«Las cosas grandes siempre son simples», canta Ricky Martin en «Simple». De fondo, una melodía cuidada donde los sintetizadores crean una atmósfera romántica, un sello de esas clásicas baladas latinas. «Si esta pandemia nos cogió de sorpresa, lancemos el disco de sorpresa», dice sentado en uno de los sillones de su casa en Los Ángeles, zoom mediante. Relajado y contento, después de atravesar días de oscuridad y mucha ansiedad, el cantante boricua explica cómo fue parte del proceso creativo de Pausa, el EP de 6 temas, entre baladas, música urbana, flamenco y pop latino, que llega al público sin previo aviso este viernes y que cuenta con varias colaboraciones. Entre ellas, las de Sting, Carla Morrison, René Pérez, Bad Bunny y Diego El Cigala.
Encerrado desde hace más de 60 días, Ricky cuenta que su último recital fue en la Argentina, que luego volvió a su casa y no pudo salir más. Lejos de que eso sea un problema, destaca que entre sus cuatro hijos, su marido, el artista sirio Jwan Yosef, su madre, la encargada de cocinar, y su asistente, no tiene mucho margen de sentirse solo. Aunque, como ya había contado en las redes sociales , el principio del aislamiento fue bastante perturbador para él. «Ha sido intenso, yo a los quince días de la cuarentena dije: `Ya basta, algo bueno tiene que salir´. Pero el nivel de ansiedad. nunca había lidiado con estos niveles de ansiedad», revela al respecto.
Ricky agrega: «Llegó un momento que no podía estar conectado porque leía información tonta. Estaba ahogado, descolocado, para mí se había acabado el mundo. Si estás triste, si estás en un proceso de luto donde tienes que pasar por la depresión, pues siente. Pero tengo a mis hijos, a los que no les puedo presentar nervios, tengo que estar fuerte. Eso tampoco ayuda porque esto del ‘poker face’, de tratar de controlar emociones, es una farsa que te lleva al precipicio. Esto es una locura, lo más importante es pasarlo con paz mental». Además, cuenta que si bien lanzó junto a otros artistas una iniciativa para juntar fondos para equipamiento médico, no pudo ponerle todo el combustible que merecía a la campaña porque estaba en este proceso interno.
Su cura, revela, después de limpiar baños y hacer jardinería, fue la música. Lejos de hundirse en una suerte de apocalipsis de pandemia, el artista se conectó con su pasión. Una de las primeras cosas que hizo fue llamar a Sting, con quien había trabajado en varias oportunidades, y convocarlo para que sea parte de uno de sus temas. «La primera llamada que hice fue a Sting. Él también estaba muy ansioso y le dije: ‘Sé que estamos en esta locura, pero han pasado quince días y te estoy llamando como parte de mi sanación’». Entre idas y vueltas salió «Simple». Sting le dio algunos consejos y Ricky trabajó con su equipo tanto en la melodía como en la letra. Pero esta vez el boricua, en lugar de cantar en inglés, hizo que su colega cantara en español. «Se dio muy normal, no fue una cosa que se la pedí; él quería cantar en español», observa. Para hacerlo más simple, explica, la idea fue buscar palabras sin mucho diptongo para que no se le hiciera difícil cantar en otro idioma.
La película de ciencia ficción, como denomina Ricky a la cuarentena en que vive el mundo para evitar la rápida propagación del coronavirus , lo puso creativo. Junto a Yosef estuvieron haciendo fotos que compartieron en Instagram y dando pistas de los temas que se venían con mensajes que enloquecieron a los fans. También se animaron a darse el primer beso en público y a compartirlo en el video del nuevo tema de René Pérez, «Antes que el mundo se acabe». Entre risas, el cantante cuenta que el único problema que hubo con ese beso fue que lo editaron. «Yo quería que mi beso se viera entero. Cuando me llama René y me dice, ‘mira estoy escribiendo esta canción y todos mis panas están mandando un beso’, le pregunté a mi esposo y él me dijo: ‘¿Para René? Okey, dale’. Nunca le había dado un beso en público. No hubo que practicarlo mucho, se dio. Después cuando veo el video, mi esposo me dice: ‘Nos cortaron el beso, pero yo tengo el video completo’».
La relación entre los cantantes boricuas es cada día más estrecha, incluso juntos lideraron la marcha para pedir la renuncia del gobernador de Puerto Rico, en julio pasado. «Residente es mi hermano, hemos estado en momentos de impacto para nuestras vidas como derrocar a un Gobierno. Hemos estado en estudios encerrados. Cuando estás en el estudio estás vulnerable, pones todos tus miedos, todas tus dudas. O sea que es alguien que yo quiero y mucho», cuenta. Es por eso que la presencia de Residente en «Cántalo» no extraña a nadie. Tampoco la de Bad Bunny, el tercer boricua que los acompañó para pedir que «Ricky» Rosselló dejara su puesto luego de que se viralizaran unos chats con contenido discriminatorio.
