Anoche había sufrido una descompensación y su esposa, la directora y actriz Lía Jelín, llamó a emergencias. Le dijeron que era un problema de corazón y que debía ser internado, pero él no quiso y se quedó en la cama. A las 8 de la mañana tuvo un pico de presión y, horas después, perdió la vida.
«Murió como fue él, siempre con sus definiciones tajantes», dijo el productor Carlos Rottembeg, amigo de la familia. «Genio y figura, podemos imaginarnos su última obra, echando a los de emergencia que lo querían llevar. Así fue siempre él».
«Las tijeras de mamá» fue uno de sus grandes éxitos:
Schussheim había empezado a cantar en el coro de la Facultad de Ingeniería. La historia cuenta que luego, junto a Marcos Mundstock, integraron el célebre grupo I Musicisti, que sería la base de Les Luthiers. En 1969, los lunes se presentaba en el Instituto Di Tella junto Marikena Monti y el artista plástico Jorge de la Vega. Al año siguiente editó el álbum de canciones No todo va mejor con…, que remite a su campaña del whisky Añejo W.
Por amistad con Pedro Orgambide había incursionado en la publicidad, terreno en el cual hizo una gran cantidad de campañas de fuerte impacto. «Yo tuve muchos premios, de Oro, de Platino, de Plata; que nunca subí a recoger porque primero eran premios a las evidencias a la parte estética, y la publicidad no tiene nada que ver con la estética», dijo alguna vez. En su cuenta de Facebook el mismo creador contaba hace un mes: «Cuando tenía cuatro años me enojé con mi familia, le dije que quería ser basurero y que me iba con los muchachos de la basura que siempre subían hasta el primer piso de Corrientes y Pueyrredón a recogerla. Mi bobe abrió la puerta y me dijo ‘bueno, andate’. Agarré a Dompey, mi muñeco favorito y fui con ellos hasta el ascensor pero me arrepentí y volví al departamento de mis abuelos. Finalmente fui basurero, pero no recogiéndola sino repartiéndola como buen publicitario», escribió siempre con su pluma filosa quien durante años fue libretista de Tato Bores. En 1976, año de tensiones permanentes, escribió Pobre Tato, que protagonizaron el mismo Bores, Ana María Cores, Luz Kerz y dirección de Jelín; la obra tuvo constante amenazas y Schussheim partió a México. «Tato es uno de los tipos más valientes y generosos que conocí», reconoció alguna vez.
«Todo va mejor» es otro de sus temas inolvidables:
Con Orgambride imaginaron un musical que llamaron La vuelta de Juan Moreira. Durante cinco años recorrieron todos los teatros de Buenos Aires y alrededores ofreciéndolo, pero no pasaba nada. Finalmente, la gente del teatro Del Centro se jugó, lo programó bajo el nombre de Juan Moreira Supershow y fue un éxito. «A esta altura de la vida me gustan las cosas sencillas, lo que antes me parecía imprescindible ya no lo es. Con menos se puede hacer más, algo así como la vida ideal», reconocía en una nota publicada en LA NACIÓN, en 2004.
En ese tiempo, junto a Ismael «Paco» Hase le gustaba mezclar lo gastronómico con lo teatral en propuestas en las combinaban relatos, canciones, cuentos y una buena comida que presentaba en su restaurante Big Mamma, de Palermo. «La comida judía europea es una porquería porque se usaban despojos: era comida de pobres. Solo la comida judía del norte de África es elaborada y deliciosa, pero fueron culturas que quedaron encerradas. Si pongo un restaurante judío, Dios no me lo perdonaría nunca. Si yo no fuera judío me gustaría ser italiano», decía, fiel a su estilo, en un reportaje publicado en Página 12. A principio de este siglo presentó su autobiografía, que llamó Todo al costo. Uno de sus últimas adaptaciones teatral fue Toc Toc, éxito teatral que dirigió Jelín.
Aprendió a leer y tocar el piano, contaba él, a los 3 años. De joven pasó por diversas facultades. «Estudié medicina para conformar a mi mamá, antropología por mi hermana y geología por una tía», contó alguna vez, con el humor característico de este artista de múltiples facetas que decidió morir en su cama.
Fuente: La Nación.