Hall & Oates, en el Luna Park. el 7 de junio de este año. Una convocatoria exitosa para un dúo FM que se mantiene a flote a bordo de sus grandes hits. Foto: Andres D’Elía
«Yo puse las canciones en tu walkman, el tiempo a mí me puso en otro lado», canta Fito Páez cada vez que decide incluir su clásico Al lado del camino en la lista de temas de sus shows. Que es casi siempre.
Pero lo cierto es que al revisar la cartelera porteña anual de recitales, es inevitable preguntarse si realmente es así, o si en realidad es más cierta la primera parte de la idea que la segunda. Teniendo en cuenta que allí donde dice «walkman» bien podría decir tocadiscos o radiograbador, y que tal vez sería algo pretencioso para algunos casos hablar de «canciones», y que con llevar la palabra al singular alcanzaría.
A ver: Daryll Hall y John Oates, los muchachos de Dire Straits Legacy, el ya veterano Seal, los más veteranos aún hermanos Jackson, el plan gitano de los Gypsy Kings, la voz del Marillion post ’70 Steve Hogarth, el reaparecido Richard Clayderman, el combo Whitesnake y Europe, The Abba Show…
Sin Mark Knopfler pero con swing, los muchachos de Dire Straits Legacy recrearon con buen resultado parte del repertorio más conocido de la banda británica. (Foto: Guillermo Rodríguez Adami)
De algún modo, una botonera de muestra de un panorama que se repite año a año, y que en muchos casos rescata del olvido nombres que tuvieron su cuarto de hora a nivel masivo, y que con el tiempo quedaron almacenados en la memoria de quienes fueron marcados a fuego por «ese tema» que, nobleza obliga, de tanto en tanto vuelve a sonar en alguna radio especializada en mantener viva la llamita de los buenos viejos tiempos.
¿Ejemplos? Maneater y You Make My Dreams, en el caso de Hall & Oates; Your Latest Trick y el archifamoso Sultans of Swing, en el de los DSL; el cadencioso Kiss From A Rose, de Seal; Blame It On the Boogie o I’ll Be There para los hermanos del Rey del Pop; el bellísimo Easter de Marillion sin Fish; los superbailables Djobi Djoba y Bamboleo de los Gypsy; el fantástico Karma Chameleon de Culture Club; la Balada para Adelina del pianista de mirada eternamente «enamorada»; y … No, para Abba claramente no aplica eso del one hit wonder; pero, ¿podemos imaginar que Europe no toque The Final Countdown o la banda de David Coverdale no haga Is This Love?
La cuestión es que esa misma llamita es la que, en definitiva, también mantiene en actividad a artistas cuyo paradero suele quedar por mucho tiempo fuera del radar de sus «fans», hasta que algún afiche reactiva aquellas sensaciones, y en muchos casos también la tarjeta de crédito de un público en edad de cuenta bancaria y con algo de historia encima.
David Coverdale, al frente de Whitesnake; un número que no falla, y que este año vuelve con disco nuevo bajo el brazo. Pero los hits siempre están. Foto: Martin Bonetto
La misma que guarda una información que parece activarse según lo que suene alrededor y que, todo indica, almacena en mejores condiciones aquella que fue atesorada en la adolescencia y en la «primera juventud». Por eso, volver a escuchar esas canciones es una manera de volver a aquel «lado» en el que alguien las puso en el walkman.
Según un artículo publicado por la BBC unos años atrás, «la razón clave por la que siempre volvemos a las canciones y anécdotas de este periodo de nuestras vidas se debe a que ellas nos recuerdan quiénes somos». Y, agrego, de chequear que todo sigue más o menos en el mismo lugar.
La publicación destaca que «durante estos años formativos tomamos muchas decisiones fundamentales que marcan nuestras vidas, iniciamos relaciones significativas de larga duración y establecemos las creencias culturales y políticas que forman nuestra identidad», y hace hincapié en la capacidad que la música tiene de transportar a través del tiempo a quien la escucha.
¿Acaso alguien no conoce la balada «Kiss From the Rose»? Sobre ese pilar, Seal construyó una carrera que es mucho más que esa canción. Pero, ¿cuántos menos irían a verlo si de antemano avisa que no la va a cantar? Foto: AFP/VALERY HACHE
«Cuando a las personas se les pregunta por la música que es importante para ellos, con frecuencia eligen canciones que están asociadas con momentos, lugares y personas importantes, quizá con sus primeras vacaciones lejos de sus padres, un encuentro crucial con su futura pareja o un momento de autodescubrimiento», explica.
