Según contó el crítico y escritor Ettore Mo, cuando Luciano Pavarotti agonizaba, lo único que quería era escuchar la voz de Plácido Domingo. A 13 años de aquellos días, el cantante español, el mejor tenor de todos los tiempos -según una encuesta realizada en 2008 por la BBC- celebrará su cumpleaños 80 sobre un escenario y haciendo música, como nunca dejó de hacerlo durante más de 60 años, mientras intenta dejar en el pasado las acusaciones por acoso sexual que debió comenzar a enfrentar en 2019.
Este jueves 21 de enero, el cantante brindó por su nuevo año de vida, y al otro día interpreta el papel principal de Nabucco en la Wiener Staatsoper, sin audiencia pero con cámaras que graban la actuación, que el domingo 24 será transmitida por el canal de televisión austríaco ORF III.
Definitivamente, ni el Covid-19 (contrajo la enfermedad en 2020 y se recuperó) ni las acusaciones de acoso parecen haber logrado detener la carrera de una leyenda de la ópera. Aunque sí la ensombrecieron, y no hay razones suficientes para asegurar que la cuestión sea un caso cerrado.
En agosto de 2020, Plácido Domingo aseguró que «Jamás» se retirará de la música. /Foto EFE/ Alejandra Silva
“¿Cómo le dices ‘no’ a Dios?”, contó Patricia Wulf que le había planteado Plácido. Wulf es la única cantante, junto con Angela Turner Wilson, que se animaron a dar sus nombres cuando, en 2019, acusaron al cantante. Wulf lo describió como “un depredador”, que la persiguió hasta conseguir acostarse con ella en los ’80.
Primero fueron nueve mujeres quienes apuntaron contra el músico, ocho de ellas cantantes y una bailarina, de las cuales solo una dio la cara públicamente. Todas coincidían en que fueron víctimas de acoso sexual por parte de Domingo, quien las incitaba a tener relaciones sexuales a cambio de favores laborales.
Poco tiempo después, otras once ofrecieron sus testimonios en contra del músico a Associated Press; entre ellas la cantante Angela Turner Wilson, que compartió cartel con él cuando tenía 28 años, en la Ópera de Washington. Wilson relató como Domingo le manoseó con fuerza los pechos mientras se estaba maquillando en el camarín. Según AP, que también había recogido las primeras acusaciones, el comportamiento del artista era un secreto a voces conocido por todos.
Las cancelaciones de los contratos no tardaron en sucederse alrededor del mundo. En España retiraron su nombre de la Escuela de Perfeccionamiento del Palau de les Arts, y el Ministerio de Cultura le cerró las puertas del Teatro de la Zarzuela, tal vez una de las cosas que más le dolió al cantante por el significado especial que ese teatro tuvo en su vida y en la de su familia.
A partir de mediados de 2019, la brillante trayectoria artística de Plácido Domingo fue ensombrecida por acusaciones por abuso de poder y acoso sexual que el cantante negó sistemáticamente. /Foto AP Photo/Bernat Armangue
Pero lo cierto es que mientras en los Estados Unidos le cancelaron todos los contratos, del mismo modo que sucedió en Tokio, en el resto de Europa sus compromisos en los grandes teatros europeos (Covent Garden, La Scala, la Ópera de Viena, la Ópera de Baviera) siguieron en pie.
De hecho, en su página oficial están anunciadas sus próximas actuaciones para este año en Moscú, París, Suiza, Alemania. En mayo, cerrará la primavera en Italia dirigiendo Messa di Requiem de Verdi en el Teatro Municipale di Piacenza.
Los pronósticos más agoreros habían decretado que en los Estados Unidos Domingo no tendría apoyo alguno y que, en caso de que su carrera continuara, tendría que hacer foco en Rusia y en Asia. Una parte se cumplió; la otra, no tanto.
Lo cierto es que parece haber habido cierto apuro por predecir el final definitivo de una trayectoria por demás exitosa, mientras la situación era debatida con apasionamiento y muchas veces fanatismo en los diferentes foros del músico, con acérrimos defensores de un lado y voraces detractores del otro. Los medios también se dividieron entre ataques y desagravios, y se interrogaron una y otra vez si su carrera caería en el olvido, o al menos en un ostracismo sin vuelta atrás.
En tanto, Domingo emitió en un principio un comunicado en el que sugirió que siempre había creído que sus “interacciones y relaciones” habían sido “bienvenidas y consensuadas”; y en febrero de 2020 pidió perdón a las mujeres que lo acusaron, por «el dolor» que les había causado, asumiendo toda la “responsabilidad” por aquellas acciones.
Desde los medios, luego de que las acusaciones tuvieran el respaldo de la Ópera de Los Ángeles, tras una investigación interna del período comprendido entre 2003 y 2019, y la casa de música determinara que los cargos en contra de Domingo «eran creíbles», el periodista y escritor Rubén Amón, tal vez uno de sus mayores defensores y autor de la biografía Placido Domingo. Un coloso en el teatro del mundo, declaró al diario El País que “la precariedad de las acusaciones al cantante no guarda proporción con la demolición de su imagen”.
Nicoletta Mantovani, viuda de Luciano Pavarotti, se negó a borrar el testimonio de Domingo del documental sobre su marido, que contó con dirección de Robert Zemeckis. La feminista disidente Camille Paglia también alzo su voz y citó el caso de Placido Domingo en una nota para ABC de España como ejemplo del estado de locura de las redes sociales ejerciendo el rol de la justicia e impartiendo sentencias de muerte civil.
