“Acá es donde estoy, en mi estudio. Acá es dónde trabajo”, comienza diciendo Rober Waters en un video que grabó desde su estudio de Nueva York y que le envió a la revista La Garganta Poderosa. ¿Su intención? Llegar con su mensaje a todos los seguidores de Sudamérica, para pedirles que respeten el aislamiento y eviten la propagación del COVID-19.
“Este es el bajo antiguo y el original”, dice mostrando algunos de sus instrumentos. “Este otro fue un regalo del padre de Jonathan Wilson, en el último tour”, cuenta mientras enseña otro. “Y esto que está allá, es un hermoso estanque”, agrega mostrando una imagen en su computadora.
Y luego continúa: “Así, como pueden ver, estoy solo y aislado, como está la mayor parte de la gente, si puede estarlo, por el coronavirus. Pero yo puedo seguir trabajando. Entonces, voy a tocar esta canción, ¿sí? Recién la acabo de grabar, literalmente, hace diez minutos. Y pensé, en este mismo momento, que los llamaría”.
En ese instante, el músico hace un intervalo para acomodarse la cabellera. “¡Cómo luce mi pelo? Bastante feo, ¿no?”, dice, buscando empatizar con todos los que en medio de la cuarentena no pueden ir a la peluquería.
Y luego se dirige a quienes hacen la publicación a la cual se dirige y les confiesa: “Les enviaría un correo para perdirles que me manden un número de teléfono, una cuenta de Skype, un WhatsApp o algo para poder contactarlos y poder hablarle, La Garganta Poderosa. Los conozco como revista, sé que es internacional, y sé que probablemente le hablen a millones de personas de Sudamérica. Sé que están haciendo un gran trabajo, sé de sus orígenes. Se casi todo sobre ustedes. Bueno, casi todo no, pero sé un poquito».
Entonces sí, Water anuncia: “Bueno, ,¿listos? Esto va a grabar ahora”. Y muestra la letra del cover que hizo de “El derecho de vivir en paz”, que se convirtió en un himno del movimiento social de Chile desde octubre pasado.
“El derecho de vivir, poeta Ho Chi Minh, que golpea de Vietnam a toda la humanidad. Ningún cañón borrará el surco de tu arrozal. El derecho de vivir en paz. El derecho de vivir en paz. El derecho de vivir en paz”, dice el músico en el tema.
La letra, que aunque él no la canta se puede leer en su computadora, continúa diciendo: “Desde mi celular en Nueva York, puedo escuchar el cacerolazo. Puedo olerte, Piñera, todas las ratas huelen igual. Puedes disparar ante los ojos de los niños. Siempre fuiste tan insano. Pero nunca vas a apagar la llama. Y en Jaffa, y en Quito, y en Bagdad, y Delhi y Maine. En Saskatchewan y en Río. Estamos hartos de vivir encadenados. El río que fluye por las calles. El río del amor fraternal»
Tras su interpretación. el músico se dirigió directamente a sus seguidores y les dijo: “Los quiero. De parte de su hermano Roger, de Nueva York; les deseo lo mejor. Por favor, estén seguros. No vayan juntándose, abrazando y besando gente por la calle porque se van a enfermar. No es una buena idea estar tan cerca de tanta gente, porque esta es una enfermedad muy contagiosa. Y cuantos menos se enfermen para enfrentar las luchas importantes, una vez que esta epidemia pase, mejor. Mucho cariño, chau. ¡Quédate en casa!”.