Es el caso del tema «Ritmo», la colaboración entre Black Eyed Peas y J Balvin sobre la canción «The Rhythm of the Night», un clásico de 1993
En la carrera por llegar a la cima, parece que ahora todo está permitido. Incluso desempolvar viejos éxitos, reacondicionarlos un poco a los tiempos que corren -es decir, ponerles una base de reggaetón- y lanzarlos con la misma urgencia con la que son devorados por los cientos de parlantes Bluetooth que invaden paradores y balnearios. Así es como el estribillo de «The Rhythm of the Night», un clásico de 1993, vuelve a la vida en «Ritmo», una colaboración entre Black Eyed Peas y J Balvin que forma parte de la banda sonora de la película Bad Boys para siempre, protagonizada por Will Smith y Martin Lawrence. Lo más parecido a una cumbre de pochoclo. Y hay más casos.
En enero de 2019, Daddy Yankee trajo de las cenizas un hit de 1992, «Informer», del rapero canadiense Snow. ¿El resultado? El supermegahit «Con calma», que tan solo en YouTube superó el billón de visualizaciones. Muchos recordarán «Leña para el carbón», un interesante caso de hit local que se apoderó del verano pasado. Se trata de un verdadero «Frankenstein».
Ese tema fue armado nada menos que con partes de otros temas («Se te ve la tanga», de Damas Gratis, y «Naty Boom Boom», de Yerba Brava, sobre una base de cumbia peruana de los 80), confeccionado por un tal J Mastermix, y posteriormente remixado por DJ Alex. Sin embargo, por no aparecer debidamente acreditados los temas originales, el remix tuvo muchos problemas para mantenerse con vida en las plataformas digitales.
Pero lo que están haciendo los magnates del reggaetón no es nuevo. Y mucho menos ilegal. De hecho, gracias a estos rescates en forma de sample, revivieron carreras (y cuentas bancarias, claro) de músicos one hit wonder que ya habían quedado en el olvido. Lo que los anglosajones denominan win win.
La receta es simple y rápida, y el resultado es inobjetable. Un atajo que te lleva directo a la cumbre de los charts a bordo de una base rítmica bailable y melodías que ya fueron probadas, rumiadas una y mil veces por distintas generaciones y preinstaladas en el inconsciente colectivo. Nada puede salir mal.
Todo lo que pasa en el verano… debería quedarse en el verano. Esta máxima aplicada a Las Vegas encaja también para las canciones que suenan sin parar por estos meses estivales.
El título de hit del verano es lo mejor y lo peor que le puede pasar a un grupo de música: la ley de la gravedad indica que después de abril caerán al fondo de los setlists. Su naturaleza es desvanecerse cuando las playas comienzan a despoblarse inexorablemente.
Como sea, cada 365 días aparece «esa» canción que define o cierra un ciclo. Todos se acuerdan de un tema que se escuchó en determinado verano, más allá de la onda de la canción o de su calidad musical. Es un hit del verano. Condensa una vibración singular y melódica que lo termina transformando en un producto tan adherente como la arena.
Es de suponer que hay una fórmula para lograr «la» canción del verano. La lógica de una infatigable rotación radial es una de las claves. Otra resulta un poco más abstracta, porque tiene que ver con un momento social y espiritual determinado. No cualquier músico hace un hit del verano cuando se le canta. Por eso las nuevas generaciones buscaron atajos con la facilidad que otorgan el sampler y el dinero de una discográfica que cada vez apura más producción.
Lo cierto es que también «esa» canción, que en ese momento parece «eterna», suele resultar efímera y fugaz como el verano. La mayoría de los artistas que lograron solo un hit estival luego fueron condenados al invierno de sus carreras musicales. Uno de ellos hoy estaciona autos en un garaje. No hay cosa más triste que escuchar esa canción cuando llegó el otoño en la ciudad, lejos de la playa, de los encuentros casuales, de las vacaciones y en medio de la rutina.
Al ejemplo más reciente de Black Eyed Peas y J Balvin hay que sumarle a Shakira, que en su nueva colaboración con Anuel AA («Me gusta»), entona sin sonrojarse el inolvidable estribillo de «Sweat (A La La La La Long)», ese que los jamaiquinos Inner Circle lanzaron allá por 1992 y que se volvió un sinónimo de reggae.
Otro exponente fugaz del reggae es revisitado en otro hit de este verano, «Muévelo», a cargo de Nicky Jam y Daddy Yankee. Las dos potencias pioneras del reggaetón se volvieron a juntar para resignificar el inconfundible «na na na na na» de Ini Kamoze en «Here Comes the Hotstepper», aquel tema de 1994 que debe haber sonado más de una vez en los tradicionales desfiles de verano que conducían Roberto Giordano y Teté Coustarot en Punta del Este. Pero parece una obviedad aclarar que nada es para siempre, y menos los hits de verano: sépanlo.
Fuente: Clarín, Martín Sanzano