Poseedora de una de las voces más admiradas del mundo de la lírica a nivel mundial, Freni compartió escenario en varias oportunidades con Luciano Pavarotti y, tras la muerte del tenor en 2007, llegó a decir que había «perdido un hermano».
«Mirella Freni era parte de la familia de La Scala y de entre las grandes voces del siglo XX quizá la que recibió mayor afecto incondicional del público y de sus colegas», escribió el teatro milanés en un comunicado, informó la agencia de noticias española EFE sobre el deceso que sucedió ayer.
Nacida en Módena el 27 de febrero de 1935, debutó a los 19 años con el papel de Micaela en la ópera «Carmen» en el Teatro municipal de Módena y desde allí saltó a escenarios como La Scala de Milán, la Ópera Metropolitana de Nueva York, la Ópera de París, el Bolshoi de Moscú, el Covent Garden de Londres o el Teatro Colón, en 1998 con Plácido Domingo.
Su amor por la música le vino de familia, su tía fue la soprano Valentina Bartolomasi y ya desde pequeña mostró que tenía una gran voz, tanto es así que a los diez años actuó para un concurso en la televisión pública italiana, donde cantó «Un bel dì vedremo» de «Madama Butterfly».
Su vínculo con La Scala fue tal que este ha decidido rendirle un homenaje y le dedicará el estreno de la ópera «Fedora» de Umberto Giordano el próximo 3 de junio, la obra que precisamente Freni interpretó por última vez en Milán en 1996 y que llevó al Colón dos años más tarde.
En los años 70 interpretó papeles de óperas de Vedi, como Desdémona en «Otelo», Elizabeth en «Don Carlo» o Amelia en «Simon Boccanegra».
Fue una de las personalidades artísticas más representativas del mundo de la ópera de Italia y cantó en numerosas ocasiones bajo las batutas de directores de orquesta como Claudio Abbado, James Levine o Riccardo Muti.
Su última actuación fue en 2005 con «La pulzella d’Orleans» en Washington y ese año, aún en pleno apogeo de su carrera, decidió abandonar los escenarios para enseñar canto.
A lo largo de su carrera recibió numerosos premios y reconocimientos, entre ellos el galardón de Caballero de la Gran Cruz del Estado italiano, la insignia de la Legión de Honor en Francia, o las llaves de las ciudades de Miami y Nueva York.