El español Pau Donés (53), líder de la banda de rock Jarabe de Palo, está instalado en Los Ángeles, Estados Unidos, donde vive alejado de los escenarios, pero volvió a su país para dar un par de shows “contra el cáncer” en Barcelona (al músico le detectaron cáncer de colon en 2015).
“Estos conciertos van a ser muy especiales porque no vamos a ser seis sino 18: voy a juntar a todos los músicos que alguna vez pasaron por Jarabe de palo”, comentó.
Y agregó: “Al centro de investigación oncológica de Vall d’Hebron le va a entrar un dinero que le va a venir muy bien”.
Después, en diálogo con el diario ABC, Pau contó cómo es vida actual. “Viviendo sin trabajar se está de puta madre… Estoy viviendo con mi hija, me levanto a la mañana y me voy a comprar el pan, me hago un bocata, me voy a surfear un ratito, luego agarro la guitarra y la computadora y compongo un poco… Y así se está muy bien. Me costó un poco entrar en esta rutina, pero ahora me encanta”.
Pau está instalado en Los Ángeles.
Sobre su nueva forma de vida, profundizó: “La vida del músico es un disparate. A mí me gustaba ese disparate, pero ahora lo que necesito es una rutina. Ir al supermercado, ponerle nafta al auto, o ir a la playa un rato con mi hija o surfear. Las primeras veces que iba a la playa, a veces veía a los paparazzi haciéndome fotos; y una vez me acerqué a uno y le dije: ‘¿Pero qué hacés, tío?’ Y el fotógrafo me contestó: ‘Es que a tu lado está el actor no sé qué cuántos’. No me las hacía a mí, porque en Los Ángeles no tienen ni idea de quién soy. No interesarle a nadie me encanta”.
Tampoco puede descuidar su salud. “Tengo cáncer, pero hago vida como cualquiera, salvo que de vez en cuando tengo que ir al hospital a meterme la quimio”, agregó Pau, que a principios de este año llegó a grabar un video para despedirse de sus fans en las redes sociales.
“Ahora el cáncer es peligroso, y a veces mortal”, siguió. “Pero dentro de unos años no será ni una cosa ni la otra, será como la gripe. Se están haciendo grandes avances gracias a la investigación. Y la investigación cuesta dinero. Por eso seguiré aportando mi granito de arena. Porque hace falta”.
La enfermedad, explica el artista, no lo paraliza: “Soy como cualquier otro enfermo de cáncer. Lo que pasa es que he intentado que el cáncer tenga una importancia relativa en mi vida, la importancia que se merece. Sí, estoy enfermo, pero hay otras cosas. El cáncer está ahí, e intento vivir el presente lo mejor posible, sin darle muchas vueltas a lo que pueda pasar en el futuro. No me interesa mucho el futuro. Si un enfermo de cáncer dice que lo inspira, que lo ayuda ver cómo lo llevo yo, tengo que decir que el sentimiento es mutuo. Cuando me preguntan qué tal estoy, yo siempre digo: ‘vivo’. Con estar vivo ya merece la pena todo, incluyendo esa pelea contra el miedo”.
También, explicó cómo hace para seguir adelante con esos temores: “Con el tiempo vas averiguando cuáles son: tu familia, tus amigos, tus pasiones… Pero al principio… Es muy duro porque no sabés de qué agarrarte. Cuando el médico te dice que tienes cáncer… ¡Uf! Ese momento es muy potente. Lo que pasa es que yo tengo una memoria selectiva muy bestia, y tampoco recuerdo muy bien cómo lo viví. Pero fue tremendo. Es como: ‘A ver, a ver qué me están diciendo… Que tengo cáncer… ¿Me lo están diciendo a mí? ¿En serio me está pasando a mí? ¿Me estoy muriendo? ¿Qué es lo que me pasa? Y después de todo eso… A ver cómo se lo digo a mis padres», describió.
Y siguió: «Entonces, lo que hay que hacer es tener a un oncólogo que sepa informar muy bien, que te resuelva tus dudas y te deje bien claro qué es lo que se puede hacer. Cuando tenés eso bien amarrado, a partir de ese momento estás vos solo, diciéndote a ti mismo: ‘Bueno, ¿y ahora qué?’. Y ahí es cuando decidís cómo vas a vivir con la enfermedad y hasta qué punto te va a condicionar más allá de lo que significa para tu salud física. Yo decidí que lo menos posible. Que pensaría en ello cinco minutos al día como mucho. Y a partir de ahí, a vivir que son dos días, nunca mejor dicho”.
Fuente: Clarín