«No quiero un trofeo gigante lo que quiero es que mi gente cante. Aquí todos somos importantes», rapea René en el tema bien latino que presentaron juntos en los Grammy Latinos. «Lo baila la calle, que cante mi gente», suma Ricky Martin para darle lugar a Bad Bunny: «Qué mala eres, Juliana. Demasiado de sabrosura como pa’ no verte mañana con los pies calientes y la cerveza fría», agrega el reggaetonero. Los vientos y la música urbana dan muestra que, además de baladas, Ricky vuelve a contar con la fórmula perfecta para invitar al bailar, como ya lo demostró con uno de los sencillos previamente difundidos de este EP, el pegadizo «Tiburones».
Pero esa capacidad no es de él solo: trabaja con un gran equipo. Para hacer «Simple», por ejemplo, contó con la poesía de la cubana Danay Suárez , a quien admira y promete que esta sociedad recién empieza. También con Montana Producer , un equipo integrado por «un chico de Puerto Rico» que lo ha abierto a otros ritmos y un venezolano que vive en los Estados Unidos. «Le he abierto las puertas al pop y a crear ese tipo de música. Creo que se han logrado cosas lindas. Esta canción la escribimos hace ocho meses. No se escribió con lo que estaba pasando, fue como una premonición de donde estamos hoy. Queríamos conseguir esos sonidos de tierra que están ahí, sin mucho plan, sin mucha estrategia. De verdad, apreciar el lienzo que estaba frente a nosotros y empezar a tirar brochetazos», revela. En general, detalla, trabaja con tres o cuatro personas, pero hay veces que se arma como un campamento de composición en donde hay quince personas escribiendo y opinando sobre un tema.
Con base reggae y bombo en negras, llega «Cae de una». El estribillo propone el romance y el baile a través de los tambores. «¡Ay amor! Yo pensaba que te conocía. Que no ves que cuando un hombre adora a una mujer y ella le hace mal. Cae de una», canta mientras la percusión hace el resto. El EP sigue con otro de los grandes invitados: Diego El Cigala. «No es la primera vez que juego un poquito con el flamenco pero tenía que ser con él. Yo lo admiro. Le digo: ‘Diego, mira, hermano tengo esto aquí que es muy especial y de verdad que no me atrevería a hacerlo si no es contigo’ y me dice: ‘Lo que tu quieres. Pero oye, Ricky, esa voz de referencia que has puesto está muy bonita. Deja tu esa voz de introducción, yo me meto’», cuenta. «Si el destino nos vuelve a encontrar, por algo será» cantan a dúo, luego de una intro bien flamenca, en «Quiereme». Y así, en eso que Rosalía impuso como marca, Ricky y El Cigala transitan entre esos dos mundos: la música urbana y los orígenes gitanos.
El EP sigue con «Recuerdo», una canción que hizo en pandemia y que cuenta con la voz de Carla Morrison . Con un tempo lento, el puertorriqueño y la mexicana unen sus matices en una balada moderna donde no falta romance ni algunos bloques a capella, para luego volver a naufragar entre teclados. «Tu voz habita en mí, tu piel habita en mí. Te busco en mis sueños. Hoy solo sé sentir», se escucha y queda retumbando como un mantra de yoga.
Para presentar estos temas, el ganador de múltiples premios Grammy va a tener que esperar. Si bien en un principio pensó que el mundo tal como lo conocía se había terminado y no podía imaginar su vida fuera de un escenario, la música lo volvió a su eje. «Olvídate de pagar las cuentas o no, que es muy importante, pero una vida sin el escenario… Sé que somos humanos y nos reinventaremos, pero no me imagino fuera del escenario», reflexiona mientras una docena de periodistas lo ve en una pantalla.
«Tenemos una perfecta excusa para hacer cosas nuevas, si nos va bien le echamos la culpa a la pandemia. Sin miedo, venga», se despide el boricua. Y agrega, más esperanzador que al principio: «Vamos con calma. Mis conciertos [de la gira Movimiento Tour] no se han cancelado aún…Vamos viendo cómo se arregla todo esto: encontramos la vacuna, nos lavamos las manos, nos ponemos máscaras y seguimos en el estadio».
La conversación llega a su fin, la pandemia por ahora continúa. Y, de sorpresa, Ricky lanzó Pausa, su nuevo EP.
Fuente: Dolores Moreno, La Nación