“Cuando se trata de un grandísimo artista como Plácido Domingo se produce un derrumbe de nuestra cultura. La gente ya no es capaz de diferenciar entre un hombre horrible como Harvey Weinstein y un gran artista como Plácido Domingo”, declaró.
Y agregó: “Si hay pruebas concretas, lo acepto. Ahora bien, alegar que algo ocurrió sin aportar pruebas… No es así como deben funcionar las democracias modernas. No se pueden dejar de lado la equidad y la justicia porque estemos en medio de una cruzada política. Eso está pasando, el caos es absoluto.”
Plácido Domingo en la ópera Fedora, que hubiese deseado hacer con María Callas.
En ese marco, Domingo declaró sentirse arrepentido de haberse mantenido en silencio durante demasiado tiempo, y aseguró que de ningún modo abusó alguna vez de una mujer.
Como sea, una parte del público y algunas instituciones europeas no parecen dispuestas a darle un adiós definitivo a la leyenda octogenaria de la ópera, con una carrera llena de hitos que tanto disfrutan citar sus seguidores: ningún intérprete de ópera cantó tantos papeles como él (alrededor de 150 en total) en más de 3500 funciones, ni tuvo tantos años de continuidad en los principales teatros del mundo.
En los ’90 en Viena lo aplaudieron durante una hora y media y salió a saludar cien veces, marcando probablemente un récord en la materia. Pocos cantantes logran la veracidad dramática de sus interpretaciones. Y aunque cantó con todas las divas de la lírica, le quedó pendiente un proyecto con María Callas, que provocó la mayor frustración de su carrera. Ambos cenaron juntos en París en los ’70, hablaron de hacer La Traviata, Cavalleria Rusticana, Fedora… Pero las dudas que atravesaba la diva estadounidense sobre su vida y su carrera truncaron el proyecto.
El tenor español Plácido Domingo y la soprano argentina Virginia Tola, ganadora del concurso Operalia, fundado por el tenor. /Foto AFP PHOTO/ BERND THISSEN
Polifacético como pocos, primero tenor y luego barítono, Domingo es un cantante con un amplísimo repertorio operístico -extendido también a la música popular: rancheras, tangos, boleros-, también director de orquesta, y se desempeñó como director de dos compañías de ópera (en Los Ángeles, fundada por él, y en Washington); al mismo tiempo que se encaramó como líder del proyecto Operalia, un concurso fundado por él del que surgieron nuevas voces, entre ellas la de la soprano argentina Virginia Tola.
Todo un camino recorrido a partir de sus inicios en la compañía de zarzuela en la que inició su carrera Domingo, que dio su primer gran salto cuando se trasladó a Tel Aviv, ciudad marginal desde el punto de vista del peso en la temporada lírica pero que le otorgó un horizonte musical más amplio, tras los primeros pasos que había dado en distintos teatros de México, donde vivía desde sus 8 años.
Sin embargo, el prestigio internacional Plácido se lo ganó con su actuación, en 1966, en el New York City Opera, un teatro que forma parte del complejo del Lincoln Center de Nueva York, en el estreno de la ópera Don Rodrigo, del compositor argentino Alberto Ginastera.
Otello, uno de los roles que Plácido interpretó con mayor frecuencia; aquí, durante un ensayo en La Scala de Milán, en 2001. /Foto AP Photo/Andrea Tamoni
Dos años después, la casualidad lo llevó a triunfar en el MET, uno de los templos de opera más importantes del mundo, con Adriana Lecouvreur. Al cantante le avisaron el mismo día de la función que iba a reemplazar al tenor italiano Franco Corelli, y cumplió con creces con su tarea. Otello, caballito de batalla de su carrera, donde expuso todas sus aptitudes como cantante y actor, la interpretó con éxito en la ópera de Hamburgo en 1975.
Su condición de figura mundial le permitió participar, como protagonista o como testigo de importantes eventos políticos, sociales y culturales del siglo XX. Actuó en funerales de Estado, le puso música a las asunciones de varios de los mandatarios más poderosos del mundo y recibió la bendición de los cinco Papas con los que se encontró.
Plácido Domingo cantó en la ceremonia del 20 aniversario de la caída del muro de Berlín, en olimpiadas y también en mundiales de fútbol. Uno de sus actos de generosidad que más trascendió fue el año que pasó de gira para recaudar fondos, luego del terremoto en México (tíos y primos murieron bajo los escombros y él mismo participo de las tareas de rescate asumiendo riesgos), en 1985.
Plácido Domingo, Zubin Mehta, José Carreras y Luciano Pavarotti; la actuación de Los Tres Tenores en la apertura del Mundial de fútbol Francia ’98/Foto AFP PHOTO PEDRO UGARTE
Pero, tal vez, su gran mérito es haber convertido a la ópera en un fenómeno de masas, y haber marcado un antes y un después en el género a partir de la popularidad que alcanzó la propuesta de Los 3 tenores, que integró junto a Luciano Pavarotti y José Carreras y que con su combinación de obras líricas y canciones populares alcanzó una proyección de carácter universal.
Hoy, en un momento de la vida en el cual la mayoría de los cantantes piensa en su retiro, Plácido Domingo continúa proyectando una carrera que, aún ensombrecida, pretende eludir el ocaso.
Fuente: Clarín