todos el COVID y nos tocó remar a cada uno con su perspectiva, como se pudo, desde su edad, capacidades y situaciones, sobre algo que nadie tenía pautado. En este caso es lo mismo.
Para mí es importante compartir esas cosas porque me ayudan a normalizarlas. Cuando tenés cosas delante que no podés controlar, es importante que no te definan, poder seguir haciendo cosas que te gustan. La idea es que pasar por cosas complicadas no sea definitivo en el uso del tiempo.
Todos pasamos por estas cosas, más en estos últimos años; saber que no todo son flores ni es fácil. Sino que cada persona es un universo y cada cual rema en sus problemas tratando de sacar su vida adelante. Para mí, el tema de hablar de mi diagnóstico es importante para normalizarlo y para que la gente sepa que hay maneras de combatir las enfermedades. Está bien hablar de estas cosas.
Fuente: Clarín