Sin embargo, es imposible desligar la repercusión que algunos de los artistas mencionados logran en esta parte del mundo sin tener en cuenta que, precisamente, habitamos esta parte del mundo, por donde la mayoría de ellos no pasaron en su hora clave. De algún modo, se trata también de saldar esa deuda con un pasado que de vez en cuando se hace un lugarcito en el presente.
Es cierto que no siempre el resultado es el esperado, y a veces disfrutar el momento exige algo de piedad; que al fin de cuentas todos envejecemos, y no siempre de la mejor manera. No obstante, propuestas que pueden despertar algunas dudas pueden dar una grata sorpresa, y entonces los Jacksons terminan siendo «una maquinaria funk de puro ritmo», según tituló este diario; Hall & Oates refrendando «la vigencia de las canciones perfectas», para La Nación; y los Dire Straits Legacy demostrando que Mark Knopfler hay uno solo, pero que sus canciones pueden sobrevivir con buena salud a pesar de su ausencia.
Por supuesto, es imposible dejar fuera de ese viaje en el tiempo a muchos clásicos de ayer, de hoy y de siempre, que siguen convocando tanto o más público que en décadas anteriores. En esa categoría rankean nombres como los de The Rolling Stones, Paul McCartney, Rod Stewart, Roger Waters, Elton John o Phil Collins.
Pero la diferencia, en estos últimos casos, es que se trata de artistas que no sólo lograron despegarse aunque sea un poquito de su momento de mayor gloria, para ampliar y refrescar su repertorio, y defender ese material con cierta vocación. Aunque, la mayoría de las veces, el deseo de compartir las novedades se da de cabeza con el pedido de esas que ya sabemos todos.
Un amigo de la casa. Aunque sabe que hay una lista de títulos que no pueden faltar, Paul es de los que tienen crédito para probar nuevas canciones. Foto: Martín Bonetto
«Tenemos que asegurarnos de darle al público aquello que lo hace feliz, y si sumás una nueva canción, algo tenés que sacar. Entonces, ¿cuál sacás? Pero creeme que hay problemas peores. La idea, cuando hago un show, es que el público se vaya satisfecho. Y ver a gente adulta y gente muy joven, cantando todos juntos Hey Jude, es realmente estimulante. Y si eso les ayuda a recargar sus energías, como me pasa a mí, mejor aún», le decía McCartney a este cronista en la previa de su visita más reciente al país.
Así y todo, el hombre hizo tres canciones de su álbum Egypt Station, publicado en 2018. Claro que a un Beatle se le perdona todo… Que al fin de cuentas, como sus socios de párrafo, el hombre dejó bastante más que un par de canciones con destino de rotación en alguna FM nostalgiosa.
Los artistas «de culto» también tienen lo suyo
Algo distinto es el caso de artistas que accedieron a ese espacio denominado «de culto», que de algún modo los exime de dar cuenta de lo que hayan elegido para tocar. Aunque, casi siempre, el glorioso pasado termina siendo el eje de la propuesta.
En esa categoría pueden ser incluidos nombres como los de King Crimson, Patti Smith, Steve Hackett, y hasta el del mismísimo Morrissey, más allá de ciertos traspiés que empañaron su último paso por el país.
A sus pies rendidos los fans. En marzo de 2018, Patti Smith llenó el CCK; ahora va por el Luna Park. Foto: Emmanuel Fernández
En este caso, la cosa funciona más o menos así: si el repertorio coincide con lo que el público más quisiera escuchar, el atributo a destacar será la generosidad del artista. Si, en cambio, la selección no coincide con su «greatest hits» -que también los tienen, aunque los llamen de otra manera-, el atributo será la capacidad exhibida de «tomar riesgos».
Pero al final, la cuenta, con raras excepciones, siempre da a favor.
Dónde y cuándo
Abba The Show va el 6 de septiembre, a las 20.30, en el teatro Gran Rex, Av. Corrientes 857, con entradas desde $1.100, por Ticketek.
Richard Clayderman actúa el 14 de septiembre a las 20.30, en el Teatro Ópera Orbis Seguros. Entradas en Ticketek desde $ 800.
Seal se presenta el 3 de octubre, en el Luna Park, Bouchard y Av. Corrientes, con entradas desde $1.400, por TicketPortal o en boletería.
Whitesnake y Europe tocan el 4 de octubre desde las 19, en el Estadio Hípico Argentino, Figueroa Alcorta 7285, con entradas desde $2.800, por TuEntrada.com.
Patti Smith se presenta el 21 de noviembre en el Luna Park, con entradas desde $2.000, por TicketPortal o en boletería.
Fuente: Clarín